Créditos: Prensa FIFA.
En las últimas horas se dio a conocer que Arabia Saudita desea contratar jugadoras para sus dos categorías de fútbol femenino. El anuncio fue visto en Futboljobs, un portal para ofrecer o buscar trabajos relacionados a esta actividad. Sin dudas, esto es un claro ejemplo del Sportwashing, que consiste en el “lavado de imagen a través del deporte” ya que la oferta hacia las deportistas es muy diferente a lo que viven las mujeres saudíes día a día en el país.
Allí se estipulan entre 1.000 y 5.000 euros al mes libres de impuestos y con casa incluida para las futbolistas que disputaron el reciente Mundial de Fútbol Femenino en Australia y Nueva Zelanda. A su vez, quienes no participaron en la cita mundialista, pero cuentan con experiencia en ligas competitivas, podrían incorporarse a la segunda división.
Para dimensionar los estratosféricos salarios que ofrecen en tierras saudíes de forma repentina, vale la pena observar el caso de la Liga F (Primera División de España). El salario mínimo anual en tierras españolas es de 21.000 euros, y llevó varios años establecer ese piso, a través de sponsors y publicitantes.
Mucho dinero, pero pocos derechos en Arabia Saudita
Está claro que la intención de los dirigentes del fútbol saudí de impulsar la disciplina femenina se contrapone con la situación que experimentan las mujeres de forma diaria allí. Para tomar noción, hasta 2018 solo los hombres tenían permitido acudir a los estadios para observar partidos.
Créditos: Prensa FIFA.
Otro dato que expone la desigualdad en tierras árabes es a nivel selecciones, con 65 años de diferencia en sus inicios entre la selección masculina y la femenina. Los hombres saudíes disputaron un partido para su país por primera vez el 20 de octubre de 1957, con victoria 3-1 ante Siria. Mientras tanto, las mujeres hicieron su debut oficial con victorias 2-0 frente a Seychelles y Maldivas en febrero de 2022.
Justamente, el año pasado también los directivos saudíes crearon la Saudi Women’s Premier League, y su respectiva segunda división, conformada por 8 equipos. Ahora buscan poblarla de talentosas futbolistas provenientes de otras partes del mundo. Sin embargo, Arabia Saudita es un país que castiga con pena de muerte la homosexualidad.
Si los derechos LGBTQI+ no son reconocidos allí, ¿cómo piensan recibir a las jugadoras declaradas abiertamente homosexuales? Es probable que en las próximas horas las futbolistas tomen la palabra y se refieran al caso. Por ejemplo, Megan Rapinoe siempre se distinguió por alzar la voz en este tipo de situaciones.
Para limpiar su imagen
Es de público conocimiento que Arabia Saudita aspira a organizar el Mundial 2034 de fútbol masculino. La Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) confirmó que el evento tendrá lugar en Asia u Oceanía, por lo que el país arabe es un serio candidato para obtener la plaza. Esto se debe a que la cita mundialista del 2030 se disputará en tres continentes en simultáneo: Sudamérica, Europa y África.
Créditos: Prensa FIFA.
Sin embargo, Arabia Saudita se caracteriza por ser un país de casi inexistentes costumbres futbolísticas, y por esa razón pisaron el pie en el acelerador. Desde hace algunos meses el fútbol arabe se convirtió en noticia por fichajes estrellas para su torneo local, con Cristiano Ronaldo como nuevo futbolista de Al Nassr, como mejor ejemplo.
Con una inyección económica a través de la creación de un Fondo Estatal Soberano de 620 millones de dólares como presupuesto inicial, contrataron a una gran cantidad de futbolistas procedentes de competencias europeas. Tales son los casos de Karim Benzema (Real Madrid), Roberto Firmino (Liverpool) y Kalidou Koulibaly (Chelsea), entre otros.
Las intenciones de las altas esferas saudíes son claras, y en los últimos días incluso sellaron su primer gran fichaje para la disciplina femenina. Se trata de Ashleigh Plumptre, figura del Leicester de Inglaterra, quien tomó la decisión de incorporarse al Al-Ittihad.