Martín Paladino y Edgardo Kevorkian son amigos hace varios años y además de su pasión por la música, comparten el gusto por los cafés de barrio. No son sommeliers de café ni críticos gastronómicos, simplemente los une el placer de sentarse a compartir una mesa de bar. Llevan recorridos unos 30 en la Ciudad de Buenos Aires, lo que reflejaron en La Ruta del Café con Leche, una guía azarosa de bares poco notables disponible en Instagram.
En tiempos donde abundan la variedad y los sabores exóticos de café, esta guía busca reivindicar al viejo bar de barrio, aquel que forjó amistades, amores y proyectos. La ruta es imaginaria, trazada casi por el azar, y recorre gran parte de la identidad cultural y la bohemia de la ciudad. Es mucho más que hablar de una taza de café con leche, es sumergirse en historias de vida y en un registro fotográfico documental con el foco puesto en la singularidad de cada lugar.
Además, durante la cuarentena, grabaron el documental “Bares de Esquina de Barrios Perdidos” a partir de la pregunta: “¿Qué pasa si los bares de barrio no vuelven a abrir?” Con la participación de más de 10 artistas, muestran a los cafés de esquina como un espacio de vínculos, de creación y de amistad.
Martín Paladino es baterista, periodista, y trabaja en comunicación hace más de 20 años; en tanto que Edgardo Kevorkian es fotógrafo y diseñador gráfico. Desde hace 15 años se especializa en la fotografía de músiques, acompañándoles en conciertos, giras y grabaciones. En una charla con Nota al Pie, agregaron una silla a la mesa de sus bares preferidos para compartir su pasión por aquellos lugares con un estilo tan único como la magia que los envuelve.
“La Ruta del Café con Leche”
Hace algunos años, mientras charlaban sobre bares y pizzerías, Paladino y Kevorkian tuvieron la idea de escribir un libro sobre los bares de esquina. Aquellos que resisten el paso del tiempo; que guardan miles de historias entre sus paredes; que son lugar de encuentro y, por qué no, también de soledad.
“La idea empezó con un libro y después fue mutando. Hicimos un Instagram llamado ‘La Ruta del Café con Leche’, que tuvo mucha vida”, contó Paladino; y agregó: “El bar es un lugar que tenemos donde nos cruzamos siempre. Somos fanáticos del café, del café con leche, del cortado, frío, caliente, en todos sus formatos, ir es algo natural para nosotros”.
Por su parte, Kevorkian se considera un cliente asiduo no sólo de un bar en particular sino en general de los lugares de ese estilo. “No se trata de un fanatismo en sí por el café con leche; sino una combinación del café con leche en estos bares que tanto nos gustan”, añadió.
La idea de La Ruta del Café con Leche no es tener una mirada nostálgica sobre esos lugares sino al revés: se parte desde el punto de vista de les clientes. “Cada uno de nosotros tiene, en distintos barrios, sus bares a los que vamos y disfrutamos estar en esos lugares”, expresó Paladino.
El encanto de los bares poco notables
“Cada bar es único y cada persona que los visita tiene una experiencia distinta. Lo que para vos puede representarte sentarte en un bar de tu barrio para mi es otra cosa y eso es lo que lo hace muy personal”, comentó Paladino. Además, agregó que una de las características de estos lugares es la “extraña” sensación de comodidad “con un montón de ruido, con un montón de gente extraña, que quizás en otros ámbitos no te sentirías así, pero eso es lo que los hace únicos. Para cada persona su bar es único, su bar es su bar”.
Quienes frecuentan estos bares suelen ser vecines del barrio; y, aunque se cataloga como habitué a las personas grandes, Paladino aseguró: “Está lleno de gente de todas las edades, hay gente hablando de fútbol, de política, usándolo de oficina. Esa interacción es genial”.
Entre les clientes hay lectores de diarios o libros, así como gente que va a escribir. “Buscan tranquilidad, como si no pasara el tiempo. Es muy común encontrarse con esas postales”, acotó Kevorkian.
Además, para él lo que hace únicos a estos lugares es que “no buscan seguir una tendencia o un diseño del local. Tienen su estilo y lo mantienen, a nosotros nos gusta eso”. Sin dudas esto los diferencia de las grandes cadenas de café, donde todo está más estandarizado.
“Estos bares lo que tienen de rico es esa identidad propia que los marca. Hay mucha conexión con el barrio, por lo general con alguna cuestión que tiene que ver con el deporte, la vida cultural o artística de la zona. Se despegan del resto por esta identidad propia”, expresó el fotógrafo.
Si bien estos dos amigos llevan recorridos unos 30 bares, no establecieron un ranking porque para ellos todos tienen alguna particularidad. “El clásico sanguche de crudo y queso en pan negro nos gusta el que preparan en tal bar, pero las medialunas nos gustan las de otro. Algunos conservan mesas de billar y desde ya, los sanguches de crudo y queso, o de salame”, ejemplificó Kevorkian.
Por otra parte, la decoración de estos bares es muy variada, desde banderines de fútbol hasta murgas; recortes de diario, cantantes de tango o de otros géneros que han pasado por ahí, o que han filmado películas.
Bares en cuarentena
Durante el 2020, muchos bares tuvieron que cerrar sus puertas. “Hablé con varios dueños de bares que conozco y la pandemia los aniquiló bastante. Algunos se readaptaron, se dieron cuenta que podían encararlo desde otro lado y pudieron subsistir gracias a eso. Otros gracias a los ahorros que tenían, algunos empezaron a abrir de noche con delivery de comida”, explicó Paladino.
Cuando las medidas sanitarias comenzaron a flexibilizarse, los bares podían atender sólo en las mesas ubicadas en la vereda. Para Paladino, esto fue algo muy valioso porque “se resignificaron las veredas y el espacio público, eso es algo lindo que pasó. El adentro de los bares ya lo conocemos, pero estar afuera es algo lindo también”.
Bares de Esquina de Barrios Perdidos: el documental
“Casi como en un cuento de ciencia ficción, una nueva normalidad empujó a miles de personas a abandonar el café de la esquina, ese espacio que daba refugio a tanta compañía y a tanta soledad”, relata el documental “Bares de Esquina de Barrios Perdidos”. Allí aclaran que un departamento en Madrid, en Río de Janeiro o en Buenos Aires pueden ser iguales, pero lo que diferencia a una ciudad de otra son sus espacios comunes.
“No hay un bar que se parezca a otro. La Ruta del Café con Leche, trazada de forma imaginaria y casi por el azar, nos lleva a recorrer historias mínimas que cuentan la identidad de una ciudad a través de sus protagonistas”, continúa el documental.
Paladino comentó que el audiovisual surgió en medio del encierro más grande de la cuarentena, allá por junio y julio de 2020. “Nos preguntamos: ¿Qué pasa si los bares no vuelven a abrir nunca más? Si la vida no vuelve a ser como era, ¿Qué pasa con esos bares?”, explicó. La idea era, sin caer en la nostalgia, mostrar al bar como un espacio de creación.
Por eso lo encararon desde el lado artístico y buscaron testimonios de personas que tuvieran experiencias de bares para contar. Participan Reynaldo Sietecase, Tute, Narda Lepes, Soledad Villamil, Pedro Saborido, Ernestina Pais, Manuel Moretti, Diego Frenkel, Antonio Birabent, Humphrey Inzillo, Daniel Pipi Piazzolla, Hernán Cucuza Castiello y Enrique Spinelli.
Las historias detrás de una simple (y profunda) taza de café con leche llenan a diario los bares de cada ciudad. Recorrerlos, conocer a sus dueñes y a quienes tienen la tarea de servir, es reivindicar la esencia de vivir en comunidad. La Legislatura porteña no los habrá declarado como notables, pero sí lo son para les miles de clientes que encuentran, en sus mesas, lo más parecido a un hogar.