El cine, a lo largo de su historia, ha generado toneladas de cintas, en su mayoría producidas y dirigidas por hombres. La mirada masculina es un término en la industria del cine que se usa para describir cómo el espectador debe ver las cosas que se le presentan a través de la lente del hombre heterosexual.
El concepto fue acuñado por la teórica del cine Laura Mulvey en 1975 para explicar la cosificación de la mujer en los medios. En el cine, la mirada masculina mira mientras se mira el cuerpo femenino; la mirada puede provenir de la audiencia, de un personaje masculino dentro de la película o de la propia cámara.
Los estándares de belleza para las mujeres se centran en gran parte en la mirada masculina. Las mujeres se reducen a nada, un accesorio que completa el arco del protagonista. Pero la mirada masculina y su toxicidad también establecen estándares de belleza para los hombres.
En contrapartida, la otra cara de la moneda, la más sutil, la mirada femenina, ha comenzado a ganar más atención en la industria del entretenimiento. Como una forma más emotiva e íntima de retratar al otro, ve a las personas como personas, que puede buscar empatizar o no, pero jamás objetivar.
Y es una definición que es fácil dejar atrás, en particular cuando se trata de escenas de naturaleza erótica. Porque, durante demasiado tiempo, el deseo y el placer femeninos han sido estigmatizados y escondidos debajo de la alfombra.
El deseo de las mujeres
Muchas películas que representan el deseo de las mujeres lo hacen de manera no relacionada con la mirada masculina. The Piano (1993), de Jane Campion, expresa la naturaleza apasionada de la heroína a través de la famosa partitura de la película.
The Virgin Suicides (1999, Sofía Coppola) transmite la experiencia femenina a través de una estética sonora y visual. Coppola usa una estrategia similar en Marie Antoinette (2006), utilizando un diseño abarrotado para comunicar la vida claustrofóbica de las mujeres en Versalles.
La mirada masculina crea un desequilibrio de poder. Apoya un status quo patriarcal, perpetuando la cosificación sexual de la vida real de las mujeres.
En cambio, las películas que se centran en las experiencias de las mujeres son profundamente subversivas. Podemos citar a Fish Tank (2009, Andrea Arnold), una historia sobre la mayoría de edad y la vulnerabilidad de una niña, o In the Cut (2003, Jane Campion), una historia sobre el descubrimiento sexual de una mujer.
El placer femenino censurado
Las películas sobre la sexualidad femenino a menudo ha enfrentado formas de censura que prueban su carácter subversivo. Los creadores de The Cooler (2003, Wayne Kramer), Boys Don’t Cry (1999, Kimberly Peirce) y Blue Valentine (2010, Derek Cianfrance) afirman que sus películas fueron clasificadas R por tener escenas en las que las mujeres reciben sexo oral. Tales escenas se enfocan en el placer femenino y socavan el «ser mirado» de las mujeres.
En 2021, a la serie animada para adultos Harley Quinn (2019, Paul Dini y Bruce Timm), le censuraron una escena en la que Batman le daba sexo oral a Catwoman. «Los superhéroes no hacen eso» gritaron los directivos de DC Films. El problema no era que Batman tuviera sexo, sino que residía en el acto de darle placer a una mujer, algo que algunos todavía consideran un signo de sumisión.
Cintas como The Piano, In The Cut o Marie Antoinette demuestran que el cine puede utilizar la música, las escenas eróticas y la estética visual para expresar el punto de vista femenino. Al hacerlo, contrarrestan la mirada masculina, presentando a las mujeres como sujetos en lugar de objetos.
Día de San Valentín con una mirada femenina
El Valentin’s Day celebra el amor romántico bajo una perspectiva heteropatriarcal y capitalista. Para cambiar el enfoque de este día, podemos elegir ver alguna de estos films. A las películas antes mencionadas, sumamos Bound (1996, Lana y Lilly Wachowski) y las series Sex/Life, Insecure, Sex Education y Bridgerton; todas estas producciones ponen énfasis particular en el placer femenino y celebran el amor y el erotismo en la diversidad.