En el marco del mes de la mujer, la Comisión Nacional de Valores y el Gabinete de Géneros del Colegio de Graduados en Cooperativismo y Mutualismo (CGCYM) organizaron un conversatorio sobre el impulso a la economía popular. Bajo el nombre “Nosotras movemos la economía. Experiencias de inversiones con impacto social y perspectiva de géneros”, el evento se llevó a cabo el pasado jueves por la tarde.
El conversatorio inició con la presentación de Monica Erpen, directora de la Comisión Nacional de Valores (CNV), quien expuso sobre la importancia de generar apoyo a las economía populares, con perspectiva de género e impacto ambiental.
Ya en una entrevista durante el 2021, Erpen había asegurado que “la CNV quiere trabajar en la inclusión de los emisores no convencionales”. Allí, había explicado que buscarán potenciar el desarrollo de las finanzas “sustentables” e “impulsar la figura del inversor socialmente responsable”.
Su propuesta fue lograr que grandes inversores se interesaran en la microeconomía y la economía social a través de la compra de Obligaciones Negociables, también conocidas como bonos corporativos. Allí mencionó a las entidades de microcrédito como los que “llegan al territorio” y financian a través de tasas de intereses accesibles.
Las experiencias
En primer lugar, Erpen contó el caso de Techo. Se trata de una ONG que busca mejorar las condiciones habitacionales a través del diseño, gestión y construcción de proyectos de vivienda, acceso a servicios básicos e infraestructura comunitaria.
La directora de la CNV contó que en 2021 Techo necesitaba 18 millones de pesos para la creación de su fábrica social, la cual pudo inaugurar el año pasado. “Por ley hay un flujo que se debe invertir en PyMEs (Pequeñas y Medianas Empresas), de esta manera logramos que Techo fuera sobredemandado”, explicó.
En segundo lugar, mencionó el caso de la Asociación Civil Sumatoria. La misma, a través de la prestación de créditos de entre 3 y 50 millones de pesos, conecta a inversores con proyectos de impacto social y ambiental.
“Es importante porque con ese dinero Sumatoria sale al territorio a prestar a los pequeños productores”, relató Erpen. Asimismo, agregó: “De acuerdo al impacto social y ambiental que generan, es el interés que les cobran”.
Luego, tuvo la palabra Matias Kelly, presidente de Sumatoria. Allí, explicó que sus créditos son otorgados a empresas, organizaciones y cooperativas que tengan un impacto en la economía social y en el cuidado ambiental. Respecto a esta última, destacó que “la cooperativa, además de generar impacto, es el impacto propio”.
En relación a la situación actual de nuestro país, el representante de Sumatoria aseguro que son muches quienes quieren progresar y buscan ayuda. “Es mentira que en Argentina la gente quiere vivir de planes sociales”, afirmó.
Kelly, además, mencionó el ejemplo de una cooperativa a la que habían ayudado. Se trata de Xinca, una empresa que fabrica zapatillas a partir del caucho de neumáticos usados. El doble impacto es que el trabajo es realizado por los presos del Penal San Felipe, de Mendoza.
Por su parte, Kellý aseguró que cualquier organización que necesite dinero y vaya a utilizarlo con impacto social puede acercarse a Sumatoria. Sin embargo, también aclaró que “tienen más demanda que oferta”.
El desafío de Pro Mujer
Maria Laura Tinelli, de Pro Mujer, pudo contar su trabajo. Allí, mencionó que dicha organización hizo historia en el mercado argentino al convertirse en la primera en emitir una obligación negociable completamente enfocada en la equidad de género.
Algo destacado por Tinelli es el acompañamiento en cada caso. A diferencia de los bancos, desde la organización acompañan durante todo el proceso, porque, para ella, “el dinero solo no sirve”. Por esta razón capacitan en economía, brindan asesoramiento, y prestan servicios de salud y seguros.
Desde Pro Mujer brindan créditos individuales de hasta $1.250.000 a una sola firma. Luego, tienen otras líneas más específicas, destinadas al crecimiento, la compra de insumos, o la compra de un lugar de trabajo.
Por otro lado, Tinelli mencionó que, en su mayoría, trabajan con créditos grupales, con un mínimo de 12 personas, a las cuales se les presta hasta 12 sueldos mínimos por persona. Estos grupos suelen estar compuestos casi en su totalidad por mujeres y para Tinelli son “una manera de que estas mujeres puedan aprender a administrar el capital”.
En cuanto a la desigualdad de género actual, Tinelli mencionó que “cuanto más chiquita y más informal es una microempresa, más cara de mujer tiene, y ahí es donde está el grueso de Pro Mujer”. También mencionó la importancia de ser “conectores entre grandes inversores y pequeñas productoras, y que haya otros más”.
Por su parte, Erpen aseguró que el desafío de la Comisión Nacional de Valores es “pensar cómo una parte de los inversores podría destinarse a cubrir las necesidades de las economías populares”. Asimismo, para concluir agregó que “desde Sumatoria y ProMujer la CNV encontró la forma de ayudar a la economía social y a las mujeres”.