jueves 25 de abril de 2024

Arsénico: un enemigo silencioso

Se trata de una sustancia que naturalmente está presente en el agua de bebida, cuyo consumo a lo largo de los años resulta cancerígena.
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El arsénico en el agua de bebida es un enemigo silencioso que a largo plazo puede causar cáncer. Crédito: Nuestro-Clima

Nota al Pie se comunicó con Alejandra Volpedo, Doctora en Biología y Directora del Instituto de Investigaciones en Producción Animal (UBA-CONICET). Uno de sus ejes de trabajo radica en la producción pesquera, por lo tanto en lo relacionado con la calidad del agua. 

También dialogó con profesionales de la Dirección de Salud y Educación Ambiental de la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) con el fin de indagar sobre el arsénico y los efectos que provoca en la salud de la población.

Diversas movilizaciones ambientalistas y vecinales han puesto en tema de agenda los efectos que causa la ingesta crónica de arsénico. En sus reclamos solicitan mayores tratamientos al agua de bebida por parte de las empresas proveedoras. 

Recientemente, en la localidad de San Miguel del Monte, donde los niveles de esta sustancia en el agua son extremadamente elevados, los reclamos de les vecines fueron escuchados. Se instalará una planta de ósmosis inversa que permitirá eliminarlo del agua. 

Origen del arsénico

La Dra. Volpedo explicó que las fuentes de arsénico en Argentina son de origen natural. “Cuando se formó la Cordillera de los Andes, las cenizas volcánicas, que contienen naturalmente arsénico, cayeron al loes pampasico (suelo)”. Esto ocurrió en gran parte de los lugares donde hay gran cantidad de montañas, como el Himalaya, y en el norte de la India.

El uso de agroquímicos no está relacionado con el arsénico. Esos son tipos de contaminantes orgánicos y el arsénico es inorgánico. Antiguamente los plaguicidas contenían entre sus principios activos arsénico. Según el Decreto N°2121/90, actualmente se encuentra prohibida totalmente su utilización para tal fin.

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Pintada en la pared del Centro de Atención Primaria de Salud (CAPS) del barrio La Loma, en Luján, donde se reclama por la potabilidad del agua. Crédito: unsam.edu.ar

Distribución

Desde ACUMAR informaron que se encuentra ampliamente distribuido en la corteza terrestre con una concentración media de 2 mg/kg. Está presente en cantidades ínfimas en todo tipo de rocas, suelos, agua y aire.

Además, agregaron que el Arsénico se encuentra naturalmente en suelos argentinos que tienen origen volcánico. Su presencia abarca una extensa zona de las regiones central y norte del territorio, rica en terrenos arseníferos. A través de los mismos se produce la movilización hacia las napas de agua.

La zona más afectada por el arsénico en Argentina es la llanura Chaco-pampeana. Se ubica en el centro del país, con una superficie de alrededor de 10 millones de km2 y es una de las regiones más densamente pobladas. Las provincias más afectadas son Córdoba, Santiago del Estero, Chaco, Salta, Tucumán, Santa Fe y La Pampa, siendo las tres primeras quienes poseen las más altas concentraciones de arsénico.

Aclararon que la presencia de arsénico en agua en la provincia de Buenos Aires está relacionada particularmente (pero no exclusivamente) con el acuífero Pampeano. Se localiza en una gran área de la llanura Pampeana. Este acuífero es la principal fuente de agua subterránea de la región.

También existen fuentes antropogénicas, es decir, causadas por el hombre. Por ejemplo, las fundiciones, ya que el arsénico se utiliza industrialmente como agente de aleación. Además, es utilizado en las industrias relacionadas al vidrio, pigmentos, textiles, papel, adhesivos metálicos, protectores de la madera y municiones, en curtiembres y en la fabricación de plaguicidas y productos farmacéuticos.

HACRE: Hidroarsenicismo crónico regional endémico

Desde la Dirección de Salud y Educación Ambiental de ACUMAR explicaron a Nota al Pie que el consumo de agua contaminada con arsénico por los mecanismos ambientales naturales no produce casos de intoxicación aguda. Los efectos son crónicos derivados de la ingesta de pequeñas cantidades de arsénico en el agua y en otros alimentos contaminados por la misma durante largos períodos de tiempo.

El consumo crónico de agua de bebida contaminada naturalmente con arsénico provoca un cuadro denominado Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico (HACRE). Esta grave enfermedad de larga evolución fue descubierta en la localidad de Bell Ville, Córdoba, hace unos 100 años.

Según el Código Alimentario Argentino (capítulo 12) está aceptada una concentración de hasta 0,01 mg/l de arsénico en agua potable. La Secretaría de Regulación y Gestión Sanitaria y la Secretaría de Alimentos y Bioeconomía,  dispusieron la Resolución conjunta 34/2019. Determina que: “En aquellas regiones del país con suelos de alto contenido de arsénico, la autoridad sanitaria competente podrá admitir valores mayores a 0,01 mg/l con un límite máximo de 0,05 mg/l cuando la composición normal del agua de la zona y la imposibilidad de aplicar tecnologías de corrección lo hicieran necesario”; ello hasta contar con los resultados del estudio de Hidroarsenicismo y Saneamiento Básico en la República Argentina”.

Les profesionales de la Dirección de Salud y Educación Ambiental de ACUMAR explicaron que existen amplias áreas de nuestro país que registran cifras > 0,50 mg/l. Esto expone a las poblaciones residentes al riesgo de padecer enfermedades dermatológicas, cardiovasculares y cáncer.

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Los estudios demuestran que las concentraciones de arsénico en agua son mayores a las permitidas por las regulaciones sanitarias y alimenticias, en las provincias del centro y norte del país. Crédito: Ivess

Síntomas del HACRE

Para la aparición de los síntomas clínicos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que esta etapa requiere una exposición al arsénico de 5 a 10 años. Los efectos crónicos de este compuesto en la salud son muy variables. Según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), el arsénico pertenece al Grupo 1: «carcinógeno para el ser humano”, ya que hay pruebas suficientes que confirman que puede causar cáncer a los humanos.

Desde ACUMAR comentaron que como síntomas generales se puede presentar debilidad y anorexia. La exposición crónica al arsénico inorgánico afecta principalmente a la piel, mayoritariamente las palmas de las manos y las plantas de los pies. Esto puede derivar en diferentes tipos de cáncer de piel.

A nivel de sistema nervioso puede presentarse dolor, parestesia (sensación de hormigueo en varias partes del cuerpo), fasciculaciones (espasmos musculares), temblor, ataxia (alteraciones de la marcha), trastornos de la sensibilidad, debilidad y Polineuropatía sensitivo-motora (compromiso de diferentes nervios).

En el aparato respiratorio puede asociarse a cáncer de pulmón. Por su parte, en el aparato gastrointestinal puede contemplarse hepatomegalia (agrandamiento del hígado), ictericia (coloración amarillenta de mucosas y piel), cirrosis (enfermedad del hígado) y angiosarcoma (cáncer en las venas o arterias). 

En el sistema urinario se asocia a cáncer de vejiga. Puede observarse a su vez a nivel hematopoyético (sangre) anemia, leucopenia (disminución de las defensas del cuerpo) y trombocitopenia (disminución de las plaquetas que puede causar hemorragias).

Efectos en animales de consumo humano

El arsénico que se encuentra en el agua es ingerido por los organismos acuáticos. La Dra. Volpedo estudió las concentraciones de arsénico en los peces con el fin de determinar si reviste de importancia para el consumo humano. Hasta el momento, los resultados obtenidos demuestran que los valores no son tan elevados. Por lo tanto, el consumo de peces no sería de riesgo para la salud humana. Pero depende de la concentración que exista en dichos animales puede ser de riesgo.

En el caso de los animales de producción, también se han realizado análisis. Uno de los investigadores es el Dr. Alejo Pérez Carrera, actual Decano de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires. Entre sus investigaciones estudió la concentración de arsénico en los bovinos, encontrando que en la leche los valores son muy bajos. 

Por otra parte, para que haya concentraciones elevadas en la carne, el consumo de arsénico debe ser crónico en las vacas. Como se faenan a corta edad, no llega a acumularse en cantidades suficientes como para representar un riesgo a las personas.

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