En 2010, Eduardo Mazzitelli y Enrique Alcatena se juntan para dar vida a Imperator, una épica de absoluta belleza. Publicada originalmente para Italia, luego llegaría a la tierra natal de los autores, abordando prácticamente toda la cultura europea.
La historieta argentina ha simpatizado durante mucho tiempo con tierras foráneas en el suelo nacional. Obras como “Nippur de Lagash” (Robin Wood y Lucho Olivera) o “Gilgamesh” (Lucho Olivera) pueden nombrarse. Sin embargo, la narrativa de Mazzitelli y el arte de Alcatena llegan a otros niveles para contar estos relatos.
Aprovechando el país para el que trabajaban, la historia se emplaza en el antiguo imperio romano. Desde allí, las costumbres, creencias y diferentes culturas formarán el escenario de la aventura del héroe.
La historia de Imperator
“Imperator” es la palabra en latín que define al Emperador. La historia tomará como protagonista a un joven llamado Nicias, quien llegará a la capital del imperio a visitar a su padre. El recién llegado revelará que es un bastardo, y tiene cómo demostrar que su sangre corre la misma que la del regente.
La trama da un giro cuando el Emperador rechaza directamente a Nicias como su hijo, clamando que la sangre no es importante. El muchacho deberá iniciar un viaje con destino totalmente incierto para, finalmente, hallar su destino y propósito. Si algo es seguro, el lazo de sangre no puede ser negado.
La riqueza de la trama
La habilidad de Mazzitelli es presentar a los personajes de un modo por completo contrastante. Primero, el emperador se presenta poderoso ante un ejército, y evita la batalla mediante el razonamiento y el tributo. Nicias aparece como una persona buena, ingenua y bondadosa. El primer contacto que el joven tiene al llegar es con mendigos que lo acogen como uno de ellos.
El rechazo del emperador, y la tragedia causante de la insistencia de Nicias y la codicia de su hermanastro lo envían en un viaje de autodescubrimiento. El problema es que por algún motivo, a lo largo del imperio corre la voz de que él será quien derrote a su padre.
En este viaje errante, Mazzitelli nos da un recorrido por Alejandría y por su caída bajo el ataque del Emperador. Veremos a Medusa, la terrible Gorgona cuyos ojos convierten en piedra a todo el que ose mirarla. Nicias enfrentará a Moloch, y hasta conocerá a Teseo en los campos elíseos.
La aventura lo llevará a descubrir la verdad sobre la profecía que lo coronó vencedor de su padre. Muchas culturas, europeas y algunas africanas también formarán el crisol que comprende el viaje. Todo llevará orgánicamente a que el muchacho forje su destino y finalmente lo enfrente.
Esta riqueza cultural requiere un determinado bagaje del lector para poder disfrutar más de la historia. Pero a su vez, es una narración tan efectiva que puede despertar la curiosidad de aquel no versado en mitologías del antiguo continente. Es aquí donde entra la otra y poderosa virtud de esta obra.
El arte de Alcatena
El Maestro Quique Alcatena (quien cumplió 65 el último 27 de febrero) derrocha habilidad en cada trazo de esta obra. Definitivamente el guión de Mazzitelli se ve fuertemente reforzado por el arte de Alcatena. Cada viñeta es una obra que comunica a través de la composición. La atención al detalle en cada dibujo es magnífica.
Al leer Imperator, es imposible no tomarse el tiempo para apreciar el detalle de cada ilustración. No solo de los humanos, si no también, las bestias mitológicas cobran vida tras el paso del lápiz del Maestro. Llegando a exponer cuadros que se comparan con los antiguos frescos europeos.
Desde la arquitectura de las ciudades, hasta incluso la elección para mostrar al gran panteón olímpico es sólo motivo para sentarse a disfrutar de esta obra. Y la historia nos conduce de manera completamente orgánica a través de cada una de estas páginas.