Cada 8 de junio se celebra el Día Mundial de los Océanos para tomar conciencia sobre el daño que se les produce. Esto no solo afecta a las especies marinas, sino también a las comunidades pesqueras y a la vida en general. Pero la mayoría de las aguas son internacionales, por lo que no están sometidas a ningún tipo de regulación que garantice su protección.
Los océanos cubren el 70% de la superficie del planeta y desempeñan un papel vital en la regulación del clima y en la generación de oxígeno, ya que proporcionan el 50% del O2 que se respira. También albergan la mayor biodiversidad, siendo fuente de vida, mientras que las innumerables especies marinas brindan sustento económico a millones de personas en todo el mundo.
Nota al Pie conversó con Karina Alice, periodista especializada en medio ambiente, para tomar conciencia sobre la grave situación en que se encuentran los océanos en todo el mundo, y en cómo esto afecta también a las personas.
Día Mundial de los Océanos: las corrientes están cambiando
Cada 8 de junio, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) elige una temática para abordar el Día Mundial de los Océanos. Este año el lema es “Planeta Oceánico: las corrientes están cambiando”. “Las corrientes oceánicas son movimientos horizontales de las aguas con direcciones y rutas concretas. El movimiento del agua es impulsado por tres factores: el viento, la densidad del agua y las mareas”, explicó Alice.
Las corrientes se encargan de repartir el calor y los nutrientes por todos los océanos del planeta, y el cambio climático también incide en ellas. “Los gases de efecto invernadero calientan la superficie de los océanos, provocando cambios en las rutas oceánicas y en la velocidad. A menudo se habla de las corrientes del Niño y la Niña, los hermanos del clima. Inciden en las sequías, en las lluvias, en las olas de calor”, agregó. Los últimos ocho años fueron los más cálidos para los océanos y como consecuencia se registraron eventos climáticos extremos en todo el planeta.
A su vez, los gases de efecto invernadero atrapados en la atmósfera alteran los patrones de las corrientes oceánicas. “Por ejemplo, en las zonas tropicales podría suceder que haya tifones más violentos, lluvias torrenciales, cambio de patrones en los desplazamientos de los huracanes. En el hemisferio norte, podría haber inviernos más fríos, serían hasta 7° menos”, detalló.
El calentamiento de los mares producto del calentamiento global tiene consecuencias muy graves. Una de ellas es la destrucción de los arrecifes de coral, los ecosistemas marinos con mayor biodiversidad del planeta, y que además proveen de alimentos a la humanidad.
El desafío de proteger los océanos
La sobrepesca, la acidificación de las aguas, el cambio climático y la contaminación de residuos plásticos son las principales amenazas que acechan a los océanos. En cuanto a la contaminación plástica, “se estima que, por año, casi 13 millones de toneladas de desechos plásticos terminan en los océanos. Esto es como volcar un camión de basura plástica por minuto”, sostuvo la especialista.
“Hemos tomado a los océanos como si fueran los grandes vertederos del mundo, y esta contaminación impacta en la vida marina. Incluso se han detectado micropartículas de plástico en los hielos de la Antártida”, añadió.
En cuanto a las especies marinas, el 88% está afectada por la grave contaminación con plásticos en los océanos. Es el caso del 90% de las aves marinas y el 52% de las tortugas que ingieren estos desechos. Al momento, hay acumuladas en los océanos millones de toneladas de plástico, al punto de que se forman islas de este material en el Atlántico y el Pacifico.
El momento de actuar es hoy
Para empezar a proteger los océanos, primero hay que tomar conocimiento, informarse sobre lo que sucede en ellos y con la vida marina. “Todo termina afectando nuestra salud. Los peces confunden los fragmentos de plástico con alimentos, los consumen y luego nosotros comemos esos peces. Según los estudios científicos, se calcula que por semana estamos ingiriendo en plástico el tamaño de una tarjeta de crédito”, advirtió Alice.
“Tenemos que empezar a ser consumidores inteligentes, cambiar nuestros hábitos, reemplazar el uso de botellas plásticas por otro tipo de envase. También empezar a consumir menos, porque no tomamos conciencia del impacto que generan nuestros desechos. Se trata de poder elegir otra manera de consumir”, explicó.
Además, se deben adoptar nuevos hábitos, como no tirar colillas de cigarrillo al mar. Al respecto, Alice detalló que “cada colilla contamina entre 8 y 10 litros de agua” y que “una botella plástica tarda 500 años en descomponerse en el mar”. En este sentido, remarcó: “Cuando se descompone se fragmenta en micro plásticos que son ingeridos por especies marinas. Hoy esos micro plásticos se han detectado en nuestra sangre y en la placenta humana”.
“Los efectos del calentamiento global están produciendo un gran deterioro del planeta y en todos los océanos por la acción del ser humano, estamos haciendo estragos en el medio ambiente por lo que el cambio es urgente, no se puede seguir esperando ni un minuto más”, concluyó.