El deceso del Papa Francisco, ocurrido en la Casa Santa Marta a los 88 años, ha activado uno de los protocolos más solemnes y estructurados del Vaticano: la organización del cónclave para elegir al nuevo Sumo Pontífice. El proceso, que se mantiene casi sin cambios desde hace 800 años, se inicia con la verificación de la muerte por parte del camarlengo, y da comienzo al período de sede vacante.
En este lapso, se suspenden todas las funciones no esenciales del Vaticano. El cuerpo del papa es expuesto en la Basílica de San Pedro y se celebran los funerales correspondientes. Luego, entre los 15 y 20 días posteriores al fallecimiento, se convoca al cónclave, en el que cardenales menores de 80 años se reunirán en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo obispo de Roma.
Así funciona el cónclave: secreto, tradición y votación diaria
Durante el cónclave, los cardenales votan hasta cuatro veces por día y se requiere una mayoría de dos tercios para alcanzar un consenso. Tras cada votación, se quema el resultado: si hay humo negro, no hubo acuerdo; si hay humo blanco, se anuncia el “Habemus Papam” desde el balcón de la Basílica.
Una vez elegido, el nuevo papa acepta formalmente su elección y escoge el nombre papal con el que será conocido.
¿Quiénes suenan como sucesores? De África a Asia, el abanico es diverso
La elección del sucesor de Francisco ha reavivado el debate interno en la Iglesia entre sectores progresistas y conservadores. Entre los principales candidatos se encuentran:
- Luis Antonio Tagle (Filipinas): progresista, defensor de la inclusión y la justicia social.
- Péter Erdő (Hungría): conservador, experto en derecho canónico.
- Peter Turkson (Ghana): moderado, posible primer Papa africano.
- Robert Sarah (Guinea): ultraconservador, crítico de las reformas de Francisco.
- Pietro Parolin (Italia): secretario de Estado vaticano, diplomático pragmático.
- Matteo Zuppi (Italia): progresista, con fuerte trabajo social.
- Malcolm Ranjith (Sri Lanka) y Juan José Omella (España) también figuran como posibilidades, con trayectorias que combinan pastoral, diplomacia y firmeza doctrinal.
¿Un Papa no europeo por segunda vez consecutiva?
La elección de Jorge Bergoglio como primer papa latinoamericano rompió siglos de hegemonía europea. Hoy, con nombres como Turkson, Tagle o Sarah, crece la posibilidad de un nuevo Papa africano o asiático, lo que consolidaría la tendencia hacia una Iglesia más universal y representativa de su demografía global.
El impacto de la sucesión papal
Más allá del aspecto religioso, la elección del próximo papa tendrá un fuerte peso geopolítico y simbólico. El nuevo pontífice deberá enfrentar desafíos clave como:
- La participación de las mujeres en la Iglesia.
- Los escándalos de abusos sexuales.
- La relación con otras religiones.
- La polarización interna en el seno eclesiástico.
- Temas globales como el cambio climático, las migraciones forzadas y la desigualdad económica.
Un cambio con implicancias globales
La meta es clara: elegir un líder que represente no solo la tradición de la Iglesia, sino su capacidad de adaptación y respuesta ante un mundo en transformación. Si el próximo papa continuará el camino reformista de Francisco o lo revertirá será una de las decisiones más relevantes para el futuro espiritual, político y cultural de más de 1.300 millones de católicos en todo el mundo.