Azahara Nieto: “No necesitamos pesarnos para saber cómo estamos. Es necesario escucharnos más y vigilarnos menos”

La autora del libro “La Culpa Engorda” enfatiza en la necesidad de sanar nuestra relación con la comida. Nota al Pie dialogó con la nutricionista española para profundizar en esta cuestión.
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Azahara Nieto es nutricionista y autora del libro “La Culpa Engorda”, un manual para reconciliar la forma de alimentarnos con nuestro cuerpo. Crédito: Azahara Nieto.

Azahara Nieto es nutricionista española, graduada en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), máster en Trastornos de la Conducta Alimentaria (Universidad Europea de Madrid), y especializada en alimentación vegetariana y vegana. Además, es fundadora de la consulta online “Se come como se vive”.  Trabaja con sus pacientes mediante un enfoque personalizado y basado en la salud general, en lugar de hacerlo en el peso. 

La experta en alimentación escribió La Culpa Engorda, publicado por Editorial B, donde enseña cómo sanar la relación de la comida con el cuerpo y la mente. En su libro, Azahara invita a desmontar los mitos de la cultura de dieta, esbozando un enfoque profundamente humano que acerca a los lectores a una nutrición que va más allá del recuento de calorías o de los estrictos planes de alimentación para lograr la delgadez.

Azahara Nieto y una charla sin culpa

Nota al Pie entrevistó a la nutricionista, quien además escribe artículos para El País sobre alimentación y salud. 

¿Por qué algunas personas crecen con la necesidad de hacer dieta y dándole tanta importancia a la delgadez?

No suele haber un mandato explícito de “tienes que hacer dieta”, pero sí aprendemos que controlando la comida y el ejercicio podemos acercarnos a ese “cuerpo ideal” que marcan los cánones estéticos. Desde niñas empezamos a recibir comentarios sobre las partes de nuestro cuerpo que “habría que mejorar”. Eso nos hace crecer con la sensación de que siempre somos insuficientes.

Su libro es un estímulo para mejorar la relación con el cuerpo y la comida. ¿Cómo surgió la idea de escribirlo?

Nació a raíz de mis más de 15 años trabajando en consulta, también con personas con trastornos de la conducta alimentaria. Empecé enfocándome en la pérdida de peso, pero pronto vi un patrón: mujeres con una relación muy complicada con la comida y con su cuerpo, con mucha culpa, mucha vergüenza y una sensación constante de estar fallando. Comprendí que no tenía sentido seguir reforzando ese malestar desde un enfoque peso-centrista. No quise seguir fomentando esto desde mi práctica profesional, ni contribuir a la presión estética que sufrimos las mujeres. 

El problema no es solo lo que comemos, sino cómo nos enseñaron a relacionarnos con la comida, el miedo, las reglas, la idea de que nuestro valor depende del cuerpo. Por eso también me interesa tanto el lenguaje que hay alrededor de la alimentación; cómo hablamos de portarnos bien, de pecar, de compensar y de qué manera ese lenguaje condiciona profundamente nuestras emociones y decisiones.

Con todo esto, tenía claro que no quería escribir sobre “otra dieta más”, sino un libro que sirviera como un estímulo para sanar la relación con la comida y con el cuerpo. También desmontar mitos y ofrecer una forma más amable, realista, humana de entender la alimentación.

La cultura de dieta no sirve

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La cultura de dietas encamina a generar culpabilidad cada vez que se ingiere un postre o cosas que resultan prohibidas. Crédito: Istockphoto.

¿Por qué algunos nutricionistas siguen poniendo énfasis en llegar al peso ideal?

El peso ideal es más un producto cultural que un concepto científico. Es un término creado por la industria de las dietas que se apoya en el punto medio de las tablas del IMC (Índice de masa corporal), un parámetro que es válido a nivel poblacional, pero no individual porque solo tienen en cuenta peso y estatura. No considera la edad, el sexo, composición corporal, la genética ni el contexto de cada persona. Por eso el IMC es un parámetro cada vez más cuestionado y bastante obsoleto.

No hay un único peso que garantice salud para todo el mundo. De hecho, el mejor indicador es el peso natural, ese rango en el que tu cuerpo se mantiene de manera estable llevando una vida sana sin tener que estar vigilando, controlando y restringiendo constantemente. 

¿Es adecuado pesarse semanalmente o todos los días?

No lo es, ni diaria ni semanalmente, porque el peso corporal fluctúa de manera natural de un día para otro por motivos tan simples como la hidratación, el ciclo menstrual, la digestión o el estrés. Esas variaciones no reflejan cambios reales en la salud, pero sí pueden generar mucha ansiedad y, sobre todo, modificar la conducta alimentaria. Lo que veo en consulta es que cuando alguien se pesa y ve un número más alto suele activar la restricción de hoy como menos o al contrario, como no ve el progreso que espera, entra en un ciclo de descontrol o de castigo. 

La realidad es que hay muchos otros indicadores más útiles para evaluar: cómo estamos con la energía, la calidad del descanso, nuestras digestiones, cómo nos sentimos física y emocionalmente. No necesitamos una balanza para saber cómo estamos; necesitamos escucharnos más y vigilarnos menos.

En Argentina existe el reality “Cuestión de Peso”, donde se pone a prueba a los participantes, los someten a dieta y tentaciones de comidas. ¿Cuál es su opinión?

En España hubo un programa similar y me parece tristísimo que quienes ya están sufriendo discriminación y violencia tengan que someterse a dietas restrictivas para “cambiar su cuerpo”, con todos los riesgos que eso implica. Además, se les expone a comida como tentación, como si el problema fuera su fuerza de voluntad, reforzando estereotipos y sesgos de peso.

En lugar de educar a la sociedad para que deje de discriminar a las personas por su tamaño, estos programas se centran en culpar al individuo, jugando con la vergüenza y el control. Me parece vergonzoso y refleja, más que nada, la crueldad de la sociedad en la que vivimos. Es como si en vez de educar a la sociedad para que deje de ser racista, pedimos al resto de razas que se hagan blancos para no incomodar.

El tema de la menopausia cada vez se habla más, pero hay influencers que empezaron a divulgar métodos y conceptos muy estrictos para que las mujeres en esta etapa de cambios hormonales bajen de peso a cualquier precio…

A mí me alegra que la menopausia deje de ser un tabú, porque creo que muchas cuestiones femeninas siempre se han vivido con vergüenza. Ahora también se hace negocio de todo y no hay un único método de menopausia. Lo importante es informar y acompañar de cómo cuidar la alimentación, cómo gestionar los cambios en el cuerpo y los síntomas, cómo entender lo que nos pasa. 

¿Por qué se asocia delgadez con buena salud?

Seguimos haciéndolo, aunque ni todas las personas delgadas son sanas, ni todas las personas con sobrepeso están enfermas. Es importante recordar también que las personas gordas no le deben salud a nadie, pero la sociedad y el enfoque médico actual todavía perpetúan esta falsa asociación entre peso y bienestar.

¿Existe el hambre emocional?

La comida actúa como un regulador emocional. A nivel neurobiológico, su consumo activa el sistema de recompensa y favorece la liberación de dopamina, generando una sensación de alivio y bienestar momentáneo. Por tanto, recurrir a la comida en momentos difíciles no es algo patológico en sí mismo. El problema aparece cuando se establece una norma rígida que separa el “hambre física” del “hambre emocional”, porque esta distinción suele reforzar la cultura de dieta y jerarquizar el comer.  Lo importante no es prohibir ese uso de la comida, sino ampliar las estrategias de regulación emocional para que no sea la única herramienta disponible, sino una más dentro de un repertorio más amplio de autocuidado.

La adicción al azúcar, ¿es mito o realidad?

No hay evidencia científica sólida que lo respalde. Por ejemplo, organizaciones de investigación han señalado que no se han detectado con claridad síntomas típicos de adicción, como tolerancia o síndrome de abstinencia en humanos frente a los azúcares. Además, si el azúcar añadido fuera adictivo per se, deberíamos ver dependencia también hacia los azúcares naturales de frutas y cereales, porque el cuerpo no diferencia su origen químico.

Lo que sí está demostrado científicamente es que los alimentos ultra procesados (ricos en azúcares, grasas y sal) son altamente palatables y activan fuertemente el sistema de recompensa cerebral, lo que puede favorecer el consumo excesivo, pero eso no es lo mismo que una adicción clínica.

Fuera los estereotipos

Amigas disfrutan de pizza juntas
Disfrutar de la comida de manera tranquila y en paz es uno de los elementos importantes para sanar la relación entre el cuerpo y mente. Crédito: Imagen creada con IA.

Los influencers tienen un fuerte impacto en sus seguidores respecto a cómo deben llevar una actividad física y alimentaria. ¿De qué manera puede afectar esto?

El impacto de los influencers en la percepción corporal y la relación con la comida es muy significativo, especialmente en mujeres. La exposición constante a cuerpos idealizados, a contenido sobre dietas, alimentos, rutinas de ejercicio y qué comer en un día, fomenta la comparación continua, genera insatisfacción y vergüenza corporal. Al estar viendo realidades que suelen ser muy editadas, se refuerza la sensación de inferioridad y se pueden alterar los comportamientos alimentarios. Por eso, una medida protectora es dejar de seguir cuentas que promueven este tipo de contenido y priorizar espacios que fomenten una relación más sana con el cuerpo y la comida.

En su libro menciona que el personaje de la película Bridget Jones está estigmatizado como una mujer gorda. ¿Cuál es el impacto de estereotipar a las personas por su físico?

El estereotipar por el físico tiene un impacto muy amplio, dañino y genera vergüenza corporal, conductas peligrosas con la alimentación y disminuye la participación social. Muchas personas dejan de salir, de disfrutar de su vida o de hacer ejercicio porque sienten que siempre serán juzgadas. Además, se les encasilla como vagas o sin fuerza de voluntad, esto es completamente falso.

Incluso cuando personas con cuerpos más grandes acuden al médico por cualquier dolencia, la primera respuesta es una pauta de pérdida de peso en lugar de un tratamiento adecuado, lo que constituye una negligencia. A nivel psicológico, toda esta estigmatización y vigilancia constante del cuerpo puede generar ansiedad, depresión e incluso trastornos de la conducta alimentaria.

¿En qué consiste el método de habituación alimentaria del cual habla en su libro?

Es el proceso por el cual la respuesta emocional e interés por un alimento disminuye tras la exposición repetida a él. En otras palabras, cuando comemos un alimento varias veces de manera consciente y sin restricciones, dejamos de sentir tanta atracción o ansiedad hacia él. Se aplica identificando alimentos prohibidos o con carga emocional. Comprarlos y consumirlos en un entorno agradable y relajado, usando todos los sentidos. Comerlos despacio y en suficiente cantidad, aceptando que al principio se puede comer más de lo habitual. Repetir la exposición sin retirar el alimento hasta que deje de llamar la atención. Avanzar al siguiente alimento de la lista cuando se haya normalizado el primero. No es falta de control, sino superar la restricción acumulada para que el alimento deje de tener un poder especial sobre la persona.

En estos últimos días el diario británico The Sun publicó una noticia sobre el cantante Robbie Williams, quien perdió parcialmente la visión por usar inyecciones para perder peso. ¿De qué manera algunos medicamentos están también siendo perjudiciales en la cultura de dieta?

Esos fármacos no son perjudiciales para la cultura de la dieta; más bien la reflejan. Muestran hasta dónde llega la presión por adelgazar, incluso poniendo en riesgo la salud. Fueron diseñados para personas con diabetes tipo 2, y no hay suficientes datos sobre su seguridad en personas sanas. Daniel Drucker, investigador clave en GLP-1, advierte que usarlos solo para adelgazar no está justificado y que habría que hacer ensayos clínicos para evaluar riesgos y beneficios. Entre los efectos secundarios reportados está la retinopatía, que puede afectar la visión. Esto evidencia cómo la obsesión por la delgadez puede priorizarse sobre la salud real.

¿Cómo se dio en su vida profesional hacer un click al abordar la alimentación desde otra perspectiva?

Cuando me especialicé en trastornos de la conducta alimentaria observé que muchas recomendaciones orientadas a la pérdida de peso eran muy similares a las conductas que tenían las personas con estos trastornos. Fomentaban conductas peligrosas y desadaptativas, validaban solo cuerpos delgados y generaban vergüenza corporal. Este enfoque no considera la salud de forma integral y puede afectar tanto la conducta alimentaria como la salud mental, por lo que empecé a trabajar con un enfoque HAES (Salud en todas las tallas).

Como feminista, no quería seguir perpetuando la presión estética monitoreando su cuerpo a través de la báscula, ni en el ejercicio de mi profesión. Además, no necesitamos pesarnos para saber cómo estamos. Es necesario escucharnos más y vigilarnos menos. Lo que sí podemos hacer es cuidar nuestros hábitos de alimentación, sueño, actividad física, etc.

¿Qué sugerencias puedes dar a las personas que han intentado sanar de la obsesión por la delgadez y no lo lograron?

Les diría que entiendo perfectamente que quieran estar más delgadas en una sociedad que nos quiere siempre flacas y jóvenes. Les propondría un ejercicio escrito de reflexión: “¿Cuánta energía les ha robado la búsqueda del cuerpo ideal?”, “¿Qué cosas han dejado de hacer?”,“¿Qué ropa no se han puesto?”, “¿Cuántos momentos de disfrute han perdido por intentar ser más delgadas?”.

También les invitaría a hacer un ejercicio de aceptación corporal para empezar a estar tranquilas y dejar de vivir constantemente a la expectativa de dietas milagrosas o tratamientos estéticos que al final siempre resultan una trampa. Desde ahí, se puede empezar a enfocarse en la salud y el autocuidado en lugar de la delgadez, recordando que ningún peso garantiza salud integral.

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