Este 28 de mayo, en el marco del Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, científicos e investigadores se movilizaron caracterizados como personajes de El Eternauta, la icónica historieta de Héctor Germán Oesterheld. La consigna, “Nadie se salva solo”, se convirtió en bandera de una protesta nacional contra el ajuste presupuestario en ciencia, tecnología y educación.
La movilización fue convocada por la Mesa Federal por la Ciencia y la Tecnología, la RAICyT y otras organizaciones del sector, en respuesta a los profundos recortes impulsados por el Gobierno nacional, que afectan directamente a la continuidad de proyectos, la permanencia laboral y el futuro del conocimiento argentino.
Un retroceso histórico: recortes y despidos masivos
Según datos del grupo EPC, la función Ciencia y Tecnología del presupuesto nacional cayó del 0,3% del PBI en 2023 al 0,21% en 2024, y se proyecta en solo el 0,15% para 2025, por debajo del mínimo histórico de 2002.
Entre 2023 y lo que va de 2025, más de 4.100 investigadores fueron desvinculados de universidades y organismos como el CONICET, el INTA, la CNEA o la CONAE. Además, quienes conservan sus puestos vieron reducido su salario real en un 30%, enfrentando condiciones cada vez más precarias para investigar.
Ciencia desfinanciada, soberanía comprometida
“Están destruyendo una industria sin chimeneas, estratégica y rentable, que produce satélites, vacunas y reactores nucleares”, señaló uno de los divulgadores que participó de la protesta, en alusión al rol clave de entidades como INVAP o ARSAT.
La comunidad científica también alertó sobre la caída del 30% en la matrícula universitaria y denunció un desaliento generalizado en las nuevas generaciones. “Están apagando la llama del conocimiento”, advirtieron.
Más que un reclamo salarial: defensa del futuro
El epicentro de la movilización fue la Casa Histórica de Tucumán, donde investigadores caracterizados como “Eternautas” alzaron sus voces en defensa de la ciencia, la educación pública y la soberanía tecnológica. En simultáneo, también hubo actos en el Polo Científico de Buenos Aires y en más de diez ciudades del país.
“Lo que comenzó como un reclamo gremial se transformó en una lucha por el modelo de país”, expresaron desde la Mesa Federal. “Este no es solo un ajuste, es una política de aniquilación de lo que llevó décadas construir”.
Un mensaje claro: sin ciencia, no hay desarrollo
La comunidad científica advirtió que la continuidad de esta política de desinversión compromete el futuro del país. Con laboratorios paralizados, programas cancelados y fuga de cerebros en aumento, el sistema argentino de ciencia y tecnología se encuentra en su momento más crítico desde la vuelta a la democracia.
Y concluyen:
“No se puede hablar de soberanía ni de progreso sin un sistema científico fuerte. Nadie se salva solo. Y sin ciencia, no hay futuro”.