El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sostiene la protección de su economía local como el objetivo central de su segundo mandato. En esa línea, decidió imponer un arancel del 25% a todas las importaciones de acero y aluminio, sin excepciones.
La medida afecta de lleno a los países que más proveen dichos metales a EEUU, como Canadá, México y Brasil. No obstante, nuestro país no está eximido de riesgos, a pesar de la buena relación que se arroga el presidente Javier Milei con su par estadounidense.
Esto se debe a que la Argentina es el séptimo exportador de aluminio al país del norte. La única productora nacional, Aluar, destinó el 40% de sus ventas a Estados Unidos el año pasado.
En cuanto a la industria del acero, el peligro es mayor, tratándose de un sector que tiene una importante participación en el Producto Bruto Interno, pero un lugar marginal en la producción mundial. Además, la siderurgia registró una fuerte caída en el 2024, debido a la suspensión de la obra pública.
La decepción de Milei, ferviente fanático de Trump
Apenas se anunció la medida, el gobierno confiaba en que Trump pusiera a la Argentina como excepción, como un gesto de buena fe en respuesta al apoyo que mostró Milei desde la asunción.
El problema es que la cercanía de Milei con Trump es más por una idealización de grandeza del país norteamericano y su coincidencia en la “batalla cultural” que por compartir dogmas económicos. Cabe recordar que Milei pregona un liberalismo extremo y desprecia toda medida que atente contra la libertad de comercio.
La excusa de Trump para no eximir a Argentina del impuesto es que poseen un pequeño déficit comercial con nuestro país, según sus palabras. Si bien es cierto que el último año la Argentina tuvo una relación superavitaria, la relación comercial fue desfavorable para nuestro país durante la última década.
El mandatario estadounidense insiste en su decisión alegando que “nuestros aliados son peores que nuestros enemigos” a nivel comercial. Ahora, Milei pelea por un lugar en la agenda de Trump durante su visita a EEUU el próximo 17 de febrero.
La amenaza a las industria del aluminio y el acero
El aluminio es el metal industrial de mayor uso después del acero. Las exportaciones argentinas tienen un valor de casi 900 millones de dólares por año, representando alrededor del 1,3% del total de bienes exportados.
La única empresa productora, Aluar, exportó 515 millones de dólares a Estados Unidos el año pasado, el 40% del total de sus ventas. Es decir que esta industria se vería afectada directamente por el arancel.
La industria del acero, por otro lado, es perjudicada en diversos aspectos. En primer lugar, históricamente se trata de un sector con alta participación en la producción nacional, pero que no puede afianzarse como un competidor en el mercado mundial, donde la producción de China acapara más de la mitad del total.
Es por esto que la Cámara Argentina del Acero (CAA) pidió a Milei que se reúna con Trump para que dé marcha atrás en la medida. “La búsqueda de respuestas a los problemas de la sobrecapacidad de producción de acero, producto del comercio desleal, debe ser basada en el diálogo y en la alianza estratégica que tiene los Estados Unidos con la Argentina», declararon.
En segundo lugar, toda la industria se vería golpeada de manera indirecta, debido a que el sector intenta recuperarse de la fuerte recesión que sufrió durante el primer año de gobierno de Milei, por la decisión de la eliminación de la obra pública.
Frente a este panorama, la empresa Acindar comunicó que, como parte de un plan de reducción de costos, se definió la suspensión de casi 1000 trabajadores de su planta de Villa Constitución, Santa Fe.
Queda claro que el festejo de Milei por la asunción de Trump responde más a la simpatía personal que a la conveniencia para nuestro país y la región. A menos de un mes de mandato, las consecuencias de sus políticas ya amenazan la producción, las exportaciones y el nivel de empleo de la Argentina.