En 2020 Jason Aaron y Esad Ribic (El Carnicero de los Dioses) concluían su etapa con Rey Thor. El equipo creativo que tomó la posta entonces se conformó por el guionista Donny Cates (Venom Rex) y el dibujante Nick Klein. La dupla comenzó con un arco tan cósmico como espectacular. Una historia épica que esté a la altura del final de Aaron era una empresa difícil de lograr.
En pleno contexto de la pandemia, los autores trabajaron a distancia desde sus casas. Cates, decidió buscar una excusa para rejuvenecer al personaje que le fue legado por el escritor que ahora se ocupaba de los Avengers. Es así como surge “El Rey Devorador”, un viaje épico que busca dar un paso más allá de la amenaza representada por El Carnicero de Dioses.
El invierno negro
Al finalizar la Guerra de los Reinos, Odín se retiró. Y el título de Padre de Todo fue legado a Thor, quien ahora ostenta a Mjölnir, ahora renacido. Él no tiene ambiciones monárquicas, no busca ocupar el trono, pero está obligado. Esto le trae problemas personales, y Mjölnir pesa cada vez más en sus manos. Asgard fue reconstruida alrededor de Ygdrassil, el fresno del mundo.
En el momento de su primer discurso frente a su pueblo, la ceremonia es interrumpida abruptamente. Galactus, el devorador de mundos, un ser cósmico de los más implacables del universo, cae herido sobre la población implorando ayuda. El gigante da la alarma de que el Invierno Negro, responsable de la desaparición de la dimensión que era su hogar, ahora está aquí.
Thor es convertido en heraldo de Galactus, obteniendo así nueva juventud, y recuperando su ojo y su brazo perdidos. Ahora, Odinson deberá acompañar al enorme devorador de planetas a ganar energía para poder hacer frente a este final.
Un ominoso contexto para Thor
Cates crea en esta historia a la entidad llamada “El Invierno Negro” utilizando una plaga como referencia. Este ser corroe y destruye sin parar. Es como una corrosión, una de las 10 advertencias del antiguo testamento hacia el Faraón, y también, una pandemia. Este villano que asusta a uno de los enemigos más poderosos del universo Marvel es propiciado por el contexto circundante de nuestro mundo.
Con el épico antecedente inmediato de Rey Thor de Aaron y Ribic, era difícil ponerse a la altura de semejante épica. Pero de forma astuta, Cates no busca sólo impresionar, busca llegar a lo emotivo. Gran conocedor (y fan) de Walter Simonson, acudió a su obra. La etapa de Simonson con Thor en los 80’s es considerada la que definió al personaje como lo conocemos hoy en día.
Comenzando con un homenaje en las primeras páginas, Cates hace lo mismo que Simonson: plantea un viaje que cambiará la perspectiva del personaje. Además, toma elementos específicos, como la aparición del querido Beta Ray Bill, y una Lady Sif que siente gran cariño por ambos. Y finalmente un Dios que se ve abrumado por un enemigo que desconoce, y aún así, no ceja en su lucha.
Un elemento extra, que Cates toma de Simonson es referenciar, amistosamente, a la distinguida competencia. Un “fan service” que, de alguna manera, retrae al lector a una época donde los autores que iban y venían de una editorial a otra, se comunicaban de forma peculiar. No era raro encontrar a Superman en viñetas de Simonson, y en DC también había porciones.
Vislumbrar la noche y encerrarla en papel
La génesis moderna de Thor salió de la mente de una sola persona. Simonson escribía y dibujaba, pero lejos han quedado los años 80’s. También, Ribic había dejado la vara alta respecto a la narrativa visual. Nick Klein tomó la posta y se encuentra a la altura. Válido al momento de homenajear a Simonson, y estoico a nivel composición demuestra no sentir temor en seguir adelante.
Los trazos de Klein son seguros, férreos y expresivos. Las composiciones recuerdan a Simonson pero tienen la fuerza de la narrativa actual para subir la apuesta. Es un nuevo mundo, un nuevo universo, y Klein pisa fuerte. Logra imprimir su estilo haciendo que las emociones vibren con el guión de Cates, formando una cofradía artística digna del Rey del Trueno.
Llegar al siguiente nivel
El diseño de Thor, como heraldo de Galactus, lleva un cambio novedoso en el personaje. Ahora su traje forma una runa. Este símbolo, llamado “Thurisaz”, representa defensa y destrucción. Además de que la marca se nombra como él, también lo vincula más a su arma de preferencia, el Mjölnir, herramienta de construcción y arma de destrucción.
Thor, heraldo o no, lleva el peso de años, sabiduría, y también sus propias dudas. Fue indigno, recuperó su dignidad, y ahora, está en un lugar que no quiere. Añora como anciano, es rejuvenecido por Galactus, es un guerrero, pero también un rey, más que eso, es un Padre de Todo, y ese título trae responsabilidad. Klein y Cates llevan al personaje a otro nivel.
La conclusión de la aventura del primer arco, no solo es de escala superlativa, también anticipa una desgracia sin igual. Cates, apuesta alto en esta etapa, es cuestión de tiempo el saber cómo resultará. Thor: El Rey Devorador se publicó recientemente en Argentina por la editorial Panini Latinoamérica.
El tomo de tapa blanda que recopila los números 1 a 6, se numera como el quinto de la colección que viene recopilando a Thor. Los cuatro números previos son el acto final de la etapa de Jason Aaron, incluyendo La Guerra de los Reinos, y Rey Thor.