En el día de hoy, el represor Miguel Osvaldo Etchecolatz junto a una decena de civiles, militares y policías retirados fueron procesados por perseguir, secuestrar, torturar y abusar de personas travestis y trans durante la última Dictadura Cívico Militar.
La decisión tomada por el juez federal de La Plata, Ernesto Kreplak se da en medio de una serie de procesamientos que investigan los delitos del terrorismo de Estado, sucedidos en centros clandestinos que funcionaron en el sur y sureste del conurbano bonaerense.
Es la primera vez que estos crímenes contra personas trans y travestis son tenidos en cuenta dentro del accionar del terrorismo de Estado. Se espera que estos hechos se traten en el juicio que se desarrolla sobre las violaciones a los DDHH en el Pozo de Banfield, el Pozo de Quilmes y El infierno.
El juez Kreplak responsabilizó, con distintos grados de participación, a Miguel Osvaldo Etchecolatz, Jaime Smart, Jorge Antonio Bergés, Roberto Balmaceda, Alberto Candioti, Carlos María Romero Pavón, Juan Miguel Wolk, Héctor Di Pasquale y Luis Horacio Castillo.
Nota al Pie dialogó con Mariposa de Fuego (G. A. L.), referente del Movimiento Travesti Trans e integrante de Las Mariposas AUGe.
El rol clave de los relatos en la reconstrucción del caso
Las resoluciones que tomó el juez acompañan a un trabajo de investigación en el que participan varios actores: la Fiscalía Federal, las querellas que representan a sobrevivientes, familiares de víctimas, el Estado y personal del Juzgado de Instrucción Federal N° 3 de La Plata. Este último se encargó de completar el mapa de violaciones a los DDHH que tuvieron lugar en esos tres centros clandestinos.
Ana Oberlin, auxiliar fiscal, fue quien encabezó un trabajo que logró hallar a las siete víctimas para que presenten su testimonio en el expediente que hoy las considera víctimas de delitos de lesa humanidad.
Previamente, esta causa consideraba solo a una persona de la comunidad travesti trans, Valeria del Mar Ramírez, en la lista de víctimas querellantes que llegaron a juicio.
Una de las víctimas relató que al llegar al centro clandestino las “tiraron como animales, con hambre, frío, maltrato, corte de pelo, violadas, tratadas malísimamente”. No obstante, el juzgado de Kreplak reconoció que las víctimas fueron secuestradas en situación de prostitución, golpeadas y trasladadas al centro clandestino en cuestión.
El procesamiento como mensaje de justicia
Según consideró Kreplak, el hostigamiento constante y criminalización estructural sufrido por las disidencias sexo-genéricas “alcanzó niveles de intensidad y sistematicidad mayores en la época” de la última dictadura.
Por su parte, Orbelin destacó que este procesamiento “puede servir de mensaje para quienes no prestaron testimonio todavía, para que vean que hay una respuesta de parte de la justicia”.
En ese sentido, subrayó que muchas personas del colectivo travesti trans descreen de la justicia por ser “una de las instituciones que las violentó y las continúan violentando”.
“Reconocer es reparar”
“Creo que lo que marca este procesamiento es algo histórico para nuestra comunidad”, señaló Mariposa de Fuego (G. A. L.), integrante del colectivo Mariposas AUGe.
“Fue un merecido reconocimiento de justicia”, apuntó la referente. En tanto, aclaró que “el colectivo aún sigue siendo bastardeado y vulnerado” en materia judicial.
Tanto en América Latina como en el mundo, en materia de derechos, “Argentina es vanguardista”, destacó la activista.
Asimismo, Mariposa de Fuego (G. A. L) recordó que la esperanza de vida para una persona trans o travesti es de 35 años promedio. De modo que, no suelen contemplarse las situaciones de vulnerabilidad que atraviesan las personas de la comunidad.
“Se están empezando a reconocer todos los actos de violencia que se ejercieron contra nuestra comunidad”, destacó la referente.
Por último, señaló que hace tiempo que desde el colectivo militan el número de 30.400 para visibilizar a les compañeres desaparecides. “Reconocer es reparar”, concluyó.