El advenimiento de la pandemia transformó todos los aspectos de la vida cotidiana, y la educación no estuvo exenta. A partir de la declaración del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), les docentes se vieron obligades a transicionar a la virtualidad. Tras un largo camino de adaptación, atravesado por tensiones y conflictos, hoy se pone sobre la mesa el debate sobre el regreso a la presencialidad.
En diálogo con Nota al Pie, Ileana Celotto, secretaria general de la Asociación gremial docente de la Universidad de Buenos Aires (AGD UBA) y Daniel Ricci, secretario general de la Asociación de docentes de la Universidad de Buenos Aires (ADUBA), plantearon sus posturas y experiencias.
Modelo de enseñanza híbrido
“El retorno a las aulas seguro será masivo el año próximo y tendremos un modelo híbrido”, declara Ricci. Señala, además, ciertos aprendizajes o beneficios que dejó la experiencia virtual: “Siempre digo que la primera revolución tecnológica fue la imprenta, pasamos de la enseñanza de manera oral a la escrita, permitiéndoles a los docentes usar el libro y no tener que repetir todo en clase. Hoy estamos ante una segunda revolución con las plataformas virtuales, donde los docentes pueden subir contenidos. Al igual que el libro no reemplaza el trabajo del docente y la enseñanza en el aula, sino que es una herramienta que viene a ayudar a que se de mejor el proceso aprendizaje-enseñanza”. En ese sentido, asegura que “la virtualidad ayuda a darle fuerza a lo que ocurre en la presencialidad”.
Por su parte, Celotto asegura que desde el gremio defendieron la presencialidad en todo el sistema educativo desde un primer momento. “Por eso también manifestamos todos los problemas respecto a qué tipo de presencialidad se llevaría adelante, porque con una sin condiciones epidemiológicas, sanitarias y materiales, no acordamos”, sentenció la secretaria de AGD UBA. En tal sentido, asegura que “para la educación y para la salud, el primer tema es el aumento inmediato del presupuesto que garantice las condiciones para que puedan funcionar como corresponde”.
Un retorno seguro
Respecto a las condiciones materiales de infraestructura, Celotto dice que “hoy vemos, por ejemplo en la propia Ciudad de Buenos Aires, que hay escuelas que no pueden abrir porque no tienen agua. O no pudieron abrir durante el invierno porque no tienen calefacción y no se podía dar clase con las ventanas abiertas”. Por otro lado, se refiere al problema de la capacidad de las aulas. “Hay que garantizar el aforo, que no se puede achicar o agrandar de acuerdo a las necesidades políticas de los gobiernos. En un momento se había establecido un distanciamiento de 1,5mts. Cualquier que vaya a un aula, va a ver que no se puede respetar, con suerte se llega a los 80cm. Es por eso que ahora, con la presión política para volver a la educación presencial, se modificó el distanciamiento. Entonces, esto se va acomodando no de acuerdo a una necesidad sanitaria, sino a de acuerdo a una necesidad política”, denuncia.
Por su parte, Ricci asegura que “primero está la salud, después la educación y por último la economía”. Para el gremio “es muy importante que se respeten todos los protocolos de seguridad y, en ese sentido, hemos de entrada propuesto un protocolo a nivel nacional que fue tomado por las autoridades y que hoy se está llevando adelante no sólo en la UBA, sino en todas las universidades públicas. Obviamente, vamos a ser extremadamente cuidadosos en los protocolos de cuidado de la salud para evitar contagios que puedan afectar a docentes, trabajadores no docentes y estudiantes”, explica el secretario de ADUBA.
Virtualidad forzosa, ¿a qué costo?
Respecto a la virtualización de las tareas docentes se plantearon muchas demandas, algunas resultas y otras que continúan al día de hoy. En ese sentido, Celotto asegura que “desde el inicio de la pandemia, tanto los docentes de nivel universitario como preuniversitario, trabajamos en condiciones de mayor precarización y flexibilidad laboral”.
AGD UBA realizó una encuesta en el mes de mayo de este año, que releva la situación de les docentes en el marco de la pandemia. El estudio revela que el 77,2% de les entrevistades considera que aumentó la precarización en este contexto. Las razones son: la falta de horarios definidos (78%); los gastos en insumos que cuentan por cuenta propia de les trabajadores (74,4%); una mayor carga horaria (67,1%); el sentimiento de presión (45,2%), entre otras. Por otro lado, el 59,7% atravesó situaciones de angustia, estrés, miedos, entre otros. El 49,7% vio sus ingresos reducidos. El 30,1% no cuenta con el espacio adecuado para dar clases virtuales. El 60.1% no contaba con capacitación en educación virtual previo a la pandemia y no recibió tampoco durante este período.
Celotto asegura que desde un primer momento desde AGD rechazaron la virtualización forzosa. Explica que “muchos y muchas docentes no tenían los conocimientos, ni los equipos para llevar adelante las clases. De manera que fue un trabajo arduo el de transformar las clases a la virtualidad”.
Reclamos con larga data
Respecto a los reclamos Celotto, señala que inicialmente no tuvieron “ningún reconocimiento, ni por el aumento de la banda ancha, ni por el aumento de la conexión, ni por el equipamiento. Todos y todas tenemos ejemplos de cámaras que tuvimos que comprar, memorias que tuvimos que ampliar, bandas anchas que tuvimos que mejorar. Recién este año se nos empezó a pagar 1000 pesos por conectividad, un reclamo que hicimos durante todo el año pasado, sin ser respondido, y que ahora mantenemos de 3000 pesos como mínimo”.
De igual modo, Ricci señala que les docentes tuvieron que hacer un gran esfuerzo personal para llevar adelante las clases online. “Con el tiempo se fue solucionando y la universidad fue contratando plataformas y dándoles mails institucionales a los docentes. Pero de entrada usaban su celular, su whatsapp, sus mails personales. Entonces obviamente no había tiempo de descanso, dado que los estudiantes, sobre todo, por la ansiedad le mandaban mensajes a los docentes a cualquier hora, cualquier día, incluso los fines de semana”, cuenta.
Otro gran reclamo fue el de “dispensas por el cuidado de niños y adultos mayores. Y, en este contexto de vuelta a la presencialidad, por supuesto que se reclamarán las dispensas para docentes con patologías previas”, declara Celotto.