El pasado 3 de febrero, en la zona de East Palestine, Ohio, se produjo un verdadero desastre ambiental en Estados Unidos. El descarrilamiento de un tren que llevaba material químico con altos niveles de toxicidad tuvo como resultado lo que opositores al gobierno de Joe Biden se animan a denominar como el “Chernóbil norteamericano”.
Los hechos
En la noche del 3 de febrero, aproximadamente a las 21 horas local, un tren de 150 vagones de la empresa Norfolk Southern descarriló en la zona de East Palestine. Por el incidente se vieron afectados 50 vagones, de los cuales 20 transportaban materiales químicos altamente peligrosos.
Según informó la empresa, esos vagones contenían, entre otras sustancias, 100 mil galones de cloruro de vinilo. Este es un elemento químico que, además de ser cancerígeno, puede ser letal para el ser humano.
El descarrilamiento, como era de esperar, provocó un gran incendio. Las llamas no tardaron en propagarse y las sustancias químicas que transportaba el convoy se derramaron tanto en la tierra como en el agua. Las autoridades de Ohio, como primera medida, ordenaron la evacuación de la población cercana a la zona del incidente.
Para evitar correr el riesgo de que se produjera una explosión más grande, el 6 de febrero las autoridades realizaron una liberación controlada de los materiales tóxicos, desviándolos a una zanja. Posteriormente, se realizó una quema controlada de las sustancias.
Lo cierto es que, además de la gran preocupación que generó el descarrilamiento, la quema controlada de los materiales peligrosos también encendió las alarmas de la población. En ella, al quemar el cloruro de vinilo, se liberaron dos tipos de gases de gran toxicidad. Por una parte, el cloruro de hidrógeno, y por el otro fosgeno, que se usó como arma química en la Primera Guerra Mundial.
Doce días después del accidente, y a pesar de que la Agencia de Protección Ambiental (EPA) afirmó que era seguro que les residentes vuelvan a sus hogares, la preocupación de la población de East Palestine persiste. Según reportaron medios estadounidenses, muches habitantes de la localidad denunciaron olores químicos, náuseas e incluso dolores de cabezas.
Del mismo modo, tanto la flora como la fauna han sido afectadas. Mientras continúa el estudio del impacto ecológico a largo plazo, el Departamento de Recursos Naturales de Ohio comunicó que al menos 3.500 peces de 12 especies distintas murieron en aguas circundantes después del accidente. De la misma manera, según destacaron medios locales, una multitud de animales de granja fallecieron a causa de la contaminación en los últimos días.
Un llamativo silencio
Si bien el hecho sucedió el 3 de febrero, recién en la última semana el tema empezó a ser parte de la agenda de los medios de comunicación de EE.UU. Lo que podría ser una de las catástrofes ecológicas más grandes de la historia del país tuvo una escasa cobertura mediática. Ante un panorama tan crítico, llamó la atención el silencio del Gobierno estadounidense.
A la poca información oficial respecto al hecho (donde se habla de un incidente controlado que contrasta con los testimonios de los habitantes de East Palestine), se le suma una polémica detención. En un video publicado por la cadena NewsNation se puede observar como el periodista Evan Lambert, que cubría la catástrofe en Ohio, fue arrestado en una conferencia de prensa de las autoridades del Estado.
En base a esto, un sinfín de teorías conspirativas empezaron a difundirse vía redes sociales. La más fuerte, recogida por muchos medios, se relaciona con un ocultamiento intencional por parte del gobierno de Estados Unidos. Según esta teoría, se sobredimensionó tanto lo sucedido con los supuestos globos espías chinos como la aparición repentina de OVNIS para tapar el desastre ambiental que se produjo a partir del descarrilamiento del tren.