Gabriel Chamé Buendía sigue conquistando la escena local con la segunda temporada de su más reciente adaptación de Shakespeare, “Medida por Medida (La culpa es tuya)”. Una propuesta que trasciende los límites del teatro clásico, transformando una obra compleja en un espectáculo contemporáneo, crítico y profundamente hilarante.
Sin duda, un espectáculo reflexivo y alocado, pero que funciona como un recordatorio de que, en la lucha por la justicia, la línea entre la culpa y la inocencia puede ser más difusa de lo que pensamos. Las funciones son los jueves a las 20 y viernes y sábados a las 22, en el Teatro Politeama (Paraná 353, CABA).
La propuesta no es una simple representación histórica, sino una deconstrucción radical de esa obra original, escrita entre 1603 y 1604. Chamé Buendía logra una lectura que desnuda las contradicciones del poder, la moral y la justicia con un lenguaje escénico que combina lo trágico y lo cómico.
La trama original de Shakespeare se mantiene como esqueleto dramático, la misma sigue a un gobernante que, al asumir el control de Viena, impone su propia moralidad de manera caprichosa, desencadenando un sinfín de conflictos que reflejan la hipocresía de quienes se erigen como jueces de los demás.
En este contexto, la obra se convierte en un espejo de nuestra sociedad actual, donde la culpabilidad se proyecta fácilmente sobre el otro, y la búsqueda de justicia a menudo se ve empañada por intereses personales.
La aguda crítica de Buendía nos confronta con la complejidad de la condición humana, donde la nobleza y la bajeza coexisten en un delicado equilibrio. Pero convirtiéndola en un potente panfleto sobre los abusos contemporáneos de poder político y sexual, que aún más refleja el presente nacional.
Un universo clownesco con un toque de magia escénica a la medida
La marca distintiva de Chamé Buendía es su formación en clown, mimo y circo. Esta vez, utiliza esos recursos para crear una puesta que es casi una coreografía del absurdo.
La dirección juega constantemente con la cuarta pared, introduciendo comentarios actuales con una fluidez que desconcierta y divierte. Es un Shakespeare que respira contemporaneidad, que cuestiona sin moralizar, que invita a la reflexión a través de la risa.
Las actuaciones son, sin duda, uno de los pilares fundamentales de esta puesta. El elenco formado por Matías Bassi, Nicolás Gentile, Elvira Gómez, Agustín Soler y Marilyn Petito, logra un prodigio actoral. Se trata de cinco intérpretes que dan vida a trece personajes con una destreza física impresionante.
Resbalan, se golpean, hacen trucos de magia, imitan, realizan acrobacias, transformándose en auténticos clowns dramáticos. Todos gozan de una versatilidad sobresaliente que genera momentos de gran comicidad y profundidad emocional.
Esta destreza actoral se complementa con una dirección meticulosa que convierte cada escena en una coreografía hilarante, donde el juego con la cuarta pared y los comentarios contemporáneos se integran con naturalidad.
La escenografía, diseñada por Jorge Pastorino, juega un papel crucial en la narración, utilizando varios paneles móviles y telas de terciopelo que transforman el espacio de manera creativa, e invitan al espectador a sumergirse en un universo donde todo es posible.
Además, el vestuario de Cecilia Allassia complementa esta propuesta: trajes de colores estereotipados, fáciles de cambiar, que funcionan muy bien para dar cuerpo y funcionalidad a la cantidad de personajes que representan el elenco en general.
Una reflexión final, con la culpa como espejo
«Medida por Medida» se convierte así en un diagnóstico de la cultura contemporánea: la era de la culpabilización, donde responsabilizar al otro se ha transformado en un mecanismo de relación social y política. Shakespeare, a través de Chamé Buendía, nos recuerda que la nobleza humana está íntimamente unida a su bajeza.
Es un espectáculo que desafía, divierte y conmueve. Un recordatorio de que el teatro puede ser, simultáneamente, entretenimiento y profunda reflexión social. Una obra que rescata al verdadero Shakespeare: sin acartonamientos, con toda su potencia crítica y su capacidad de cuestionar los valores que nos gobiernan.