
¨Pandemonia¨, del guionista Diego Agrimbau y el dibujante Gabriel Ippóliti, salió a la venta en comiquerías en septiembre, de la mano de Hotel de las Ideas. Originalmente, la novela gráfica, había sido editada, en este mismo 2025, por la editorial francesa Dargaud con el título “Bienvenue a Pandemonia”.
No es la primera colaboración de la dupla, la cual es conocida dentro del entorno de la historieta por trabajos como Edén Hotel, Planeta Extra, El Gran lienzo, Guaraní o La Burbuja de Bertold.
La edición de nuestro país cuenta con un total de 80 páginas (formato 19,5cm por 25,5 cm) y portada a todo color.
¿De qué se trata Pandemonia?
La novela arranca con Uriaki Posta, un gurú del desarrollo personal de renombre mundial quien, tras terminar de dar una de sus charlas motivadoras, muere y se despierta sorprendido a bordo del tren rumbo a Pandemonia. ¿Pandemonia? ¿Qué es Pandemonia? Nada más y nada menos que la capital del Infierno.
Uriaki no entiende por qué está ahí y piensa que se trata de un error. Él se percibe como un ser bueno, que con sus discursos motivadores no hace más que ayudar al prójimo en un mundo donde no hay mejores personas que quienes se dedican a ¨couchear¨ para hacer mejor la vida de todes.
Aunque Uriaki buscará un abogado para que lo defienda, es enviado piso inferior de todos del inframundo. Su sentencia será arder por toda la eternidad en el infierno.
Rodeado de seres antropomorfos, medio carneros, ovejas y otros animales con cuernos, que esperan verlo sufrir, su sonrisa repleta de dientes no lo abandonará, ni ante la peor de las torturas simbólicas, emocionales y psicológicas. El fallecido gurú parece ser irrompible, puesto que, en su cinismo, entiende que dedicó su vida a inspirar a otres y a hacerle la vida más fácil.
De ahí, Uriaki se volverá un verdadero desafío que pondrá en jaque a toda la burocracia demoníaca de Pandemonia. Llegará un punto que ni el mismísimo Lúcifer sabrá qué hacer para lograr quebrarlo.

Una novela gráfica repleta de crítica social
Pandemonia resulta en una perfecta crítica social a todes aquelles falses gurús que nos presenta este capitalismo salvaje y voraz, en el que la clave del éxito hoy parece ser venderse como esa persona que te salvará, porque solo elles saben cómo vivir en el sistema y sacarle ventaja a todo y más.
Durante su vida, Uriaki hizo todo el mal que podía llegar a hacer en el mundo actual. Estafó desde pobre gente jubilada a millones y millones gracias a una moneda cripto totalmente falaz. Realizó supuestas asociaciones para ayudar a les más desfavorecides, pero con finalidades oscuras; realizo estafas piramidales, colectas truchas y desarrolló granjas de bots para influir maliciosamente en elecciones.
Aunque no se trata de un guion escrito en estos últimos meses, sino de una historia cocinada ya hace rato, sin dudas se perfila como una obra que evoca un tiempo tan presente y absolutamente real. El gurú Uriaki no resulta más que un falso profeta, no se trata más que de un ególatra que no busca más que todo tipo de rédito personal. Sin dudas, una novela gráfica a la que, si hay algo que no le falta, es vigencia.
Optimismo y oscuridad se fusionan muy acertadamente en un guion cargado de ironía en un mundo repleto de hastío y monotonía total que quedará totalmente desarticulado ante la presencia de Uriaki.

Una propuesta artística cargada de seres antropomorfes
Al recorrer las viñetas de Pandemonia, ciertamente, nos encontramos ante un trabajo visual absolutamente exquisito en el que no faltarán los detalles. Desde los rostros a los fondos de los fondos gritarán infierno en un relato visual repleto de dinámica y colores que reflejan un fuego que arde y una atmósfera que huele a quemado en un anti-paraíso del ¨infierno¨.
Les demonies son la clave y su antropomorfia lo dice todo sin una sola palabra: carneros, ciervos, ovejas, toros, y hasta los típicos kudús del sur del África. Ippóliti construye un inframundo entre lo humano y lo animal, repleto de marrones y colores tierra, caracterizado por trazos delicados y figuras muy bien logradas.
Si hay algo que realmente impresiona desde lo artístico, es la expresión de Uriaki, a quien en ningún momento le deja de brillar la mirada y, cuya hipocresía repleta de autoconvencimiento se proyecta en esa sonrisa a la que parecen sobrarle los dientes.

