Se acerca un nuevo 24 de marzo: Día de la Memoria por la Verdad y Justicia. En este marco, Nota al Pie realiza un pequeño homenaje a las mujeres que fueron desaparecidas o asesinadas en la última dictadura cívico militar argentina.
Según el Informe Nacional sobre Desaparición de Personas, el 33% de les desaparecides entre 1976 y 1983 fueron mujeres. A su vez, el 10% de ellas estaban embarazadas.
Victoria Álvarez, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), explicaba en un informe la relación entre los dictadores y el cuerpo femenino. “La concepción que los perpetradores tenían de las secuestradas es que eran mujeres que se apartaban de la moral patriarcal que ellos valoraban, que creían que peligraba y que pretendían reforzar”, relataba.
Así, muchas desaparecidas en la última dictadura eran militantes de diferentes partidos políticos. Es decir que, de alguna forma, tenían un rol activo en la sociedad, más allá del mandato social de madre devota y ama de casa que en ese momento se destacaba.
Por eso, Nota al Pie recuerda a algunas personas que desaparecieron con esa premisa. En particular mujeres de la ciudad de La Plata, quienes por diversas razones tuvieron un papel destacado en la capital bonaerense.
La Plata, una zona castigada por la violencia militar
Les platenses que estudian lo sucedido en la última dictadura que sufrió el país coinciden en algo: la capital bonaerense fue una de las zonas más castigadas de Argentina en cuanto a violencia militar se refiere.
Hay un elemento que lo explica: la presencia de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Al igual que en otras localidades estudiantiles del país, muchas de las personas que desaparecieron en La Plata pertenecían a esta institución. Además, al ser la capital de la provincia de Buenos Aires, contaba con mucha presencia política.
Sin embargo, no hay un número definido de desaparecides. En los últimos años, H.I.J.O.S. Regional La Plata, junto al medio 0221 y la Prosecretaría de Derechos Humanos de la UNLP formaron el sitio web “Huellas Digitales de la Memoria”. Allí, reconstruyeron la historia de 758 casos de personas desaparecidas y/o asesinadas en los territorios de La Plata, Berisso y Ensenada.
Lo cierto es que entre les desaparecides, muchas fueron mujeres activas en la militancia platense. Y algunos de sus nombres son famosos aún hoy. Nota al Pie realiza un repaso por algunas de estas historias de vida.
Diana Teruggi
Es quizá una de las platenses más recordadas por su trágica desaparición en la última dictadura cívico-militar. Se llamaba Diana Esmeralda Teruggi y nació el 3 de diciembre de 1950 en La Plata. Cuando las Fuerzas Conjuntas del proceso atacaron su casa, tenía 25 años.
Ingresó en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación en 1970, donde se inscribió en la carrera de Letras, luego de terminar el secundario en el Liceo Víctor Mercante. Le faltaban cinco materias para recibirse. Era Ayudante Alumna en la Cátedra Literatura y Cultura Latinoamericana desde mayo de 1974, aunque su cargo fue limitado en diciembre de ese mismo año, en el marco de la intervención.
Diana militaba en la Juventud Universitaria Peronista y en Montoneros, en el área de prensa. Su esposo era Daniel Mariani, y juntes tuvieron una hija: Clara Anahí. Vivían en la calle 30 entre 56 y 57, donde funcionaba una imprenta de la organización desde fines de 1975 hasta el 24 de noviembre de 1976.
Ese día, las Fuerzas Conjuntas de la dictadura atacaron el lugar. A Diana la asesinaron junto a otros compañeros de militancia. A su hija Clara Anahí (de tres meses de edad) la secuestraron con vida. Desde entonces su abuela, Chicha Mariani (mamá de Daniel y una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo) la buscó con intensidad.
Ana Teresa Diego
Otra estudiante de la UNLP que fue desaparecida y asesinada por la dictadura. Ana Teresa Diego tenía 21 años y nació el 5 de noviembre de 1954 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Ella cursaba Astronomía y militaba en la Federación Juvenil Comunista. La secuestraron el 30 de septiembre de 1976, en las inmediaciones del Museo de Ciencias Naturales de La Plata, cuando salía de la facultad. Desde allí la llevaron a pocas cuadras, al Centro Clandestino de Detención que se ubicaba en el cuerpo de Infantería de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, en las calles 1 y 60.
A Ana la vieron en dos centros clandestinos bonaerenses: el “Pozo de Arana” y la “Brigada de Quilmes”. En mayo de 2012, el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó sus restos en una fosa común en el cementerio de Avellaneda.
El 10 de diciembre de 2011, la Unión Astronómica Internacional le puso el nombre de “Anadiego” al asteroide 11441, que se encuentra entre Marte y Júpiter. Su caso formó parte de la causa “Camps” en 1986 y “Circuito Camps” con sentencia en diciembre de 2012. En la actualidad, su expediente forma parte de otra de las investigaciones en curso por delitos de lesa humanidad en la ciudad de La Plata.
Irma Zucchi
Esta mujer no fue platense de nacimiento pero sí de corazón. Comenzó su profesión en su San Nicolás natal, como profesora de Historia y Geografía. Además, militaba en la Resistencia Peronista y fue activista sindical de UPCN.
Luego de su despido en la Revolución Libertadora, cuando Arturo Frondizi llegó al poder, Irma se reincorporó y pidió su traslado a La Plata. Allí trabajó en la Escuela Normal Nº 1, hasta que en 1974 fue designada interventora del Bachillerato de la Facultad de Artes y Medios Audiovisuales de la Universidad Nacional de La Plata.
Sus alumnes la recuerdan como una profesora especial. Un poco por lo transgresora, por cómo los hacía reflexionar sobre los procesos que vivía el país. Además, por su despreocupación a la hora de vestir a la moda y su forma de ser, alejada del recato que socialmente se atribuía a cómo debían comportarse las mujeres.
El 17 de noviembre de 1976 la secuestraron en su domicilio platense, mediante un operativo ilegal de detención y posterior desaparición forzada. Tenía 57 años. Su legajo fue reparado en el marco del Decreto n° 1199/2012 del Poder Ejecutivo Nacional y entregado a sus familiares el 17 de septiembre de 2015.
Familia Larrubia
El banco que se ubica en la calle 54 esquina 23 en La Plata tiene un recordatorio especial. Frente a la puerta de la Parroquia Rosa Mística, hay siete nombres en honor a militantes sociales que ayudaban en dicha iglesia y fueron desaparecides en la dictadura. Entre ellos, hay tres con el mismo apellido: Alicia Cabrera de Larrubia y sus hijas Nora y Susana Larrubia.
Beatriz Horrac, una de las organizadoras del homenaje, explicó a Télam: “En la parroquia hacíamos actividades recreativas, copa de leche para los niños, tareas de alfabetización en los barrios, íbamos a los asilos de ancianos”. Ella era compañera de las Larrubia y también fue detenida, pero logró sobrevivir.
Susana y Nora eran hermanas y militaban en la Juventud Peronista, ambas estudiaban medicina. Susana fue secuestrada en diciembre de 1978; Nora, en septiembre de 1980 y la madre de ambas, Alicia, en julio de 1978.
A su vez, Susana tuvo una hija de igual nombre el 23 de marzo de 1978. El 11 de diciembre de ese año, la pequeña de nueve meses de edad fue secuestrada junto con sus padres en las calles platenses. Diez días después, devolvieron a la niña a su abuelo materno con una carta de puño y letra de su madre.