Todos tenemos un muerto en el placard o un hijo en el closet, es el viaje de regreso de un chico desde la Ciudad de Buenos Aires a su casa natal en Villa Mercedes, San Luis. Su estreno nacional fue en el mes de agosto en Argentina, pero ya ha recorrido un circuito de Cine Queer en doce festivales internacionales. Esta semana continúa en cartel en el Cine Gaumont del barrio de Congreso. También se lla puede ver de manera streaming por CineAr. Pese a tener un inicio con puntos en común con el cine gay, como la aceptación en la familia, el eje muta rápidamente a los conflictos personales de cada une que la constituye.
Sinopsis
Manuel se despide de su novio que se va a vivir al exterior. Sus ganas de acompañarlo en el viaje despiertan su vuelta a la casa de sus padres. Pero lo que comienza como un regreso para pedir dinero y potenciar su libertad, se torna en desconcierto cuando su pareja lo deja por Skype. Los personajes son muy naturales y de pronta empatía. Una madre con doble discurso, compinche con su hijo pero negadora de su orientación sexual.
Una hermana adolescente liberal y un hermano menor muy reservado. Además, un padre que escapa de los problemas familiares refugiándose en el trabajo, en una fábrica de pasta. Pero todo se complica más con la llegada del hijo preferido, un futuro prometedor del hijo deportista de la familia. Quien además embarazó a una vecina, responsabilidad a la que escapa y queda en manos de sus padres.
La película tiene un guión que quizá parece pecar de ser costumbrista y superficial al principio pero encierra verdades. Como la hipocresía de simular la aceptación en general en sociedad, la importancia de la mirada de los demás o la necesidad de mantener tradicionales mandatos. Un solvente elenco donde sobresale su protagonista Facundo Gambandé, quien va ganando credibilidad en su personaje minuto a minuto en el film.
Muy bien acompañado por María Fernanda Callejón como su emocional madre, y Diego De Paula en el rol de conciliador padre. Además de Antonella Ferrari, como su hermana que suma espontaneidad y frescura. Completan el grupo actoral, Mateo Giuliani, Pablo Valdés, Norma Argentina, Ramiro Delgado, Lucas Ferraro, Ricardo Galli, Mónica Díaz y Abril Beltrán.
Un guión personal
Nicolás Teté, licenciado en dirección cinematográfica, es el creador de este singular guión, que le llevó casi diez años terminar. No es una biografía pero es bastante autorreferencial. La película fue filmada en gran parte en su provincia San Luis, y en su trama se reflejan varias coincidencias con la vida del director. Hasta usó su casa tradicional familiar como locación. El personaje principal es al igual que él, fan de Natalia Oreiro. En la película por contadas escenas, se vislumbra que el director conoce en realidad la historia de la cantante. Teté fue fanático de chico, y hasta armo un pseudo fan club de la artista.
Un guión sostenido en la cultura popular, que por momentos deja espacio a los silencios, y donde con pequeños gestos se expresa más que en palabras. Como se ve en su título habla de la salida del closet, y un largo camino de igualdades que falta en realidad transitar en la sociedad actual. Pero también de las miserias y secretos que encierra una familia. Y la importancia de mantener frente a todo la unión en ella.