Cuando suena un chamamé, inevitablemente aparece un sapucay. Es el grito universal de júbilo y celebración que Lorenzo González supo resignificar. Él es licenciade en artes plásticas y, a través de su proyecto “Sapucay Marica”, logró reunir las tradiciones con las identidades de género y el colectivo LGBTIQ+.
En diálogo con Nota al Pie, le artista contó: “Sapucay Marica es un grito contra la sociedad que nos oprime y el resultado de un proceso de introspección mediante el cual cuento mi historia”.
Este proyecto se presentó en la Feria de Arte Contemporáneo, en Corrientes. Se destacó por reunir en fotografías los aspectos característicos de lo rural con intervenciones en vestuarios y maquillajes con propuestas disruptivas.
Gauchos con aretes, vestidos, boinas, y labios pintados. Mates, animales y productos de la chacra. Estos son algunos elementos que componen las fotografías de le artista que generó mucha curiosidad.
“Fue muy sorprendente la repercusión que tuvo mi propuesta. Fue muy lindo poder encontrarme con la gente, recibir su afecto y escuchar sus devoluciones”, aseguró González.
Al momento de lanzar el proyecto a través de las redes sociales, le joven explicó que apeló al término “sapucay” porque expresa aquello que no se puede poner en palabras; algo que le sucedió durante mucho tiempo. Sin embargo, grita con toda voz y en su máxima expresión “hoy puedo decir con orgullo que soy marica y me gusta el chamamé”.
Un grito de identidad
Lorenzo González es profesore y licenciade en artes plásticas. Logró contar a través de un grito de libertad su historia y su identidad. Comentó que el proyecto nació en tiempos de cuarentena estricta cuando empezó a rememorar su infancia; los trabajos rurales y las implicancias de ser gay en el interior de una provincia muy conservadora.
“En las fotografías se recrean muchas cosas del campo y la idea inicial fue darles otra entidad a las tradiciones de Corrientes; a apostar a una mirada marica; a cruzarlo con lo LGBT y poder abrir el panorama a otras lecturas y a otras personas”, dijo le joven.
González cuenta con otros proyectos anteriores y algunos que se están desarrollando en paralelo. Sin embargo, reconoció que “sapucay marica” es la que más lo representa. “Es un proyecto en el cual hablo plenamente de mí y de mi historia, de mi gente. Y por eso me interpela mucho más”, agregó.
Nació en Yapeyú, Corrientes, y actualmente vive en Oberá, Misiones. Sin embargo, tiene muchas ganas de seguir profundizando y desarrollando su arte en el pueblo que lo vio crecer. Si bien la performance inicial reúne solamente fotografías, no descartó recorrer otras técnicas; ya que se trata de un proyecto que está en su etapa inicial.
Arte, tradiciones e identidades
Le artista no solo fue le encargade de idear la propuesta, sino que también le puso el cuerpo a todo. “Es mi historia y soy yo también quien la muestra. El que pone la cara”, dijo. Sin embargo, también reconoció que le gustaría poder sumar a otras personas; mostrar otras corporalidades y deconstruir las figuras hegemónicas.
Además, aseguró: “El cuerpo es un enunciado político. Y la identidad pasa muchas veces por la visualidad. El cómo nos vemos, nuestros movimientos y cómo nos comportamos están en el cuerpo; por eso es importante mostrar otras formas para salir de la idea hegemónica que a veces se tiene incorporado”, dijo le artista.
Asimismo, también reflexionó sobre el lugar que tienen las expresiones artísticas que proponen una alternativa a lo convencional. Aseguró que todavía hay una identidad hegemónica muy marcada, “en donde se privilegian a los imaginarios heterosexuales. Y por eso muchas veces las colectividades disidentes surgen desde los espacios alternativos o autogestionados”.
En el último tiempo, en Corrientes se generan propuestas en las que participan personas del colectivo LGBTIQ+. Sin embargo, la mayoría de ellos nacen por iniciativa de les integrantes. Según González, estos espacios emergentes son menos desarrollados porque son les mismes artistas quienes lo gestionan.
Un grito marica
El término “marica” durante mucho tiempo se utilizó para hacer énfasis en las expresiones que no representaban al “macho tradicional”. A través de González, y la histórica lucha del colectivo, este término cuenta con un nuevo significado, uno cuyo sinónimo es: orgullo.
Le artista aseguró que hoy en día los derechos conquistados permiten que cada une viva su identidad con mayor libertad; algo que durante su adolescencia era mucho más difícil. “Hoy en día, gracias a los medios, a los movimientos, las leyes ayudan a que no se siga marginando a las personas y haya mayor libertad”, dijo.
Por otra parte, también aseguró que este proyecto trata de mostrar la realidad; “es abrir una ventana hacia la diversidad en todos los lugares”. A través de su historia, su arte y su iniciativa, logró reconstruir los escenarios rurales tradicionales. Aportó una mirada inclusiva, de respeto y aceptación hacia todas las identidades.