
Alarmante. Así describen organismos internacionales y activistas el actual contexto geopolítico, marcado por una creciente carrera armamentista y el resurgimiento del discurso nuclear. Justo cuando el mundo recuerda el 80.º aniversario del bombardeo atómico sobre Hiroshima, los reclamos por el desarme resuenan más fuerte que nunca… pero también más ignorados.
Este 6 de agosto de 2025, Hiroshima volvió a convertirse en epicentro de la memoria, la paz y el reclamo. Con la participación de más de 55.000 personas y delegaciones de 120 países, se llevó a cabo una ceremonia cargada de simbolismo, marcada por un minuto de silencio a las 8:15 a.m., hora exacta en la que cayó la bomba “Little Boy” hace ocho décadas.
Hiroshima: entre la memoria y el clamor
“A pesar de la agitación actual a nivel de los Estados, nosotros, el pueblo, nunca debemos rendirnos”, declaró el alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, en su tradicional discurso de paz. “Debemos construir un consenso global para abolir las armas nucleares”, agregó, en una crítica directa a los líderes mundiales que siguen priorizando la lógica armamentista sobre la diplomacia.
El mensaje también incluyó una invitación directa a los jefes de Estado a visitar la ciudad y ser testigos del horror provocado por una bomba atómica. “Acepten con sinceridad el espíritu pacífico de Hiroshima y comiencen a debatir un marco de seguridad basado en la confianza y el diálogo”, exigió Matsui.
Japón y su doble rol histórico
El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, reafirmó en el acto que Japón debe “liderar los esfuerzos globales para lograr un mundo sin armas nucleares”, recordando que es el único país que ha sido víctima de un ataque atómico en contexto de guerra. También ratificó que Tokio no compartirá armas nucleares con Estados Unidos, respetando los principios de no posesión, producción ni introducción de armamento nuclear.
Rearme nuclear en ascenso: una amenaza latente
La preocupación por un nuevo uso de armamento nuclear no es infundada. La Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN) alertó que el riesgo actual es más alto que en cualquier otro momento desde 1945. “Tenemos una serie de confrontaciones entre estados que poseen armas nucleares. El peligro es real y creciente”, afirmó Melissa Parke, directora ejecutiva de ICAN.
La organización, que recibió el Nobel de la Paz en 2017, advirtió además sobre la peligrosidad de hablar de “armas nucleares tácticas”. “Las bombas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki serían descritas hoy con ese eufemismo. No podemos permitir que se naturalice su uso”, agregó Parke.
La voz de los sobrevivientes: un legado urgente
Entre los testimonios más conmovedores del día estuvo el de Setsuko Thurlow, sobreviviente del bombardeo y reconocida activista contra las armas nucleares. A sus 93 años, recordó: “Vi un destello azul y blanco. Sentí que flotaba en el aire. Personas caminaban con la piel colgando de los huesos… con sus ojos en las manos”.
Thurlow ha dedicado su vida a luchar por el desarme nuclear y fue oradora en la entrega del Nobel a ICAN. Hoy, su generación está desapareciendo, y con ella, los últimos testigos del horror atómico. “No nos queda mucho tiempo”, advirtió Nihon Hidankyo, la organización japonesa de sobrevivientes. “El reto ahora es cambiar la actitud de los Estados que nos dan la espalda”.
Guterres y un silencio incómodo
En el acto conmemorativo, el secretario general de la ONU, António Guterres, envió un mensaje en el que advirtió sobre el resurgimiento del peligro nuclear, pero evitó mencionar a Estados Unidos, responsable de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.
“El riesgo de conflicto nuclear está aumentando. Las mismas armas que devastaron Hiroshima y Nagasaki vuelven a ser utilizadas como herramientas de coerción”, dijo el funcionario, cuyo mensaje fue leído por Izumi Nakamitsu, alta representante para Asuntos de Desarme. Esta omisión de responsabilidad no es nueva y ha sido criticada en aniversarios anteriores.
Un mundo en alerta
A 80 años de la catástrofe, el mundo parece haber olvidado las lecciones de Hiroshima. Con nuevas inversiones en tecnología nuclear, discursos belicistas en aumento y marcos de seguridad que priorizan la disuasión antes que la diplomacia, el futuro vuelve a estar en riesgo.
Mientras las campanas de la paz resuenan cada año el 6 de agosto en Japón, millones de personas y organizaciones levantan su voz para evitar que la historia se repita. Pero el tiempo corre, y el reloj del Juicio Final sigue acercándose a la medianoche.