El mes del orgullo trae diversos pensamientos y reflexiones sobre la lucha por la igualdad y diversidad de todas las personas que integran el colectivo LGBTIQ+. De esta manera, Nota al Pie presenta un recorrido por la vida de Diana Sacayán, una matancera con un final trágico, que luchó hasta el último minuto por sus derechos.
La reconocida líder del colectivo trans, tuvo una historia de vida complicada desde sus inicios. Su historia de vida y experiencias no deben ser recordadas únicamente dentro de fechas especiales, sino que se trata de recordarlas en cada momento y agradecer su contribución para el colectivo de diversidades, al cual acompañó en todo momento.
La historia de Diana Sacayán
Durante su adolescencia, Diana Sacayán fue víctima de violencia institucional por la persecución sufrida a causa de su identidad de género. En ese entonces, las fuerzas policiales la encarcelaron, ya que su identidad de género era considerada un delito. De esta forma, expresar libremente su identidad de género la llevó detrás de las rejas.
Sin embargo, la cárcel no fue un impedimento para ella, ya que allí se acercó al Partido Comunista. De esta manera, dio sus primeros pasos en el mundo de la militancia. Así comenzó un activismo que se mantuvo incesante hasta sus últimos días.
Desde ese momento, Sacayán no paró hasta hacer valer los derechos de sus compañeras y mejorar la calidad de vida. En este sentido, formó parte del Programa de Diversidad Sexual del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI); dirigió la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays y Bisexuales (ILGA) y fundó el Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (MAL).
Un dato a destacar es que Diana fue la primera travesti en recibir su DNI con la inscripción del género femenino. Un logro que, años atrás, era impensado para ella y el colectivo. Diana era perseverante y lo demostró en cada paso que dio.
Logros alcanzados por Diana
A partir de su lucha, consiguió que se respetara el nombre de la identidad de género autopercibida en todos los hospitales y centros de salud. Esto fue a través de la sanción de la Resolución N.º 2359/07 del Ministerio de Salud del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
También estuvo presente en proyectos de atención a la salud, como por ejemplo, los de consultorios médicos exclusivos para la población trans. En relación con el derecho a la educación, coordinó un programa para que sus compañeras retomaran los estudios.
Sin embargo, uno de sus últimos logros fue promover la Ley de Cupo Laboral Trans. Esta regulación establece que “el Sector Público de la Provincia de Buenos Aires debe ocupar, en una proporción no inferior al uno por ciento (1 %) de la totalidad de su personal, a personas travestis, transexuales”.
De esta manera, la vecina matancera reivindicó la diversidad, la inclusión y la igualdad de su colectivo, al cual representó y defendió en todo momento. Por otro lado, le daba mucha importancia al territorio matancero ya que, para ella, ser “matancera” era ser una travesti racializada.
Para Diana Sacayán, La Matanza no era un simple territorio, sino una forma de vida, de militancia y de comprensión. Ser matancera también significaba visibilizar a los sectores olvidados y marginados.
Víctima del odio
El final de la reconocida líder del colectivo trans fue trágico. En 2015, Gabriel Marino la asesinó en un crimen de odio hacia su identidad de género, también llamado travesticidio.
El 18 de junio de 2018, el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N° 4 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, dictó sentencia. En una causa donde el organismo fue querellante, condenaron a cadena perpetua al asesino de la compañera y trabajadora del INADI.En su veredicto, el Tribunal consideró que se trató de un crimen de odio y que medió la violencia de género según los incisos 4 y 11 del artículo 80 del Código Penal. De esta manera, por primera vez, la Justicia argentina reconocido un crimen como un travesticidio.