Gilda Morales es una madre que pasó por todo: fue separada de su hijo, estuvo presa y fue desoída por la Justicia. A pesar de eso, continúa en pie. En la actualidad, su niño, al que no vio durante años, está bajo custodia del progenitor, quien fue denunciado reiteradas veces por violencia y abuso contra el menor.
En diálogo con Nota al Pie, la madre protectora de Córdoba aseguró que “el progenitor mentirosamente dice que yo no le dejaba ver a su hijo, cuando en realidad él estaba desaparecido, nunca se le había impedido el contacto, sino que nadie sabía dónde estaba”. A su vez, Morales contó: “He sufrido distintas violencias por su parte, él ya tenía denuncia por amenazas de muerte en 2011”.
En relación al accionar de la Justicia, Gilda explicó: “La gente piensa que cuando estás sufriendo tenes que hacer la denuncia, el tema es que nada funciona”. En la misma línea, afirmó que “el mismo sistema se cierra y no quiere reconocer los errores; se vuelve todo un sistema contra ciudadanas como nosotras”.
“A ninguna madre le gusta estar ventilando todo esto, una lo hace cuando ya no sabe qué más hacer”, y reclamó: “Además te criminalizan”.
A su vez, sobre su sentir, contó que “es muy triste, realmente es insoportable. Tenés que seguir respirando mientras estás pensando qué le está pasando a tu hijo”.
Créditos: Que digital.
La historia de Gilda
En 2014 Gilda Morales, madre de 3 hijos, denunció al padre de uno de ellos, luego de que el niño manifestara señales de abuso sexual. Fue entonces cuando el progenitor del menor solicitó la custodia aludiendo que Gilda estaba obstruyendo el vínculo. Ante esto, la jueza Silvia Cristina Morcillo ordenó que el niño fuera entregado a su padre, a pesar de la causa por abuso sexual abierta y sin investigar.
Gilda pasó dos meses detenida por, supuestamente, “secuestrar” a su hijo, a pesar de que ella explicó que viajaba a Corrientes a ver a su padre quien estaba muy enfermo. Cuando fue liberada, se enteró que la fiscal Alicia Chirino había archivado la denuncia por abuso sin investigar. Ahora, casi 10 años después, apartaron a las fiscales que habían intervenido y reabrieron la causa.
Gilda también contó cómo en reiteradas oportunidades fue engañada por la policía. En un primer momento, le pidieron que llevara a su hijo a la comisaría para demostrar que estaba dentro de la provincia de Córdoba y allí realizaron, sin mediar palabra, el cambio de guarda con el progenitor. Luego, días más tarde, le dijeron que debía ir a firmar unos papeles, pero en realidad se la llevaban detenida.
Penalizada por hablar
“Estuve dos meses presa donde sufrí todo tipo de vejaciones, cosas que la verdad prefiero no recordar”, contó Gilda, quien fue sobreseída en 2022. También explicó que para mantenerla presa le agravaron el delito de “impedimento de contacto” a “sustracción de menores”.
Tras todas esas violencias, terminó en un hospital neuropsiquiátrico, desde donde comenzaron a pedir su excarcelación.
Después de un año de ser liberada, y cientos de pedidos, pudo volver a ver a su hijo mediante visitas controladas una hora a la semana. “En 2017 realizo la segunda denuncia por abuso debido al estado de deterioro que tenía mi hijo y las cosas que hacía en esa hora de visita”, contó Morales.
En 2020 por primera vez logró pasar con su hijo un fin de semana. Allí le hacen chequeos médicos y descubren que tenía desnutrición aguda. También empezaron a pelear por las denuncias que habían sido archivadas, “supuestamente ahora están en investigación”, expresó Morales.
Sobre la denuncia de abuso, Gilda contó que “nunca investigaron nada”. Tras ver qué las denuncias contra el progenitor no avanzaban, el colectivo de Actrices Argentinas realizó un video para difundir el caso. Allí fue entonces cuando el juez decidió que, por exponerlo, la madre se quedaría sin las visitas. “Yo dejo de ver a mi hijo cuando hago la denuncia por abandono de personal y a raíz del video, porque el juez dijo que el niño se sintió expuesto”, relató.
A partir de allí, madre e hijo pasaron casi tres años sin verse. En la actualidad el menor continúa viviendo con el progenitor denunciado por abuso y, tras varias demandas, Gilda logró volver a verlo. “Entre tantas denuncias lo único que le elevaron a juicio son los delitos menores de impedimento de contacto”, detalló la madre protectora.
Víctimas de abuso y de la Justicia
El caso de Gilda no es el único, tiene similitudes con el de Delfina Zarranz, mamá de Arcoiris; la historia de la niña Sol, Lila y León, y tantas otras. En todos los casos hay denuncias por abuso sexual de las infancias, una mujer que busca protegerles y un Poder Judicial que resuelve desde una mirada patriarcal y disciplinadora.
En Argentina, de acuerdo a las cifras que maneja el Sistema Nacional de Información Criminal, se denunciaron 5613 violaciones y 20.950 de otro tipo de delitos contra la integridad sexual. Esto representa alrededor de 72 denuncias relacionadas con abusos por día. Sin embargo, los delitos sexuales suelen tener una cifra “no registrada”: es decir, gran parte de los hechos no se denuncian y dentro de las denuncias, muchas causas no llegan nunca a un juicio.
A su vez, según datos de UNICEF, se estima que una de cada 5 niñas y uno de cada 13 niños son abusados sexualmente en Argentina, según cifras de hace cinco años. Sin embargo, siguen siendo una dolencia social y un “tema tabú” ante la ineficiencia en su prevención y en la sanción de los agresores.