Es sabido que el fútbol argentino se encuentra entre los mejores del todo el mundo, pero para muchos, además, es el que más jóvenes promesas ha convertido en astros de la redonda. En ese sentido, uno de los nombres que trascendió en suelo nacional fue el de Ubaldo Fillol, quien se destacó como arquero durante dos décadas. El “Pato” fue parte de grandes equipos a nivel local como internacional, pero su mejor etapa la vivió como jugador y figura de River Plate, donde se lució a lo largo de 8 temporadas.
Un 1 de mayo de 1969, Fillol debutó en Primera División con la camiseta de Quilmes, club que cayó por 6-3 ante Huracán. Desde el primer momento sobresalió por su físico, agilidad y notorio espíritu competitivo. Con el correr de las épocas y los distintos goleros que salieron del fútbol doméstico, para muchos el oriundo de San Miguel del Monte fue el mejor de todos en su posición.
Dentro de un puesto tan ingrato como es el de arquero, Fillol fue catalogado durante su carrera como el opuesto de Hugo Gatti, quien jugaba en Boca Juniors. Fillol era calificado como la esencia del profesionalismo, la seriedad y elegancia; mientras que el Loco representaba el jolgorio y el descontrol dentro de la disciplina. Con más de 20 años como profesional, el Pato jugó en 5 equipos nacionales, un brasileño, un español y fue parte del Selección Argentina.
De menor a mayor
Una vez que tuvo su bautismo futbolero, Fillol pasó dos temporadas en el Cervecero, donde acumuló un total de 36 encuentros con 50 goles recibidos y 12 vallas invictas. Tras despertar interés por su forma de juego, en 1972 pasó a Racing y logró perfeccionar su estilo, lo que lo catapultó a pegar el gran salto a una temprana edad. A sus 22 años fue considerado con gran expectativa para el arco del seleccionado nacional, lugar en el que sería fundamental años más tarde.
En La Academia aprendió a moldear una estructura de juego que se caracterizó por una total entrega, con gran calidad, reflejos y presencia bajo los tres palos. Luego de una campaña en Avellaneda, arribó a River, institución en la que enamoró y cautivó a todo el fútbol argentino. Con el Millonario obtuvo sus únicos siete títulos nacionales, los cuales fueron los Metropolitanos de 1975, 1977, 1979 y 1980; y los Nacionales de 1975, 1979 y 1981.
Para 1983 su carrera daría un golpe de timón tras un conflicto dirigencial que implicó la posibilidad de colgar los guantes. No obstante, decidió continuar y dejó el cuadro de Núñez tras 406 partidos jugados, 383 goles recibidos y 157 vallas invictas. Además, fue uno de los mayores responsables para que River vuelva a ganar un título tras 18 años. Su próximo destino fue Argentinos Juniors como petición especial de Ángel Labruna, técnico de la institución.
Sin mucho rodaje con el conjunto de La Paternal, en total jugó 17 cotejos, con 17 goles recibidos y 7 vallas invictas. A fines de ese mismo año, llegó al Flamengo, donde regresó a ser importante dentro del campo y conquistó los campeonatos regionales de Taça Guanabara en 1984 y Taça Río de 1985. Dos años después de llegar al fútbol brasileño, emprende su única experiencia europea para jugar en el Atlético de Madrid durante una campaña.
Con el cuadro de Río de Janeiro acumuló 65 compromisos con 56 anotaciones en contra y 31 arcos invictos. En tanto, en el equipo español se dio el lujo de salir subcampeón de la Recopa de Europa a los 35 años, tras caer ante el Dinamo Kiev de Ucrania. Sin embargo, puso alzarse con la Supercopa de España de 1985, cuando los colchoneros, campeones de la Copa del Rey, derrotaron en la final al Barcelona, campeón de la liga.
Sus últimos años
Una vez concluida su estadía en el Viejo Continente, Fillol regresó a la Argentina para inicios de 1987 y conformó su segundo ciclo con Racing. Tras 26 partidos, 30 goles recibidos y 7 vallas invictas en suelo ibérico, el ex arquero volvió al país para demostrar que aún tenía cuerda y que podía pelear por cosas importantes. De ese modo, en 1988 obtuvo la primera edición de la Supercopa Sudamericana al superar en la final a Cruzeiro.
En el equipo racinguista estuvo dos temporadas más y en total cosechó 143 compromisos, con 152 tantos recibidos y solo 49 arcos invictos. En 1989, y con 40 años, recayó en Vélez Sarsfield, donde tras un año se retiró tras 43 partidos, 35 goles en contra y 15 vallas invictas. En su último partido enfrentó a River, a quien le atajó un penal y negó que consiga la vuelta olímpica. Asimismo, se alzó con el récord de más penales atajados, 26, estadística que comparte con Gatti.
Fillol, un recuerdo imborrable
Un año después de aterrizar en River, Fillol tuvo su gran oportunidad con la Selección Argentina, con quien logró competir en tres Mundiales. Fue el segundo golero en Alemania 1974, donde debutó el 3 de julio ante Alemania Democrática, único partido en esa edición. En tanto, fue el indiscutido dueño de los tres palos en el Mundial de 1974. Logró ser elegido como el mejor arquero del certamen que consagró campeona mundial por primera vez a la Albiceleste.
Además, fue parte del plantel que jugó la Copa del Mundo de 1982, donde disputó 5 partidos pero quedó eliminado en segunda fase, como en su debut mundialista. Asimismo, dijo presente en todo el proceso de clasificación para el Mundial de México 1986, pero al final no fue convocado por Carlos Bilardo. En total acumuló 56 cotejos con la albiceleste entre 1974 y 1985, etapa en la que recibió 58 goles.
En medio de un país sumergido en la militancia, Fillol rescató el lado positivo de aquella consagración en su tierra natal. “Nuestro marco era la cancha, los arcos, el árbitro, el rival, y en ese contexto logramos por primera vez el título del mundo para nuestra gente”, rememoró en una posterior entrevista. “La satisfacción, la alegría, la dignidad, a ninguno de nosotros nadie nos la quita”, agregó.
En tanto, también habló de su inesperada ausencia en la edición en suelo mexicano. “Yo quería jugar siempre, pero nunca le pregunté a Bilardo por qué no me llevó”, señaló. De igual modo, enfatizó que le pidió una mínima explicación como persona ya que sintió que fue importante en la clasificación. A pesar de su postura, el argumento llegó tiempo después bajo el concepto de que era un ‘peso pesado’, cuestión que no creyó pero entendió la decisión en su momento.
Una sana costumbre
Una vez retirado y agradecido por todo lo que le dio el fútbol como profesional, se enfocó en la dirección técnica y la formación de jóvenes jugadores. Con una incursión en la selección nacional como entrenador de arqueros, y tras un tiempo alejado del medio, llegó a Racing en 1998 para trabajar con Alfio Basile. En Avellaneda estuvo al frente del equipo durante todo el Clausura 2004 y gran parte del Apertura de ese año, tiempo en el que renunció por los malos resultados.
Luego de su experiencia con la Academia, se unió al cuerpo técnico de José Pekerman para sumergirse en las selecciones juveniles. Bajo el formato de instructor de arqueros y orientador, estuvo 10 años junto al ex DT de Argentina, lo que incluyó su presencia en el Mundial 2006. Esa estadía con Pekerman le consolidó la vocación de docencia, la cual llevó también a River.
Además de pasar por la Sub-15 de Argentina y las demás categorías, donde se incluye la mayor, estuvo en el Millonario como entrenado de arqueros. En definitiva, Fillol se mantuvo mucho tiempo dentro del ámbito futbolístico y con la asignatura que más conocía, el puesto de arquero. La vida le ha dado muchos golpes, tanto familiares como económicos, tras su retiro pero su postura con plena dedicación a su trabajo quedó evidenciada en todo su proceso como docente.