Tras mantener una conversación telefónica con el presidente argentino, Joe Biden lo convocó a una reunión bilateral que se realizará el próximo 25 de julio en Washington.
En ese sentido, algunos de los temas que forman parte de la agenda conjunta que Estados Unidos pretende trabajar con Argentina son; cambio climático, cooperación financiera, energías renovables, innovación tecnológica, derechos humanos y producción agro-alimentaria. No obstante, la confirmación de su participación en la IX Cumbre de las Américas; a realizarse el próximo 8 y 9 de julio en Los Ángeles, fue el factor que desencadenó la propuesta.
Reunión bilateral
El miércoles pasado el presidente Biden mantuvo una comunicación telefónica con Alberto Fernández en la que le propuso realizar la primera reunión bilateral desde que asumieron ambos mandatarios. El diálogo duró cerca de 25 minutos y tuvo como objetivo poner en común diferentes problemáticas relacionadas a la inseguridad alimentaria; la transición energética, las nuevas cadenas regionales de valor y el cambio tecnológico con inclusión social. Con el propósito de consolidar la paz global; la conversación puso de relieve la potencialidad del vínculo bilateral y la necesidad de establecer un rumbo para América Latina y el Caribe.
En relación a la seguridad alimentaria, el presidente argentino citó las palabras del Papa Francisco; que el día anterior planteó: “El bloqueo de la exportación de trigo desde Ucrania pone en peligro la vida de millones de personas”, comprometiendo el derecho humano universal a la alimentación.
Por su parte, el católico Biden lo ratificó y reconoció el liderazgo de Francisco, con quien mantiene un buen trato; a contramano de la conflictiva relación que el Sumo Pontífice tuvo con Donald Trump. La última vez que habían dialogado ambos mandatarios fue en el marco de los saludos protocolares en la Cumbre de Líderes del G20, en octubre del año pasado.
Cumbre de las Américas
La posible ausencia de Argentina en la IX Cumbre de las Américas, siendo el presidente de la CELAC, era un problema mayúsculo para la administración estadounidense. La cumbre ya había comenzado a deslegitimar con el anuncio de México de ausentarse producto de la arbitraria exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua. En esa misma línea, el presidente argentino se reunió la semana pasada con el consejero de la cumbre, Christopher Dodd, a quien le reprochó dicha iniciativa.
“La posición de Argentina es clara. Argentina, ejerciendo la presidencia ‘pro tempore’ de la CELAC, viene marcando la necesidad de una cumbre sin exclusiones”, dijo el canciller Santiago Cafiero con su par mexicano, Marcelo Ebrard, en una reunión. Sin embargo, en coordinación con el presidente López Obrador, Fernández definió estar presente, sumando también el apoyo de Nicolás Maduro.
Juan González, el director del Consejo de Seguridad Nacional para el Hemisferio Occidental, confesó haber oído los reclamos de los países pertenecientes a la CELAC y reconoció tener conversaciones respetuosas con México, quien había adelantado su ausencia.
En tanto, el presidente argentino aprovechará la instancia de la Cumbre para dar un discurso crítico cuestionando las exclusiones arbitrarias; exponiendo la incapacidad estadounidense de reunir al conjunto de los actores en una instancia regional.
Argentina líder regional
Con la presidencia pro témpore de la CELAC, Argentina consolida su rol de conducción regional y natural interlocutor de Estados Unidos sobre los asuntos de América Latina y el Caribe. Sin embargo, los altos grados de coordinación geopolítica entre el gobierno nacional, China y Rusia alertan a la administración de la Casa Blanca, que es testigo de la pérdida de hegemonía en su “patio trasero”.
El ascenso del multipolarismo como esquema de poder internacional es proporcional al descenso estratégico del unipolarismo, expresado por Estados Unidos y Gran Bretaña. En ese intersticio se encuentra la oportunidad de los pueblos del sur global de acoplarse al bloque multipolar sin perder diálogo con el país norteamericano; que aún así conserva una enorme influencia económica, militar y diplomática en el hemisferio occidental.
En ese sentido, la cada vez más aceitada conversación entre López Obrador y Alberto Fernández preocupa a Biden. Consciente del riesgo que representa para su plan geopolítico una eventual alianza (México, Argentina, Brasil), Estados Unidos fortalece, a través de estrategias como la próxima reunión bilateral, los canales de diálogo con AMLO y Fernández, reconociendo que no tiene la capacidad de subordinarlos pero que tampoco puede ceder la iniciativa. Esto explica, por ejemplo, el abandono de la propuesta de una reunión de la CELAC paralela a la Cumbre; desactivada por México y desmentida por el propio gobierno argentino.
La inminente victoria de Lula Da Silva en Brasil a fin del corriente año y la situación electoral en Colombia arrinconan al gigante norteamericana; que cada vez tiene menos espacios para abroquelarse y organizar una contraofensiva. La integración multipolar latinoamericana comienza a ser una realidad concreta y el desafío estadounidense de recuperar la conducción estratégica va reduciéndose.