Tras las fallas que presentó el sistema de Boleta Única Electrónica (BUE) durante las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del pasado 13 de agosto, se confirmó la anulación del voto electrónico en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Así lo decretó el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, luego de atender el pedido de la Cámara Nacional Electoral (CNE) por parte de la jueza electoral María Servini.
En consecuencia, las elecciones generales a celebrarse el 22 de octubre, y un eventual balotaje en noviembre, emplearán boletas de papel para elegir autoridades locales; las cuales serán elegibles de forma separada.
Lo que todavía no está confirmado es si volverán a haber dos urnas. En este sentido, el jefe de Gobierno porteño aclaró que ello será definido por “la jueza federal con competencia electoral”.
Estas modificaciones surgieron tras las demoras ocurridas en las PASO producto de las fallas del sistema BUE que se utilizó en la Ciudad de Buenos Aires. El problema fue de tal magnitud que se autorizó la extensión del horario de votación en las escuelas donde surgieron más inconvenientes.
De este modo, se descartó un sistema que se utiliza en solo nueve países y que es señalado como endeble por especialistas.
La resolución de la CNE con el voto electrónico
El decreto de Rodríguez Larreta para anular el sistema de votación electrónico llegó tras el pedido de la Cámara Nacional Electoral, en adhesión a las palabras de María Servini.
“Ténganse presentes las circunstancias puestas en conocimiento por la señora jueza electoral María Servini sobre las consecuencias derivadas del mal funcionamiento del sistema de votación con boleta única electrónica”, indicaron.
A su vez, agregaron que “cabe señalar que las falencias en la instrumentación de dicho sistema de votación fueron advertidas por este Tribunal, en ocasión de considerar el respectivo convenio de colaboración entre la Justicia nacional electoral y la autoridad electoral local, el 27 de julio del año en curso”.
En consecuencia, Servini había comunicado, de forma tajante, que las elecciones «no pueden realizarse nuevamente y en las mismas condiciones». Y que en CABA fueron “los comicios más problemáticos y conflictivos de los últimos 30 años”.
Además, afirmó que sería «una burla a la ciudadanía volverla a someter a condiciones denigrantes».
Finalmente, aclaró que las autoridades de CABA deberían “reconsiderar su ingeniería electoral, dejando de lado las cuestiones políticas y diseñando un sistema pensando en facilitar a las personas el ejercicio del derecho al sufragio y así conseguirán, seguramente, una opción que funcione”.
Las declaraciones fueron enviadas al juez electoral porteño Roberto Requejo, al director del Instituto de Gestión Electoral (IGE), Federico Fahey Duarte, y al presidente de la CNE, Alberto Dalla Via.
“El sistema no falló”
Pese a la clara evidencia, las palabras de la jueza electoral María Servini, la decisión de la Cámara Nacional Electoral y el decreto de Rodríguez Larreta para anular el sistema electrónico, la empresa contratada negó responsabilidades.
El grupo MSA, designado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para proveer el sistema de Boleta Única Electrónica tras el llamado a licitación, fue la única candidata del mismo.
Según informó Télam, la contratación de este servicio estaba calculada en un desembolso equivalente a 7 mil millones de pesos para las PASO, Generales y un eventual balotaje.
Pese a los problemas para llevar adelante la votación, MSA afirmó que de las 14.306 máquinas “solo 251 presentaron fallas menores y esperables en el curso de cualquier tipo de tecnología, de las cuales 166 se repararon en el momento y otras 85 tuvieron que ser reemplazadas”.
Lo cierto, es que las demoras se hicieron evidentes con las largas filas de personas en los establecimientos durante horas, excediendo el horario límite. Por tal motivo, hubo consenso en que el sistema electrónico no es un método plausible para las generales de octubre.