Según las cifras de Our World In Data, gran parte de los países de Latinoamérica superan la tasa de vacunación mundial (53, 3%) con al menos una dosis de la vacuna. Nuestro continente, después de haber alcanzado las 1,5 millones de muertes a causa del COVID 19; se encuentra en un periodo de relativa tranquilidad debido a las campañas de vacunación impulsadas desde los Estados Nacionales.
En la última semana del año 2020, Argentina, Chile, Costa Rica y México, iniciaron la vacunación contra el Coronavirus. Los demás países de nuestro continente, por otro lado, empezaron la misma a comienzos del corriente año. En agosto del 2021, asimismo, casi la totalidad de las naciones de nuestra región empezaron a administrar las segundas dosis que muchas de las vacunas necesitan para ser eficaces contra el COVID.
Los últimos datos indican que Cuba (90%); Chile (88%); Argentina (80%); Uruguay (79,65%); Brasil (76%); Costa Rica (75%); Ecuador (75%); Colombia (70%); Panamá (69%); El Salvador (68%); Perú (65%); República Dominicana (63%); México (58%) y Belice (56%), son los países que superan el promedio de vacunación mundial con un sector de la población vacunada con una dosis. De igual manera, naciones como Guyana, Venezuela, Paraguay, Surinam, Honduras y Bolivia, alcanzaron o superaron el 40%, cumpliendo con el objetivo propuesto por la OMS para finalizar el 2021.
El problema de la variante del Delta
Más allá de los datos, que sin ninguna duda resultan alentadores, las preocupaciones siguen vigentes. “El problema de las actuales campañas de vacunación es que, cuando fueron diseñadas, pensábamos que con un 60% de la población vacunada con las dos dosis el tema estaba controlado. Sin embargo, al aparecer la variante Delta, este número quedó viejo”, sostiene Luis Camera, infectólogo y asesor presidencial.
Esta variante, que es la cepa dominante en algunos países latinoamericanos, obligó a repensar las estrategias de vacunación así como también a acelerar sus tiempos. El infectólogo explica que “con la aparición de la Delta necesitamos de al menos un 80% – 85% de la población con las 2 dosis aplicadas; por lo que rápidamente las campañas planificadas quedaron un poco cortas”.
Según Camera, la esperanza para el pueblo latinoamericano radica en que, cuando se completen los esquemas de vacunación en cada uno de los países. Esto permite tener al 60% de la población vacunada es reducir drásticamente la mortalidad para un continente que sufrió especialmente la letalidad del virus. “Con la variante Delta circulando es posible que para otoño e invierno los casos vuelvan a aumentar pero, afortunadamente, no va a ser con la letalidad expresada en la segunda ola de la pandemia en Latinoamérica”, indicó.
El reflejo de Europa y la resistencia a la vacunación
Desde el inicio de la pandemia hemos podido observar que lo que sucedía en Europa, al poco tiempo, se trasladaba a los países de nuestra región. En la actualidad, el denominado viejo continente, se encuentra con una cuarta ola del coronavirus que está causando estragos. Obligados por los elevados números de casos positivos, como así también por un alto número de muertes, los gobiernos europeos retomaron las restricciones que habían sido “relajadas” después de unos meses de relativa calma.
Luis Camera, no obstante, sostiene que es posible que en esta ocasión eso no se vea reflejado en Latinoamérica. Para el infectólogo existen algunos factores diferenciales que nos permiten esperanzarnos con esa posibilidad. “El número de vacunados, la vacunación en niños, seguir utilizando el barbijo e, incluso, algo que no sucedió en, por ejemplo, Europa del Este que transitó el 2020 con una llamativa tranquilidad: en Sudamérica nos hemos infectado mucho”, indica Camera.
Si bien el panorama es esperanzador, algo que representa un verdadero problema para combatir la pandemia tiene que ver con la resistencia de un sector de la población a vacunarse, lo que impide en muchos países del mundo llegar a la tan nombrada inmunidad de rebaño. Las campañas de desinformación como así también las teorías conspirativas en torno a las vacunas generaron que un número importante de personas se encuentren negadas a aplicarselas.
Frente a la consulta sobre que deberían hacer los gobiernos ante esta situación el especialista sostiene que “aunque resulta lógico lo que hacen muchos estados europeos en torno a medidas restrictivas como el pasaporte sanitario, en nuestras sociedades seguiría optando por las estrategias de seducción para que la gente se vacune”.