Esta semana se cumplió un nuevo aniversario del asesinato de la militante y concejala feminista brasilera Marielle Franco, perpetrado en Rio de Janeiro. La edil era una reconocida defensora de los derechos de la población afrodescendiente, de las mujeres y del colectivo LGTBIQ+ en Brasil.
El 14 de marzo de 2018, luego de un acto político, fue acribillada de cuatro disparos en la cabeza. Además de ella, también fue asesinado su chofer, Anderson Gomes.
Pero la muerte de la feminista no fue un hecho azaroso. Más bien, tenía peso político: sucedió en medio del gobierno encabezado por Michel Temer y poco antes del encarcelamiento de Lula da Silva.
Además, en ese tiempo la ciudad de Río estaba intervenida por el general del Ejército, Walter Braga Netto, un hombre cercano al círculo de Jair Bolsonaro. De esta manera, el asesinato a la edil representó un adelanto de lo que llegaría a Brasil con el expresidente al mando.
El compromiso de Lula
Al cumplirse cinco años del crimen, este martes 14 el presidente de Brasil pidió un minuto de silencio para recordar a Marielle. Fue durante la reunión de Gabinete de ministros en el Palacio del Planalto y se trató de la primera vez que el Poder Ejecutivo homenajeó a la concejala.
Además, Lula ratificó la disposición del gobierno que encabeza para colaborar en la investigación que pretende determinar quiénes planificaron el asesinato. En ese sentido, en febrero pasado, el actual ministro de Justicia, Flavio Dino, informó la incorporación de la Policía Federal para que participe de las averiguaciones. “Estamos haciendo lo máximo para ayudar a esclarecer estos crímenes”, aseguró el funcionario a través de sus redes sociales.
El compromiso del mandatario brasilero con el caso de Marielle es uno de los ejes centrales en su gestión. Incluso, Anielle Franco, hermana de la concejala asesinada, fue designada como ministra de Igualdad Racial. “Me senté frente a él, me miró y dijo: ‘Sabes que estás obligada a aceptar mi invitación’”, contó en alguna oportunidad la funcionaria, respecto a la propuesta del cargo.
¿Qué se sabe hasta ahora?
Un día antes del crimen, Marielle había denunciado públicamente el accionar de la policía militar en la favela de Acari, en Rio de Janeiro. A través de sus redes sociales, la legisladora socialista se refirió al caso un joven asesinado a la salida de una iglesia y preguntó: “¿Cuántos más tendrán que morir para que termine esta guerra?”
Por el asesinato de Franco aún se encuentran detenidos dos sicarios acusados de tener vínculos con mafias parapoliciales. Se trata de los ex policías Ronnie Lessa y Elcio de Queiroz, quienes ese 14 de marzo salieron en un automóvil desde el barrio cerrado de Barra de Tijuca.
En ese mismo barrio vivía Jair Bolsonaro, por entonces diputado federal y precandidato a la presidencia de Brasil en 2018. Incluso, se sospecha que las pesquisas del caso se paralizaron cuando la policía de investigaciones encontró nexos entre la familia del expresidente y los detenidos.
No obstante, en el marco de un nuevo aniversario, desde el Instituto Marielle Franco -una organización creada por la familia de la concejala- expresaron que “no es suficiente saber quién apretó el gatillo que mató a Marielle y Anderson”. En este sentido, agregaron que “es necesario saber quién ordenó el asesinato y cuáles fueron los motivos del crimen”.
Marielle Franco, otra víctima de la política machista
Marielle Franco nació el 27 de julio de 1979 en el Complejo da Marea, una favela de casi 150 mil habitantes en el norte de Río de Janeiro. Su militancia comenzó tras la muerte de una amiga, víctima de una bala perdida durante un tiroteo que involucró a policías y traficantes de drogas en el barrio en el que vivían.
Asumió el cargo de concejala en 2016 como miembro de la coalición Cambiar es posible, formada por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y Partido Comunista de Brasil (PCB). Con más de 46 mil votos, Marielle se convirtió en la quinta candidata más votada en la ciudad capital.
Sin embargo, la cantidad de votos a la legisladora contrastan con la realidad que sufren las mujeres y disidencias que se involucran en la política brasileña. De hecho, el final de Franco fue un extremo de los ataques sistemáticos que padecen en el país vecino.
Al respecto, un estudio del Instituto Marielle Franco evidenció que más del 98% de las candidatas en las últimas municipales sufrió algún tipo de violencia política.