
El pasado lunes, durante la V Congregación General, los más de 180 Cardenales reunidos en el Aula Nueva del Sínodo del Vaticano decidieron que el próximo miércoles 7 de mayo comenzará el Cónclave para elegir al 267º Sucesor de Pedro, en la Capilla Sixtina del Vaticano, que permanecerá cerrada al público durante esos días.
Durante la V Congregación General se presentaron, entre otras cosas, las cualidades que deberá tener el nuevo Papa para responder a los desafíos que se presentan en el mundo.
Desde el Vaticano explicaron que el momento del inicio del Cónclave está establecido por las normas de la constitución apostólica de Juan Pablo II, Universi Dominici Gregis, que fue actualizada en 2007 y 2013. Según la misma, el proceso para elegir un nuevo Papa comienza entre 15 y 20 días después de la muerte del Papa, una vez que finalizan los Novendiali, es decir, los nueve días de misas en su honor. Durante ese período, los cardenales que ya están en Roma deben esperar a los que aún no llegaron. Sin embargo, si todos los cardenales electores están presentes, el Colegio Cardenalicio tiene la facultad de adelantar el Cónclave.
Según detallaron, en estos días todavía se espera en Roma a Cardenales procedentes de los lugares más lejanos del mundo.
La elección del nuevo Papa
El próximo miércoles 7 de mayo por la mañana, todos concelebrarán la solemne Misa “pro eligendo Pontifice”, celebración Eucarística presidida por el Decano del Colegio Cardenalicio, quien invitará a sus hermanos a dirigirse por la tarde a la Capilla Sixtina.
Una vez en el interior de la Capilla Sixtina, cantarán el himno Veni, Creator Spiritus y prestarán juramento. El lugar estará acondicionado con bancos para el recuento de votos y un horno donde se quemarán las papeletas. Para elegir al Papa será necesaria una mayoría cualificada de dos tercios. Están previstas cuatro escrutinios por día, dos en la mañana y dos en la tarde, y después de la 33ª o 34ª votación, en todo caso, se hará una segunda vuelta directa y obligatoria entre los dos cardenales que hayan obtenido mayor número de votos en la última votación. Pero también en este caso siempre será necesaria una mayoría de dos tercios.
En ese momento, se le preguntará al nuevo elegido si acepta su elección canónica como Sumo Pontífice y cómo quiere que sea su nombre pontificio. Tras la aceptación, se queman las papeletas, logrando que desde la Plaza de San Pedro se pueda ver el clásico humo blanco. Al final del Cónclave, el nuevo Pontífice se retira a la “Sala de las Lágrimas”, es decir, la sacristía de la Capilla Sixtina, donde revestirá por primera vez los ornamentos papales con los que se presentará a la multitud de fieles.
Después de la oración por el nuevo Pontífice y del homenaje de los cardenales, se entona el Te Deum que marca el final del Cónclave. Luego el anuncio de la elección, el Habemus papam, la aparición del Papa, precedido de la cruz procesional, que impartirá la solemne bendición Urbi et Orbi.