Los primeros incendios comenzaron a principios de enero, desde entonces se expandieron hasta abarcar alrededor del 10% de la provincia. Esto equivale a cerca de un millón de hectáreas, siendo Ituzaingó y Santo Tomé los municipios más afectados.
Dentro del Parque Nacional Iberá, hay 62.000 hectáreas afectadas, que corresponden al 40% de su superficie, un sitio fundamental para la conservación de la biodiversidad. Si bien hay pérdidas irreparables, la vida ya comenzó a renacer de entre las cenizas, y los primeros brotes ya se pueden ver entre la vegetación quemada.
En las últimas semanas, los focos se extendieron con mayor rapidez. Les brigadistas y bomberes dieron pelea sin tregua a un fuego voraz. La sequía de los últimos dos años y medio provocó que lagunas y bañados se sequen, por lo que el fuego no se ve pero corre por debajo de la tierra.
Allí aún continúan focos activos muy importantes, que complican el accionar de les profesionales. Si bien algunos se apagaron con las lluvias, las altas temperaturas por encima de los 40° y la falta de humedad hizo que vuelvan a resurgir. El pico máximo de focos fue de 2.500, de los que hoy quedan 18 que están contenidos, según especificaron desde Defensa Civil.
El alivio tras las lluvias
En el reporte publicado en el día de la fecha por el Sistema Nacional de Manejo del Fuego (SNMF), los incendios en los departamentos de Curuzú Cuatiá II, Loreto, Ituzaingó I, Lavalle, Virasoro y Caá Catí fueron extinguidos. Por su parte, los focos en Alvear II, Curuzú Cuatiá I, Santo Tomé II e Ituzaingó II están controlados, mientras que, en Alvear I, Concepción, San Miguel y Carlos Pellegrini se encuentran contenidos. Los que permanecen activos son los producidos en Corrientes y Santo Tomé.
Desde el SNMF, anunciaron que el efecto de las precipitaciones hizo que el fuego se redujera en un 80%. Aunque esto no quiere decir que los incendios estén apagados ya que hay que vigilarlos, controlarlos, sobrevolar y ver cómo siguen.
Muches brigadistas y bomberes ya están regresando a sus provincias. El subdirector de Defensa Civil, Bruno Lovinson, informó a Télam que de les 3500 brigadistas, bomberes e integrantes de otras fuerzas que participaron en el control del fuego, hoy quedan unos 400. Aclaró además que en los peores momentos de la catástrofe llegaron a haber más de 5000 personas combatiendo contra las llamas.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) emitió una alerta amarilla para varias localidades correntinas por tormentas fuertes. Estas incluyen Concepción, Curuzú Cuatiá, Mercedes, San Roque y Sauce y la posibilidad de lluvias intensas en Esquina, Goya, Monte Caseros y Paso de los Libres. En esta tarde de lunes ya empezó a llover en algunos lugares del interior de la provincia. Usuarios de Twitter mostraron cómo de repente se hizo de noche y todo se cubrió de un gran humo de cenizas.
Focos aún activos
Jorge Heider, director de Planificación y Prevención del SNMF, aseguró a Infobae que “la lluvia aportó muchísimo para parar los fuegos de la zona sur y este de Corrientes. Nos queda complicada la zona de Caá Catí, Loreto, San Miguel, Palmar Grande, Caimán, Santa Rosa y Socorro”. Esa zona es la que tuvo menos precipitaciones, por lo que los fuegos siguen activos y van a tener mayor actividad en los próximos dos días.
“Es la parte más conflictiva. Alrededor hubo mayor precipitación. Hubo un patrón, no sabemos qué pasó, pero se generó un hueco y todos los modelos de pronósticos erraron, esperamos que desde el martes cambie un poquito”, agregó.
Loviston explicó también que uno de los focos permanece activo desde hace 4 días en cercanías al Paraje Galarza. Al estar en zona de esteros «es difícil de controlar porque está sobre bañados y es muy difícil el acceso”, agregó. Ante el pronóstico de lluvias, aclaró que se necesitan por lo menos 100 mm de lluvia para frenar los incendios.
Iberá continúa en peligro
Dentro del Parque Nacional Iberá, continúan incendios en San Ignacio, San Alonso, San Nicolás y Rincón del Socorro. También hay focos en el Parque Nacional Mburucuyá y en Palmar Grande. Allí, brigadistas de los ejércitos argentino y boliviano, Bomberos Forestales de la Policía Federal como así también de Parques Nacionales y del SNMF continúan trabajando.
Daniel Rodano, intendente del Parque Nacional Iberá, afirmó que la lluvia trajo un poco de tranquilidad a la zona de San Alonso. La importancia de este lugar radica en que es el sitio elegido por la Fundación Rewilding Argentina para reintroducir al yaguareté y a la nutria gigante, especies ya extinguidas en la zona. Los ejemplares que se encontraban en corrales de presuelta debieron ser trasladados ante el avance del fuego. En varios sectores del Parque Iberá el fuego arrasó con corrales, infraestructura y alambrados, que deberán ser repuestos cuanto antes.