Con Estados Unidos a la cabeza, las potencias occidentales empezaron a tener un papel importante dentro de escenario bélico entre Rusia y Ucrania y, además, generaron la reacción de las autoridades del gobierno de Vladímir Putin quienes, en la voz del ministro de relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, consideran que “juegan con fuego”.
En una entrevista en la televisión rusa que llegó rápido a las distintas redes sociales, Lavrov afirmó que “esto es una escalada inaceptable llevada a cabo por Washington, Londres y sus satélites dentro de la Unión Europea (UE) que quiere debilitar a Rusia”, subrayó.
Según el propio canciller, a través del suministro de armamento moderno a Kiev, los occidentales quieren “provocar una derrota estratégica para desmembrar a Rusia”, informó la agencia de noticias AFP.
Los aliados de Kiev en acción
Durante más de un año, los aliados de Kiev se habían negado a suministrar aviones de combate al ejército ucraniano por temor a una escalada del conflicto, pero el 19 de mayo pasado, Estados Unidos puso primera y autorizó la entrega de estos F-S16 a las fuerzas ucranianas.
Esto representó un punto de inflexión importante en el apoyo occidental a Ucrania, cuyo presidente, Volodímir Zelenski, calificó la decisión como “histórica”.
Antes de la entrega de estos F-16, fabricados en Estados Unidos, los pilotos ucranianos deben ser entrenados durante varios meses para aprender a manejarlos.
Ucrania deseaba disponer de estos aviones occidentales para contrarrestar la potencia aérea rusa, en momentos en que Kiev está llevando adelante una contraofensiva en zonas del país ocupadas por Rusia.