En el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se conmemora cada 11 de febrero, se reactivó el debate sobre los desafíos y debates pendientes respecto a la brecha de género en el sector científico.
La fecha, elegida por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), busca reconocer el rol clave que desempeñan las mujeres en la comunidad científica y la tecnología.
Según datos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), más de la mitad de las personas que investigan en la Argentina son mujeres. Sin embargo, este porcentaje disminuye a medida que avanzan en la carrera científica y en las áreas tecnológicas.
En 2022, el género femenino representaba el 54,3% de las personas que investigan dentro del organismo. Sin embargo, esa participación femenina decae durante el avance de la carrera hasta alcanzar el 26% en la categoría de Investigador Superior.
Por este motivo, el programa radial El Algoritmo Escondido, conducido por Santiago Laino, Cecilia Boto y Pablo Mercau y que es emitido en Radio Con Vos, decidió entrevistar a Valeria Edelsztein, doctora en química e investigadora del CONICET.
Respecto de las cifras que dan cuenta de la participación de las mujeres en la ciencia, la especialista afirmó que ese porcentaje no se distribuye de forma homogénea en los distintos niveles de jerarquía. “No estamos en las mesas de decisiones, no somos tantas las directoras en grupos de investigación ni estamos en la escala más alta dentro de la carrera de investigación científica. Las jerarquías están muy masculinizadas”, señaló.
La brecha de género en las disciplinas
En las disciplinas STEM (Ciencias Exactas, Tecnología, Ingenierías y Matemática), la participación femenina es del 34%. En esta línea, las mujeres se encuentran, en su mayoría, distribuidas en las Ciencias Sociales, Humanidades y Ciencias Médicas, que implican actividades de cuidado asociadas al género femenino.
Edelsztein, quien también se desempeña como docente y comunicadora científica, afirmó que “el hecho de que haya más mujeres en Ciencia se debe a que es una profesión que está muy precarizada, particularmente en América Latina, y las mujeres tendemos a recaer en profesiones que están más precarizadas como lo son la docencia y la investigación”.
Según un estudio de 2017 publicado en la revista Science, las niñas a partir de los 6 años comienzan a autopercibirse menos inteligentes que los varones. De esta forma, relacionan la inteligencia y la brillantez al género masculino.
En base a los estereotipos ligados al género, Edelsztein señaló que existe una construcción social y ciertos roles esperados que condicionan desde pequeñes. “Si desde los 6 años estamos pensando que somos menos inteligentes y capaces, después hay correlaciones a futuro”, expresó.
Matemática con perspectiva de género
Para la científica, las carreras que se perciben como las que “necesitan más inteligencia, como por ejemplo matemática o física”, son las que tienen menos presencia de mujeres.
En 2021, el Ministerio de Educación y Formación Profesional de España publicó fragmentos de un nuevo currículo de Educación Primaria, en el cual se abogaba por una enseñanza con “sentido socioemocional” y “perspectiva de género”.
Si bien se establecía la perspectiva de género en cada una de las materias, la reforma en la asignatura de matemática llamó la atención al incorporar la gestión emocional como parte de la misma. De esta forma, busca garantizar la inclusión educativa y erradicar ideas preconcebidas relacionadas al género.
Como punto principal, este cambio aplicado al calendario escolar 2022-2023 busca acortar la brecha que separa a ambos géneros al momento de elegir una carrera dentro de las denominadas “Ciencias duras”. Además, el documento resalta que el “sentido socioemocional” integra “conocimientos, destrezas y actitudes esenciales para entender las emociones”.