Un avance científico en medio del ajuste al CONICET y al sistema nacional de ciencia
Las investigadoras Noelia Nikoloff y Ana Carranza Martin ofrecen un servicio innovador que permite a las empresas realizar pruebas in vitro de toxicidad reproductiva. Con estas pruebas que se caracterizan por el cuidado y el bienestar de las personas, se puede asegurar que los productos cosméticos y medicamentos no afecten la fertilidad.
En ese sentido, mientras que el presidente Javier Milei no apoya al CONICET, las y los científicos argentinos siguen apostando al crecimiento del país. A través de estas pruebas in vitro realizadas en el laboratorio del Instituto de Genética Veterinaria (IGEVET), las empresas pueden asegurarse de que sus productos no tendrán efectos secundarios en la fertilidad humana.
¿En qué consisten las pruebas?
“El objetivo de estas pruebas es garantizar que los productos no causen daños a la salud reproductiva”, informó Carranza Martin. Sin embargo, las expertas explicaron que, a diferencia de las pruebas tradicionales que tienen reacciones inmediatas, las pruebas de toxicidad reproductiva se enfocan en detectar efectos a largo plazo que podrían pasar desapercibidos durante años.
Las investigaciones se centran en tres aspectos clave:
- Gametas (óvulos y espermatozoides): Se analiza si la maduración ovárica se produce correctamente, ya que cualquier error en esta fase puede comprometer la fecundación o el desarrollo posterior del embrión.
- Esperma: Se mide la motilidad, es decir, la capacidad de los espermatozoides para moverse rápidamente y en línea recta.
- Embriones: Se analiza la calidad celular y la correcta división de las células.
Seguridad sin pruebas en animales
“Medimos las concentraciones seguras de estos compuestos para que las empresas puedan utilizarlos sin riesgos para la salud reproductiva”, sostuvo la investigadora Nikoloff desde el CONICET.
Uno de los aspectos relevantes de este servicio es que no utiliza animales. En lugar de lo que se conoce como “rata de laboratorio”, las científicas emplean un modelo celular bovino, que es más representativo de la biología humana y evita el uso de animales en los ensayos.
Además, las células provienen de ovarios desechados de frigoríficos locales, lo que contribuye a la sostenibilidad y al aprovechamiento de material biológico de origen ético.
Ciencia aplicada a la industria
Este servicio está disponible a través de Assays, una startup creada por las investigadoras para vincular la ciencia con la industria. A través de este mecanismo, las científicas pueden continuar desarrollando sus investigaciones y ofrecer un servicio tecnológico de alto nivel a empresas interesadas en garantizar la seguridad reproductiva de sus productos.
“Al ofrecer estas pruebas, no solo ayudamos a las empresas a mejorar sus productos, sino que también conseguimos los recursos necesarios para seguir investigando”, remarcó Ana Carranza Martin.
Las pruebas de toxicidad reproductiva son una herramienta importante para la industria cosmética y farmacéutica, ya que permite a las marcas destacarse al garantizar que sus productos son seguros para la salud reproductiva en un mercado que cada vez es más exigente.