El proyecto “Renacer Ibera” consiste en la recuperación de la flora y fauna que fueron afectadas tras dos meses intensos de incendios en la provincia de Corrientes. Un total de 200 mil hectáreas de 750 mil que abarcan los parques nacionales y provinciales en el centro-norte de lo que es la provincia resultaron afectadas.
Debido a este panorama, el gobernador de la provincia dispuso de urgencia un fondeo de 200 millones de pesos para que el Comité Ibera comenzara con el desarrollo de reconstrucción del ambiente y la infraestructura turística. De la misma forma, designó otros doscientos millones al Centro de Conservación Aguara para la reintroducción de la fauna.
Nota al Pie se comunico con Marisi Lopez, coordinadora de Parques y Comunidades, y actualmente también del Proyecto Iberá y de la fundación Rewilding Argentina.
La especialista cuenta que el diagnóstico de los Esteros del Iberá hoy en día están en recuperación, y que a raíz del incendio ocurrido allí mismo se vieron afectados pastizales, bosques y montes.
Todo eso se va redimiendo relativamente rápido. Lo que son pastizales, tienen una posibilidad de mejorar en días con un poco de lluvia y sol, pero lo que es montes y bosques pueden llegar a tardar un poco más. “Por una cuestión de que los árboles tienen un poco más de tamaño, que lleva más años de crecimiento”, explicó Marisi López. Para esos sectores de árboles y de montes, van a trabajar con un sistema de reforestación de árboles nativas. “Pero esa reforestación tiene que ser muy bien planificada”, detalló la coordinadora del proyecto.
Es decir, hay que buscar árboles que formen la estructura del bosque; que tengan la misma genética de Corrientes y que estén en los lugares donde ya existían esos bosques. La idea es volver a tener lo que era el Iberá, ya que justamente esos árboles eran refugios de cientos de animales.
También agregó que, si esta catástrofe ambiental hubiese sucedido hace 20 años, la naturaleza no lo podría haber soportado: “Seguramente le habría costado mucho recuperarse; porque teníamos un ecosistema más frágil, más incompleto”. Después de haber trabajado veinte años en la reintroducción de las especies, el ecosistema está casi completo y mucho más funcional.
Es por eso que está más fortalecido y es más fácil de recuperar. Por ejemplo, el hecho de que el guacamayo esté libre y que haya muitues, hacen que al ser aves que son dispersoras de semillas, sean por lo tanto regeneradoras de bosques. Estas aves se alimentan de frutos nativos y vuelan dispersando las semillas en otros lugares, haciendo que ahí vuelvan a crecer de esos árboles.
Especies extintas y recuperadas
El guacamayo rojo, el muitu, el yaguareté y el oso hormiguero eran especies extintas del Iberá hacía muchos años, y algunas de ellas en todo el país. El guacamayo dejó de estar en la Argentina por más de 150 años. Corrientes logró ser la primera provincia en tener de nuevo a esta ave, y que es además un regenerador de bosques muy importante.
Cuántos animales hay dañados por el fuego, no se puede saber con exactitud. Sin embargo, lo que sí se puede saber son las especies: yacarés; carpinchos; algunos guazunchos; y reptiles también, como iguanas; y algunas mulitas. López explicó: “Lo que sí vimos, es que las especies que estaban en proceso de rewilding, que estaban extintas y en proceso de vuelta, no sufrieron pérdidas”.
Casi todos los animales que se estaban volviendo a liberar tienen un collar que permite hacer un monitoreo para saber dónde están. Eso se les colocó incluso antes de que ocurriera el incendio. El collar que emite una señal y permite además saber si se alimentan o si tienen refugio, por ejemplo. “Entonces, de esa manera nosotros pudimos saber que ocho de los yaguaretés libres están con vida. Los guacamayos pudieron volar a un monte cercano y encontrar refugio. Sí tuvimos que hacer un trabajo más activo con los pichones de guacamayo, que todavía no estaban volando por su cuenta. Entonces, ahí el equipo tuvo que entrar a buscarlos a los nidos, sacarlos y llevarlos a un centro de recuperación de rescate vida silvestre hasta que estén en condiciones de volver al Iberá”, detalló al respecto la coordinadora.
También aclaró que toda la fauna y flora es recuperable. Algunas recuperaciones van a ser más rápidas y de manera natural. Otras, van a ser más lentas, teniendo un poco de ayuda como la reforestación de nativas.
Acciones que se necesitan para la estabilidad ecológica
Para mejorar la situación, se deben levantar alambrados que se quemaron producto del fuego. También es necesario volver a alambrar los límites del parque Iberá, porque la poca comida y agua que hay dentro de ese mismo parque tiene que ser para los animales de la fauna nativa. Al no haber alambrados, pueden cruzarse ganado vacuno de vecinos que compitan con la fauna autóctona.
Es por eso que hay que cerrar esos límites y preservar ese pasto que está empezando a resurgir. “Ya tuvieron bastante daño con los incendios y no podemos agregarle la competencia por el alimento y el agua”, comentó López. Hay que fortalecer también todo lo que tenga que ver con el rewilding. Seguir trayendo las especies que son clave y que ayudan con el sistema ecológico regenerando restos de ambientes, y controlando al resto de las especies. Por ejemplo, el yaguareté. Tiene, como deber de depredador, el poder de controlar las especies. Si no existiera este reptil, nos enfrentaríamos al problema de la sobrepoblación.
Sistema de rastreo en los animales
A cada animal que se trae de vuelta a la reserva, se le coloca un rastreador. Por ejemplo, al yaguareté se le coloca un collar en el cuello; a los osos hormigueros, un arnés que va a través de la panza; y a los guacamayos, un anillito en la pata.
La idea de este sistema es que los animales transmitan una señal que permita conocer sus movimientos. Algunos emiten una señal por GPS, otros de VHF. Con la antena de VHF se pueden acercar y ubicar a estos animales en el campo.