Desde hace años, les vecines de Valentín Alsina, en Lanús, deben convivir con el olor a grasa día tras día, a pesar de los reclamos efectuados. El 18 de enero, cansades de ver cómo brotaba grasa, un líquido blanco, en el patio de una casa aledaña, realizaron una nueva denuncia a la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) contra la Empresa Hebos.
El organismo estatal inspeccionó y clausuró total y preventivamente el establecimiento. Aún así, a la semana volvió a salir humo negro de la chimenea. En una inspección junto a la Policía Ecológica se detectó que la empresa era “responsable de un vertido irregular de efluentes derivados de la producción de grasas, que se filtró hasta las calles del barrio”, indicaron desde ACUMAR.
La sustancia provenía de la cámara de efluentes, por lo que se exigió su vaciado inmediato con una bomba. Además, se destapó otra cámara ubicada a pocos metros con el mismo tipo de desecho industrial, donde se observaron filtraciones.
Una semana después, de la chimenea de la fábrica salió un humo negro muy fuerte debido a que para prender la caldera utilizan grasa de segunda o de tercera calidad. Ante esta nueva situación crítica para les vecines, ACUMAR volvió a clausurar la planta, solicitándole a Hebos que use otro combustible como el gasoil.
En agosto del año pasado, la empresa ya había sido sancionada económicamente por la Autoridad de Cuenca por incumplir con la normativa ambiental vigente. También fue multada la Empresa Mapar por realizar vuelcos clandestinos a un arroyo que desemboca en el Riachuelo.
Nota al Pie conversó con Ana Laura. Nació y se crió en ese mismo lugar donde están instaladas las graseras y la refinería, por lo que desde pequeña vive entre el olor a sebo y el hollín que cubre todo de negro.
“Es insostenible, insoportable y asqueroso”
Además de “in-convivir”, como lo define Ana Laura, con graseras Hebos y Mapar durante 30 años, hace un tiempo se instaló también Refinerías del Centro, una multinacional del Grupo Beltrán. Si no fueran pocas las consecuencias en la salud y en la vida cotidiana de les vecines, esta nueva fábrica está dentro de un predio que había sido declarado espacio verde.
“Está instalada frente a la plaza en el corazón del barrio Campomar. Hay un colegio, un jardín de infantes, un club y una sociedad de fomento. En 2020 fue decretado como una reserva natural a través de una ley provincial que fue derogada por la municipalidad, lo que está en investigación”, indicó Ana Laura.
Para ella, estar rodeados de graseras “es insostenible, insoportable y asqueroso. Hebos larga un olor que hace irritar los ojos y la garganta, y Mapar tiene olor a animal muerto porque es todo grasa en estado de putrefacción”, denuncia.
Por su parte, Refinerías del Centro “tiene olor a cloaca. Nosotros que vivimos hace años, tenemos cierta tolerancia a estos olores, algo que no lo tienen otras personas que vienen de visita a casa. Es imposible abrir la ventana”, señaló.
“Es un olor que nos irrita los ojos, la garganta y que nos vive enfermando. Hay vecinos con alergias y con problemas dermatológicos. A mi me encontraron líquido en los pulmones y es muy probable que sea por factores ambientales”, agregó.
“Las industrias nos agrietan nuestras casas, nos desvalorizan nuestros terrenos, nos rompen las calles. Nos llenan de hollìn las ropas que colgamos, las piletas. No podemos ni tener plantas porque se arruinan. Además nos inundamos cuando llueve porque las cañerías están llenas de grasa. Infinidad de inconvenientes con los que vivimos los vecinos que siempre tenemos las de perder”, denunció.
Les vecines realizaron infinidad de denuncias y medidas cautelares al Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS), al Ministerio de Ambiente, a ACUMAR, al Municipio de Lanús y a la Policía Ecológica que han derivado en estas clausuras preventivas.
Después de muchos escraches, movilizaciones y presencia en los medios, a mediados de 2022 tuvieron una reunión en la Municipalidad con todos los organismos. “Cada uno empezó a hacerse responsable de lo que le correspondía, aunque no se nos dio una solución concreta. Se nos dijo que era imposible la reubicación porque es una zona de categoría que lo permite”, cuestionó Ana Laura.
Encender la caldera con grasa
El 25 de enero la situación se tornó tan insostenible que les vecines realizaron una nueva denuncia contra Hebos. “Nos fuimos a quejar porque la chimenea largaba mucho hollín y humo negro, con mucha más intensidad que siempre. Vino ACUMAR y clausuró la caldera, el resto de la fábrica siguió funcionando”, explicó la vecina. Ella misma fue a hablar con el Director de Hebos, quien le dijo que el olor era a vainilla, como una especie de burla.
Allí descubrieron que la empresa utilizaba grasa de segunda y de tercera para prender la caldera, en vez de usar combustible. Los directivos acusaron que eso era muy costoso, como si la salud de les vecines no tuviera costo.
“Como lleva mucho dinero conviene enfermar a los vecinos, arruinarles la vida. Vienen de años de tener irregularidades y las que llevamos las de perder somos nosotros. Estamos cansados y hacemos responsable al Ministerio de Ambiente, a la Municipalidad de Lanús. Nadie vela por nuestros derechos, nadie garantiza que los vecinos vivamos en un ambiente sano. El problema es grave, nos siguen instalando industrias y nadie se hace cargo”, denunció.
ACUMAR les tenía que avisar cuando volvieran a inspeccionar la planta para probar el gasoil como nuevo combustible pero no lo hizo. “De sorpresa vino ACUMAR, no nos avisaron. Supuestamente probaron el gasoil y no salió humo negro, salió otro humo, por lo que levantaron la clausura”, indicó con enojo. “Ahora habrá que ver qué efectos tiene el uso de este nuevo combustible, y otra vez seguimos en la inconvivencia, en la falta de una solución y abrimos puertas a nuevos problemas que puedan llegar a surgir”, concluyó.