En la ciudad de Tres Arroyos, ubicada a 500 km de Buenos Aires, comenzó a gestarse el 7 de julio de 2020 la Ecoaldea Aguaribay. Se trata de un proyecto conformado por un grupo heterogéneo de mujeres, movilizadas por el deseo de habitar la tierra y la vida de forma distinta, entendiendo que hay otros mundos posibles.
Actualmente, las féminas tienen su espacio de tierra. Allí comenzarán a construir la ecoaldea; un espacio sustentable en el que se genera una relación respetuosa y de cuidado para con el medioambiente. Esta es una comunidad artística, holística, y terapéutica. Está compuesta por 12 familias, las cuales vivirán cada una en su hogar, pero también de manera comunitaria y colaborativa.
Las construcciones serán diseñadas con técnicas de bioconstrucción; y una de las actividades principales será la agricultura ecológica y la utilización sostenible de los recursos naturales disponibles. A su vez, se buscará la autosuficiencia económica.
El espacio se encontrará abierto a la sociedad; es decir que tanto les habitantes de Tres Arroyos como de otros sitios podrán visitar la Ecoaldea y acceder a distintas actividades vinculadas con lo holístico, artístico, terapéutico, educativo y recreativo. También podrán alojarse en cabañas y disfrutar de una alimentación consciente, realizada por las propias mujeres de la comunidad.
Los objetivos del proyecto son la cooperación, el cuidado y mejoramiento del medioambiente, la permacultura, producir un modelo basado en la agroecología; sin agrotóxicos, cuidando la biodiversidad, la soberanía alimentaria, la autogestión y la horizontalidad.
El proyecto
Nota al Pie dialogó con tres de las integrantes de Ecoaldea Aguaribay: Julia Sequeira, Jassia Porfilio y Gabriela Mateluna. La primera de ellas comentó que “es un proyecto colaborativo, comunitario, habitando la tierra de manera consciente; gestado y parido por mujeres, incluyendo nuestras familias”.
Por su parte, Porfilio agregó que “el primer paso fue la búsqueda de la tierra, la posibilidad de vivir en Tres Arroyos; pero no en el centro urbano sino un poquito más afuera donde podamos convivir desde otro lugar con la naturaleza”.
La Ecoaldea Aguaribay supone tener cada une su espacio íntimo, familiar, “su rutina como la tiene en la ciudad, pero con otro concepto; desde lo comunitario gestionando desde un lugar permacultural del espacio, los residuos, la energía. Pudiendo sí entrelazarnos en proyectos y ampliándonos a la comunidad, que no sea un espacio cerrado”.
Este proyecto “nos invita también a nosotras a ser mujeres conscientes de lo que estamos haciendo, por nosotras y por nuestras familias. Para hacer semilla y plantar esta semilla a nuestros hijos también y que ellos luego puedan elegir; pero empezar a crear lo que queremos ver en el mundo, ser también hacedoras de eso”, expresó Sequeira.
Las mujeres que han gestado y parido este proyecto en su totalidad son: Gabriela; Jassia; Eugenia; María de los Angeles; Gabriela; Gitte; Marcela; Daniela; Analía; Marina; Martina y Julia.
Lo que las une
A todas, de acuerdo a lo dicho por Mateluna, las une “cuidar la tierra y ser conscientes de que queremos volver un poco al origen, sembrar, cosechar la tierra”. El árbol Aguaribay “es un árbol sagrado para los antiguos y a nosotras nos representaba, porque tenía que ver con esto de volver al origen”.
El grupo de mujeres es heterogéneo, cada una se dedica a diferentes actividades. “Este proyecto es participativo y contiene la experiencia que cada una ha cosechado en su vida; que se refleja en esto que queremos armar para nosotras, para nuestras familias”, aclaró Porfilio.
Una labor consciente y cooperativa
“Al mandato familiar de que las cosas se logran desde el sacrificio, nosotras lo transformamos en esmero. Poner el foco en el propósito que es concretar materialmente el sueño y laborar con ese concepto de la labor; no del trabajo duro y desde el sacrificio; sino desde la labor consciente y de manera cooperativa, cada una aportando una parte al grupo humano”, aseveró Sequeira.
El objetivo de todas, según Mateluna, “es pasar una vejez tranquila, ser viejitas y salir afuera y saber quién es el otro que me acompaña ahí. Lo que vamos a priorizar es la naturaleza. No vemos la hora de poder empezar a plantar nuestros árboles, que sea un espacio como es el parque, pero con gente conviviendo; con una comunidad y después se lo vamos a dejar heredado a nuestros hijos y nietos”.
En Tres Arroyos sólo existe esta ecoaldea, “uno cuando piensa en una ecoaldea piensa en Córdoba, como irse a ciertos sitios; donde ya están planteadas estas formas de vida. No es necesario irse a otros lugares, se puede crear acá también y pensar algo nuevo. En realidad, algo originario, el hombre y la mujer vivían así ya. Es volver al origen, es recordar, es volver a pasar por el corazón como dice Galeano”, enfatizó Sequeira.
Las féminas van “avanzando a paso firme, libres, respetando nuestra diversidad y construyendo en comunidad desde un entretejido de voluntades; habitando una tierra que se abre próspera para que la honremos y amemos; recuperando la fuerza original de nuestra esencia femenina; sostenida en su anclaje por las voces que callaron nuestras ancestras”, según parte del texto realizado por las integrantes del proyecto.
Por otro lado, Aguaribay Ecoaldea invita a la comunidad este primero de agosto -día de la Pachamama- a celebrarlo y ofrendar a la misma en su espacio, en su tierra.