La llegada del “Carnicero de Milwaukee” a Netflix, apenas una semana atrás, no fue una sorpresa, pero sí un acierto total. En tan solo una semana, “Dahmer – Monster: La historia de Jeffrey Dahmer” logró convertirse en la serie con más audiencia; a la altura de producciones ya establecidas como Stranger Things.
El nuevo trabajo del afamado director Ryan Murphy, padre de criaturas como American Horror Story y Glee, junto a Ian Brennan, cuenta la historia de los asesinos seriales más sanguinarios de la historia criminal norteamericana.
Jeffray Dahmer llevó a cabo una matanza que se extendió por casi dos décadas. Con un naracción que combina el punto de vista del perpetrador con el de la víctimas, el guion profundiza en el accionar endeble de la policía y la discriminación racial. La serie ya es un éxito, y se perfila como candidata al Emmy, pero también ha cosechado críticas al ser catalogada con la etiqueta LGTB+. Asimismo, una parte de la audiencia ha cuestionado el intento de generar empatía con un criminal que producen las escenas donde se muestra su dura infancia.
Dahmer: la historia detrás del caso mediático
La controversial producción está protagonizada por Evan Peters, un actor comodín de las mayorías obras de Murphy. Pero también se lucen otros actores y actrices como Niecy Nash, en un papel clave como la vecina que durante meses denunció gritos, ruidos de sierras y el mal olor provenientes de su vecino; y quien fue ignorada por la policía. Así como Richard Jenkin en el rol de ese padre conservador destruido por la caída de su hijo en los vicios y el delito.
La serie relata fielmente la vida del asesino desde su infancia hasta su muerte. A su vez, hace un paneo general por las 17 víctimas y plasma al menos 10 casos en los que Dahmer estuvo a punto de ser detenido; pero finalmente fue puesto en libertad gracias a ser blanco y bien parecido. Esta máscara de norteamericano promedio le sirvió para esconder detrás un monstruo sediento de control y dispuesto de matar a quien haga falta para calmar su sed.
La historia de Dahmer se suma a las demás del género true crime que sobresalen en la plataforma de Netflix. Esto se debe en parte al apetito voraz del público por conocer detalles de una de las mentes más retorcidas del prontuario estadounidense. Como todos los crímenes reales, se basa en el impulso humano de entender o tal vez encontrar una justificación lógica, psicológica o anatómica en estos actos de extrema violencia.
Para seguir con esta maratón de ficción mezclada con realidad, llega al servicio de streaming la serie documental “Conversaciones con un asesino”. Esta vez, las cintas desgrabadas llevarán a la pantalla el caso de Dahmer, tal como lo hicieron con John Wayne Gacy, otro ser de la misma calaña que el hombre de Wisconsin. En estas dramatizaciones, el espectador puede acceder a declaraciones y entrevistas “en crudo” de los asesinos; ahora, le toca el turno a Dahmer.
Tony Hughes, un capítulo diferente
El sexto capítulo es uno que se diferencia de la mayoría, ya que presenta la historia de una víctima en particular, Tony Hughes. El carismático Rodney Burford se pone en la piel de este joven sordomudo que buscaba independencia de su hogar y un lugar en el mercado del modelaje. Una noche, Tony conoce de casualidad a Jeffrey Dahmer y comienzan una relación con tintes amorosos. La misma no llegó a ser formal pero representaba la primera vez que se ve al asesino bajar la guardia y tratar de sincerarse con alguien.
En este capítulo durante largos tramos el audio se interrumpe, lo que permite al espectador no sólo empatizar con Tony, sino ver y oír el mundo desde su perspectiva. Así, en esta ocasión la trama narra la historia del joven sordo en primer lugar; desde su nacimiento hasta su muerte a los 30 años, en manos de quien él consideraba su amigo. Dahmer, otra vez, no pudo contener sus impulsos, convirtiendo a la persona más cercana a él en otra más de sus víctimas.
Para la audiencia, es uno de los mejores capítulos porque se centra directamente en la persona afectada por Dahmer y en su seno íntimo, su familia. Esta línea narrativa escapa del resto de la producción que rebota a lo largo de la línea de tiempo de la infancia y la edad adulta de Jeffrey, donde abundan las atrocidades y los detalles macabros.
Un éxito inesperado sin apoyo publicitario
La serie sorprendió a los directivos de Netflix por el enorme éxito de audiencia que cosechó desde su lanzamiento, con 196,2 millones de horas vistas. Esto hace que se coloque a la altura de estrenos recientes como El Juego del Calamar o la última temporada de Bridgerton.
No obstante, la producción no ha tenido una gran campaña publicitaria y su lanzamiento fue un tanto tibio con respecto a la plataforma. Dicho esto, el posicionamiento en el top de la propuesta se debe a un público que encuentra fascinación colectiva por la psicología retorcida.
Dahmer no era un asesino más, la forma en que eligió y mató a hombres homosexuales, en particular a los de color sigue abriendo debates del tipo racial y social. Su obsesión en el tratamiento de los cuerpos al guardar cabezas decapitadas en su heladera; hervir los restos en su cocina para limpiar los huesos; blanquear los cráneos en lavandina para luego exponerlos en su habitación como adornos; entre otras prácticas que habría aprendió de niño experimentando con la taxidermia, continúan causando escalofríos.
Estas particularidades de su metodología de masacre parecen ser la razón por la que Netflix enterró la serie en su grilla. Apenas lanzó un simple tráiler cinco días antes de su lanzamiento. Pero la palabra final siempre la tiene el público, y está vez se ha hecho escuchar.