Durante los primeros meses del 2022, el fuego ardió en grandes extensiones del Iberá y otros puntos de la provincia de Corrientes. La superficie afectada fue de más de un millón de hectáreas, de las cuales unas 840.000 forman parte de los Esteros. Demostrando su gran poder de regeneración, estos ya se están recuperando.
Les especialistas hablan del poder de resiliencia que hay en estas tierras, las cuales, tras cinco meses de la catástrofe, manifiestan la magnitud que las caracterizan. La importancia de conservar estas áreas radica en que abarcan grandes humedales, donde habitan muchas especies en peligro de extinción, además de ser una reserva de agua dulce.
La recuperación tras el fuego
Respecto a la situación actual, Juan José Neiff comentó a Télam: “En diciembre del año pasado dijimos que el Iberá se iba a recuperar en seis meses, luego de las lluvias. Realmente estuvimos equivocados, porque se recuperaron a los tres meses después de las lluvias de febrero”. Neiff es Magíster en Ecología Acuática Continental, investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y especialista en el manejo de humedales.
“Los efectos de los incendios fueron sobrevaluados”, agregó. Además, sostuvo que hubo “profetas de catástrofes que llegaron a decir que el Iberá iba a desaparecer”, mientras que en realidad no es extraño para la zona que haya renacido de esa manera.
También explicó que las investigaciones comprueban que el humedal tiene una alta capacidad de resiliencia. Es decir, de recuperarse después de un evento extraordinario, como lo fueron los incendios. Indicó que esto se debe a que es un ecosistema con millones de años de evolución adaptativa, en los que se fueron seleccionando plantas y animales que son los adecuados para resistir estas situaciones extremas.
“La naturaleza tiene resiliencia, poder de recuperación. El Iberá tiene un gran poder de resiliencia ya que hoy, si mirás, hay áreas en las que ni siquiera parece que hubo fuego. O al poco tiempo, al año, ves que la vegetación cumplió su ciclo porque es toda vegetación anual, muere y nace en el año”, indicó el intendente del Parque Provincial Iberá, Walter Drews, a Télam.
Por su parte, Vicente Fraga, director provincial de Parques y Reservas de Corrientes, afirmó: “No es extraordinario, ya que los Esteros tienen recuperación rápida por su humedad y porque se trata de vegetación herbácea que se recupera rápidamente. Por lo que dentro de un tiempito estará todo como antes, o parecido”.
Las causas de los incendios en los Esteros del Iberá
Neiff participó en una investigación donde se demostró que el fuego en los Esteros puede ser una un evento normal, o un disturbio provocado por las personas. Según explicó, los incendios pueden suceder de forma natural en días de mucho calor, principalmente en los embalsados.
Durante estos climas, en los totorales se acumula metano, un gas altamente combustible. El agua de los Esteros no tiene oxígeno, por lo que al descomponerse la materia orgánica se genera este gas. Al no haber viento, queda retenido entre las totoras. Las llamas también pueden producirse por el efecto de un rayo de una tormenta.
“Siendo el fuego un fenómeno natural, tanto plantas y animales algún grado de adaptación a ese fenómeno han tenido”, agregó Neiff. Los que tienen gran capacidad de desplazamiento, como las aves y los mamíferos, migran. Mientras que otros, como los insectos, se sumergen en charcos y así sobreviven. “Cuando se reponen las condiciones naturales, reubican sus poblaciones o recuperan el tamaño”, añadió.
Respecto de la vegetación, indicó: “Desaparece de la superficie de los Esteros por un tiempo, pero cuando vienen las lluvias, a los 15 días comienza a recuperarse a partir de rizomas (tallos sumergidos) o de semillas”. Sobre el porcentaje de recuperación, aclaró que depende de múltiples factores. Por ejemplo, hay vegetación que se recupera más rápido que otras, como las herbáceas. Mientras que a los bosques les demanda más años.
¿Incendios incrementados por la forestación?
Por otro lado, Neiff desmintió que los incendios en los Esteros del Iberá fueron acrecentados por la forestación, principalmente de bosques implantados de pinos. “Cuando uno revisa las cifras de la evolución del fuego a través de las imágenes satelitales, que realizó el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en forma periódica y constante, se da cuenta que en el Iberá se quemaron 840.000 hectáreas. Y si tenemos en cuenta que el Iberá tiene 1.300.000, más del 50% de la superficie se habría quemado”, explicó.
Además, agregó: “En la misma época y por la misma fuente nos enteramos que, de las forestaciones que ocupan 550.000 hectáreas en Corrientes, se quemaron solo 32.000 hectáreas. O sea, es menos del 5% de la superficie total”.“No se puede decir sin fundamento que las forestaciones son un peligro en las épocas de incendios, porque los sistemas manejados con forestación son los únicos que tienen un contexto preventivo de los incendios como ningún otro sistema manejado en Corrientes y se hace con torres de avistamiento permanente de focos ígneos, así como con los consorcios de manejo de fuego con protocolos”, concluyó Neiff.