A cinco días del estallido del conflicto entre Israel y Palestina, organismos multilaterales, alianzas militares y referentes internacionales toman cartas en el asunto. Además de diversos presidentes, la ONU, la OTAN e incluso el Papa Francisco sientan sus posicionamientos en derredor del enfrentamiento armado.
Nota al Pie dialogó con Riyad Alhalabi, Encargado de Negocios del Estado de Palestina en Argentina sobre las derivaciones de la situación.
La ONU exige protección civil
El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, pidió al grupo Hamas la liberación “inmediata” a todos los israelíes rehenes en la Franja de Gaza. A su vez, convocó a ambas partes a la cooperación a fin de evitar “una mayor escalada” del conflicto.
A propósito, Guterres reconoció estar en permanente contacto con líderes regionales debatiendo las prioridades más urgentes conforme se desarrollan los hechos. Asimismo, destacó que “trabaja día y noche” para apoyar al pueblo de Gaza.
La ONU se propuso seis objetivos de acuerdo a la magnitud del conflicto: protección, distensión, servicios de emergencia, alimentos, salud, y corredores humanitarios. “Es necesario permitir la entrada a Gaza de suministros cruciales para salvar vidas, incluido combustibles, alimentos y agua. Necesitamos un acceso humanitario rápido y sin obstáculos”, definió el portugués.
Parte de las tareas y diálogos que sostiene con referentes regionales se orientan a “facilitar el acceso humanitario” al lugar dónde se encuentran refugiados 220.000 palestinos en 92 instalaciones de la ONU. En efecto, en las últimas horas comenzó a difundirse la posibilidad de que Egipto facilite ese acceso a través del Paso de Rafá.
Por otro lado, la ONU manifestó su preocupación por el intercambio de misiles que se desarrolla en la Línea Azúl, la frontera norte de Israel que linda con el sur del Líbano en la que opera el grupo Hezbollah.
Las declaraciones de Guterres pretenden concentrar la mirada en los costos civiles y se orientan a construir una salida pacífica o, como mínimo, evitar que escale la confrontación.
De este modo, la ONU pone en primer plano la situación de la población palestina en Gaza, escenario que el Estado de Israel pretende invisibilizar. En ese marco se inscribe el discurso del Papa Francisco, quien exigió la liberación de los rehenes secuestrados por Hamás en Israel.
La OTAN alineada a Tel-Aviv
En el reverso de este trabajo multilateral, la dirigencia política de Israel se abroquela en una posición defensiva. “No sé equivoquen: 2023 no es 1943. Somos los judíos, pero tenemos capacidades diferentes. El Estado de Israel es fuerte, unido y poderoso”, aseveró Yoav Gallant, ministro de Defensa israelí en una reunión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
Reforzando la superioridad militar de Israel por sobre Palestina, Gallant expuso en la OTAN que lo que se está desarrollando es “una guerra por nuestro futuro en Oriente Medio”. Como respuesta a los ataques lanzados por Hamás el 7 de octubre, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, había declarado el estado de guerra y el inicio de “operaciones militares importantes”.
Hasta la fecha, al menos 1.300 israelíes y 1.200 palestinos perdieron la vida mientras que se contabilizan casi 9.000 heridos en total. Gallant expresó que la fuerza aérea de su país está destruyendo los cuarteles generales de Hamás y fábricas de armas, así como bombardeando “infraestructuras terroristas”.
En tanto, la OTAN ratificó que Israel tiene “derecho a defenderse” del ataque aunque le pidió una respuesta “proporcionada” para evitar la muerte de civiles. Si bien el discurso de la organización que conduce el finlandés Jens Stoltenberg tiende a inscribirse en la misma trayectoria que el de la ONU, deja de manifiesto un interés por la posición de Israel e ignora que no hay principio de proporcionalidad bélica entre las fuerzas armadas regulares de Tel-Aviv y las capacidades del grupo Hamás.
El punto de vista palestino
En diálogo con Nota al Pie, el Encargado de Negocios del Estado de Palestina en Argentina, Riyad Alhalabi, ratificó el posicionamiento del presidente Mahmud Abás, quien rechazó el asesinato de civiles al ser “una contravención moral y de principios fundamentales de normas y principios del derecho Internacional”.
Según su perspectiva, las advertencias para evitar una escalada fueron realizadas “en reiteradas ocasiones”. Sin embargo, los crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos contra el pueblo palestino no cesaron. Alhalabi sostuvo que “el posible punto de ebullición” había sido atestiguado.
Por otro lado, en una conversación con el periodista Julián Varsavsky, el analista de Oriente Medio, Ezequiel Koppel, estimó que la confrontación puede escalar a niveles insospechados. Koppel explicó que hay cuatro factores que motivan la operación del grupo Hamás.
En primer lugar, la disputa religiosa entre los israelíes judíos y los palestinos musulmanes por la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén, donde conviven el Muro de los Lamentos y el Haram al-Sharif.
En segundo lugar, el aumento de la violencia de colonos israelíes en Cisjordania, mientras que, en tercer lugar, el objetivo político del grupo por ensombrecer el poder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Por último, detener el acercamiento entre los sunitas de Arabia Saudita e Israel.
En vinculación con el posicionamiento de la dirigencia política argentina, Riyad Alhalabi consideró que obedecen a “una postura unívoca y unilateral de la situación de Palestina que hace omisión del contexto en el que se produjeron los recientes hechos”.
De acuerdo al testimonio de la diplomática, los principales candidatos a presidente de Argentina contemplan “únicamente una de las visiones sobre lo que allí acontece”. No obstante, aclaró que, fiel a su tradición de “defensa de los derechos humanos y el Derecho Internacional”, Argentina puede jugar un rol fundamental para “paliar la situación actual”.