Ante las condiciones climáticas que enfrenta el país con altas temperaturas de manera sostenida y sin precipitaciones, los incendios forestales no dan tregua. Según autoridades de Defensa Civil, el lunes 14 de marzo la ciudad de Ituzaingó, Corrientes, se convirtió en el escenario de uno de los incendios de mayor magnitud de la temporada.
El informe de este viernes 17 de marzo del Servicio Nacional del Manejo del Fuego (SNMF) confirmó que en dicha provincia hay 2 focos activos. Uno de ellos, es en Ituzaingó (Evento 12 y San Marco) y el otro es en Concepción (Estero Carambola).
Para contener y controlar el fuego trabajaron bomberos y Defensa Civil bajo calor extremo y vientos fuertes. La Brigada de Incendios Forestales, policías y Bomberos Voluntarios contuvieron vía terrestre. Mientras que, desde el SNMF enviaron dos aviones hidrantes y un helicóptero del ejército para combatir las llamas vía aérea.
Sobre esta situación, el intendente de Ituzaingó, Juan Pablo Valdés, fue consultado por Diario Época y no descartó los incendios intencionales. «Esta es una situación que siempre se da a la orilla de la ruta, eso hace sospechar de la intencionalidad; porque no se inician en el medio de los campos sino siempre sobre la vera de la ruta”.
El panorama poco alentador de la ONU
Lo cierto es que los incendios en Argentina no son casos aislados, aunque la crisis climática es uno de los factores que favorece la propagación de las llamas, hay otros puntos importantes. Basta con observar al país vecino, el caso de Chile que durante febrero de este año sufrió la destrucción de 45 mil hectáreas a causa del fuego.
Desde el gobierno chileno declararon el “estado de catástrofe” a las regiones de Biobío y Ñuble y la Araucanía. En Biobío, aún hay 486 hectáreas afectadas por el fuego, según el último informe de CONAF. El caso de Chile demuestra lo que varios estudios y organismos advirtieron acerca del uso del suelo.
Un Informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU) denominado “Incendios forestales en Chile: causas, impactos y resiliencia del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2)”; señaló que “según los tipos de uso de suelo, un 50% de la superficie quemada como consecuencia de megaincendios entre 1985 y 2018, estaba cubierta por plantaciones exóticas, principalmente de Pinus radiata y Eucalyptus sp”.
De esta forma, el documento detalla: “El riesgo de incendios se concentra en mayor proporción en los paisajes dominados por plantaciones forestales y, en menor grado, en aquellos dominados por bosque nativo”. “Cuando la proporción de bosque nativo es menor a un 50% en el paisaje, se observa una mayor ocurrencia de incendios. Sin embargo, a mayor cobertura de bosque nativo el riesgo disminuye”, afirma.
Esto último es coherente con lo ocurrido en la ciudad correntina de Ituzaingó, donde uno de los focos de incendios fue en una plantación de pinos. Esto da cuenta de un panorama poco alentador para los años siguientes, ya que cada vez son menos los espacios donde prevalecen los bosques nativos de la región.