Créditos: Federico Grobba, Nota al Pie
Como síntesis de una nueva cumbre de la Celac, los miembros redactaron un documento que logra expresar los ejes rectores de una nueva geopolítica sudamericana. Nota al Pie analiza la Declaración de Buenos Aires desde una perspectiva de “unidad en la diversidad”, considerando los conflictos e intereses comunes entre las naciones del continente.
Los principios de una Declaración
“Es fruto del diálogo y del respeto. Es el multilateralismo solidario de la forma más vívida el que practicamos y el que llevamos adelante”, destacó el canciller argentino Santiago Cafiero en referencia a la Declaración. El compromiso por una América Latina Zona de Paz, la democracia y los derechos humanos, el Estado de Derecho y la integridad regional fueron enunciados como claves. A su vez, la determinación de promover la unidad en la diversidad fue expresada como condición para que América Latina y el Caribe se proyecten como una comunidad de naciones soberanas.
En este sentido, el documento realiza un diagnóstico y líneas de acción para el espacio en el actual contexto internacional “de múltiples crisis interrelacionadas”. En primer lugar refiere a la recuperación económica post-pandémica reconociendo que sus efectos profundizaron los niveles de pobreza, informalidad, desigualdad y endeudamiento. En efecto, la Declaración destaca el “papel central” que la región tiene a escala mundial en la seguridad alimentaria producto de su capacidad de exportadora neta de alimentos.
Por otro lado, se subraya el papel de la infraestructura para la integración. Para este punto se mencionan los proyectos de los corredores bioceánicos y particularmente a la Hidrovía Paraguay-Paraná en relación al transporte fluvial. A su vez, la integración energética resalta por los grados de cooperación que pueden desarrollarse en una coyuntura en la que la situación en Ucrania encarece los costos. Asimismo, la estrategia sanitaria regional se proyecta con claridad a partir del Plan de Autosuficiencia Sanitaria que se presentó.
Créditos: El País
El multipolarismo emerge pero el unipolarismo no cede
Muchos analistas coinciden en que el momento histórico genera una oportunidad para la unidad política continental y el posicionamiento de la región como un actor de relevancia en la nueva distribución de poder planetario. A propósito de ello, el canciller ruso Serguéi Lavrov indicó que la formación de un mundo multipolar que se impone sobre el paradigma unipolar anglosajón “es un proceso imparable”. A partir de sus enormes recursos primarios y la gran potencia industrial de varios de sus miembros, la región encapsula una fuerza emergente.
Sin embargo, si bien la estrategia de proyección continental parece tener claridad, las tácticas para alcanzar la autonomía regional están condicionadas por los grados de dependencia de cada país con el hegemón en decadencia. El rechazo de López Obrador a la iniciativa de moneda común, sosteniendo que hay que continuar con el dólar estadounidense, expresa las limitaciones para avanzar en proyectos de autonomía regional. O, por ejemplo, la crítica a la Celac por no haberse pronunciado con contundencia en contra de la ilegítima presidencia de Dina Boluarte en Perú, indican cierto desacuerdo político. En una línea similar cabe la declaración de Luis Lacalle Pou, quien planteó que en la cumbre hubieron países presentes que “no respetan la democracia”, haciendo clara alusión a Venezuela y Cuba.
Por otra parte, la confluencia geopolítica entre los gobiernos brasilero y argentino por reforzar la cooperación económica, comercial y energética en la región tiene sus pliegues. Los industriales paulistas que hoy empujan la propuesta de la moneda común son los mismos que en la cumbre del BRICS en Fortaleza en 2014 rechazaron la propuesta de ampliación del espacio para el ingreso albiceleste.
Créditos: AP
La integridad territorial y el diálogo multilateral
Otro de los asuntos sobre los que se pronunció la Celac fue la integridad territorial y el diálogo multilateral. De hecho, en la propia Declaración se hace referencia explícita a Malvinas, ratificando la soberanía argentina sobre el Atlántico Sur. En consonancia, exige que se respete la Resolución 1514 (XV) de la Asamblea General de la ONU que busca que la región sea un territorio libre de colonialismos.
Al respecto trasciende el Acuerdo de Cooperación Antártica que firmaron Argentina y Brasil con el objetivo de reforzar el desarrollo científico y tecnológico en el continente blanco. Pero a contramano de proteger la integridad territorial parece fluir el acuerdo entre Lula Da Silva y Macron para formar un nuevo fondo internacional por el Amazonas. El viejo anhelo de las potencias del Consejo de Seguridad de la ONU para tener incidencia sobre el “pulmón verde” del planeta podría colisionar con el principio de “no injerencia sobre asuntos internos de Estado”.
Por último, el ejercicio del diálogo multilateral en el escenario descripto se anuncia como un eje ordenador de la Celac. De hecho, en la propia Declaración se hizo mención explícita de socios extrarregionales como la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), la Unión Africana, la Unión Europea, India y el mecanismo Celac-China. En un escenario internacional convulsionado en el que Estados Unidos y Francia han retomado conversaciones con el gobierno venezolano por sus necesidades geoeconómicas, sostener un diálogo fluido con los diferentes polos de poder se indica como el camino a recorrer.