
La Guerra de Malvinas, que tuvo lugar entre abril y junio de 1982, dejó un fuerte impacto económico en Argentina. En ese sentido, el costo financiero de la campaña militar, la interrupción del comercio exterior y la inversión extranjera, afectaron al país. En ese entonces, el mismo era liderado por la Junta Militar, de la mano del presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri.
Desde Nota al Pie repasaremos los aspectos económicos de la guerra que marcó el rumbo de les argentinos y de la economía en sí. Asimismo, analizaremos cómo ello hizo crecer la deuda externa un 364%, pasando de 9.700 millones de dólares a 45.100 millones.
Una economía endeudada
Un aspecto del impacto económico de la guerra, fue la disminución de las inversiones extranjeras en el país. En ese entonces, la cartera económica era conducida por el ex ministro Roberto Alemann.
El mismo ocupó dos veces dicho cargo. La primera fue en el gobierno de Arturo Frondizi, en 1961, en reemplazo de Álvaro Alsogaray. En tanto, su segunda vez fue durante la última dictadura cívico militar, con Galtieri al mando.
Allí, desempeñó un papel importante en el manejo de la economía argentina durante el conflicto. El ministro se enfrentó a una economía con dificultades y con default. Bajo estos aspectos, se vio obligado a tomar medidas para lograr la estabilización y mantener la confianza con los inversores extranjeros.
De esta manera, implementó políticas de ajuste fiscal, reducción de la inflación y reorganización de la deuda externa. Además, impuso medidas como la reducción del gasto público, la eliminación de subsidios y la promoción de la inversión extranjera.
Por otro lado, el ministro tenía en mente un plan de desregularización, desinflación y desestatización. Llevando a cabo sólo las dos primeras, el país se vio afectado por una gran devaluación en enero de 1982.
Sin embargo, el costo a largo plazo de la Guerra de Malvinas fue significativo para la economía argentina. La guerra y las políticas económicas de la dictadura militar dejaron un legado de deuda externa, inflación, pobreza y desigualdad que afectó a la Argentina durante varias décadas.
A pesar de los esfuerzos de Roberto Alemann para estabilizar la economía durante el conflicto, las políticas económicas de la dictadura militar tuvieron consecuencias negativas a largo plazo para el país. El análisis retrospectivo de la economía argentina durante y después de la Guerra de Malvinas, sigue siendo importante para comprender la historia económica del país.
Paz, pan y trabajo
El 30 de marzo de 1982, una movilización liderada por Saúl Ubaldini, titular de la Confederación General del Trabajo de la República Argentina (CGT), se concentró al grito de “Paz, pan y trabajo, la dictadura abajo”. Con una gran concentración en Plaza de Mayo, la junta militar desplegó un operativo que culminó con 2.000 detenides.
Asimismo, producto de una gran crisis y del mando de los militares, la movilización se replicó en Rosario, Neuquén, Mar del Plata y Mendoza. En esta última se dio un caso de represión, donde policías asesinaron a José Benedicto Ortiz, un trabajador y sindicalista textil.
Les miles de trabajadores que salieron a la calle ese día repudiaron el Proceso de Reorganización Nacional. Con una deuda externa que se acrecentaba cada vez más, el desempleo y los gremios intervenidos, el pueblo se levantó ante la Junta Militar.
Números alarmantes
Con la llegada de los militares al poder, el país se endeudó y la deuda externa creció un 364%, pasando de USD 9.700 millones, en 1976, a USD 45.100 millones en 1983.
El endeudamiento creció de forma exponencial. Para los integrantes del gobierno de facto, endeudarse fue la única solución que encontraron para sacar a la Argentina de las crisis. En ese sentido, el país exportaba poco, obtenía escasos ingresos, importaba mucho y debía pagar más las importaciones.
Analizando dicha situación, este proceso no era viable y era insostenible a mediano y largo plazo. Asimismo, la toma de préstamos a organismos internacionales fue exclusivamente para pagar la salida de reservas del Banco Central.
Sin embargo, el dinero que el gobierno obtuvo se utilizó para comprar armamento y también para realizar el mundial de 1978. La deuda no tuvo tope y, creció aún más cuando el entonces funcionario del Banco Central, Domingo Felipe Cavallo, estatizó la deuda de los empresarios privados.
El conflicto bélico con Gran Bretaña, le costó a la Argentina entre USD 400 y USD 500 millones y obtuvo una deuda pública de alrededor de USD 17 millones. Entre enero y junio de 1982, el país atravesaba una devaluación de un 321%.
El FMI y la dictadura
Sin ir más lejos, Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) casi son familia. Entre 1956 y el 2020, Argentina obtuvo 21 acuerdos de Stand By y dos de Facilidades Extendidas.
Del 22 de diciembre de 1982 al 7 de enero de 1983, Argentina realizó un “giro de reserva” por USD 201 millones. El 24 de enero de 1983, se realizó un acuerdo de Stand by y un compensatorio por fluctuaciones de exportaciones acordado por USD 1500 millones.
Con la crisis de la deuda externa en 1982, el gobierno militar tuvo que solicitar apoyo del FMI. Producto de las sanciones por la violación de los derechos humanos, impuestas por la administración de James Carter, desde 1982 a 1987, Argentina debía respetar algunas condiciones.
Algunas de ellas fueron: unificar el mercado cambiario y eliminar los controles a la venta de divisas; liberar los pagos internacionales y permanecer en el sistema multilateral. Además de cláusulas referidas a la deuda externa.
Luego de la guerra de Malvinas, Argentina utilizó el tramo reserva del acuerdo que tenían vigente con el organismo internacional, pero lo usaron recién en enero de 1983. En ese entonces, el FMI otorgó dos nuevos préstamos por un total de USD 2200 millones.
En ese sentido, entre 1982 y 2001, fue un período de permanencia largo que tuvo el país con el organismo internacional. El crecimiento de la inflación y el desempleo fueron los sucesos que más marcaron al país. Esto derivó en una hiperinflación entre 1999 y 2001.