Este jueves se cumplió un año más de uno de los enfrentamientos que marcó la historia del mundo. El 2 de febrero de 1943, el Ejército Rojo salió victorioso contra el nazismo en la ciudad de Stalingrado y marcó un punto de inflexión en la defensa soviética durante la Segunda Guerra Mundial.
En el contexto del 80° aniversario, el mandatario ruso, Vladímir Putin, visitó Volgogrado, nombre que recibió la ciudad en 1961. La presencia del jefe de gobierno no es nueva en la zona, y la fecha tampoco es coincidencia, ya que representa la unidad nacional para el pueblo ruso. Claro está que en esta oportunidad cobra mayor relevancia por el contexto de guerra con Ucrania, la cual está próxima a cumplir un año.
Acusación de neonazismo ucraniano
Desde el inicio de la guerra entre Ucrania y Rusia, se prestó especial atención a la presencia de ideología nazi en parte de la población ucraniana. Para ser específicos, grupos paramilitares como los batallones Azov y Donbás, incorporados a las filas de las fuerzas armadas del país, fueron acusados de neonazistas. En la misma línea se encuentran los grupos Pravy Sektor y Aidar.
En varias oportunidades las autoridades rusas mencionaron la importancia de detener el neonazismo y el “odio ruso”. Este odio, denuncian, se acrecentó después del golpe de estado al mandatario pro ruso, Víktor Yanukóvich en el 2014.
En ese contexto, el líder del Kremlin brindó un discurso en el acto por el aniversario de la batalla de Stalingrado. Putin sostuvo que la ideología nazi, en su manifestación moderna, vuelve a amenazar de forma directa la seguridad rusa.
“Parece increíble pero es verdad: vuelven a amenazarnos con tanques alemanes Leopard que llevan las mismas cruces en sus lados” dijo el mandatario. Además, sostuvo que a pesar de la hostilidad de las élites occidentales, Rusia cuenta con “amigos” en América y Europa.
Advertencia rusa
El significativo apoyo de los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a Ucrania con suministros de armamento generó que distintos dirigentes del gobierno ruso advirtieran sobre una fuerte e indudable respuesta que podrían tener los países involucrados.
Esta semana, tras los ataques ucranianos a la ciudades de Lugansk y Jerson, el Kremlin manifestó que la OTAN está en guerra de forma directa con Rusia. A eso se suma lo que afirmó Putin en el 80° aniversario. En el acto planteó que aquellos que arrastran a los países europeos, incluída Alemania, a una nueva guerra con Rusia, piensan que pueden derrotarlos.
A dicha especulación Putin advirtió: «No estamos enviando tanques a sus fronteras pero tenemos con qué responder y este caso no se limitará al uso de equipos blindados, todos deben entenderlo”.
A su vez, el pasado 2 de febrero el portavoz de la Federación Rusa, Dmitri Peskov, informó sobre las declaraciones de Putin sobre el suministro occidental. Cada vez que se envíen armamentos “Rusia utilizará de manera cada vez más completa el potencial que tiene en su operación militar especial», deslizó el funcionario.
Por su parte, el viceministro de Exterior Serguéi Riabkov declaró en una entrevista que el principal responsable de la crisis ucraniana es Estados Unidos. Además, Riabkov argumentó que la potencia occidental es el primer beneficiario por usar a Ucrania como campo de pruebas de su industria militar.
El viceministro añadió que las relaciones entre Rusia y Estados Unidos se encuentran en un callejón sin salida. Esto se debe a la postura anti rusa que mantienen los norteamericanos, cuyo objetivo es lograr la derrota estratégica de Moscú.
Según Riabkov, Rusia está dispuesta a estudiar cualquier iniciativa seria para resolver la crisis ucraniana, pero ninguno de los países occidentales las habría articulado.