
Este viernes por la madrugada, docenas de aviones de combate del ejército israelí atacaron supuestos “objetivos militares” en Irán. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) definieron el ataque como la primera fase de una ofensiva preventiva contra el programa nuclear iraní. Según la agencia estatal iraní Mehr, los ataques impactaron en zonas residenciales de Teherán y activaron el sistema de defensa aérea tras la incursión de los cazas israelíes en el espacio aéreo de la capital.
Por su parte, Israel aseguró haber matado a varios altos mandos militares iraníes y, después de ese primer ataque, lanzó una segunda ofensiva en medio de una contraofensiva de Irán. En tanto, otros medios oficiales iraníes denunciaron que los bombardeos causaron la muerte de civiles, incluidos niños, y confirmaron el asesinato del comandante de la Guardia Revolucionaria, Hossein Salami.
¿Israel, «el león que se alza»?
La operación, bautizada por Israel como “El león que se alza”, fue presentada por el primer ministro Benjamin Netanyahu como una respuesta, según sus palabras, a la amenaza que Irán representa para la supervivencia de su país. “Continuará el tiempo que sea necesario para eliminarla”, declaró sobre la operación en un video difundido horas después del ataque.
En este marco, el ministro de Defensa, Israel Katz, advirtió que se espera un inminente ataque con misiles y drones por parte de Irán y decretó el estado de emergencia en todo Israel.
Mientras tanto, Estados Unidos, Israel y otras potencias occidentales acusan a Irán de querer desarrollar un arma nuclear, algo que Teherán niega al sostener que su programa tiene fines exclusivamente civiles. En este contexto, el enriquecimiento de uranio volvió a convertirse en el eje de la disputa. El jueves, Irán anunció la activación de un nuevo centro de enriquecimiento en una ubicación secreta y el reemplazo de sus viejas centrifugadoras por modelos de sexta generación, lo que, según la Cancillería, incrementará su capacidad productiva.
Este anuncio se produjo poco después de que el Consejo de Gobernadores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) aprobara una resolución de condena a Irán por incumplir sus compromisos nucleares. La República Islámica rechazó la medida, la calificó de “extremista” y la atribuyó a presiones de Israel.
Teherán insiste en que el enriquecimiento de uranio “no es negociable”, mientras que Washington lo considera una “línea roja”. Irán ya enriquece uranio al 60 %, muy por encima del 3,67 % permitido por el acuerdo nuclear de 2015 —del cual Donald Trump retiró a EE.UU. en 2018— aunque aún por debajo del 90 % necesario para fabricar una bomba atómica.
En un gesto desafiante, el miércoles Irán advirtió que atacaría bases estadounidenses en Medio Oriente si fracasaban las negociaciones diplomáticas. “La nación iraní y las autoridades del país no permanecerán en silencio ante este crimen, y la legítima y poderosa respuesta de la República Islámica de Irán hará que el enemigo se arrepienta de su insensata acción”, dijo el presidente de Irán, Masud Pezeshkian, en un reciente discurso.