El bullying y el ciberbullying, definidos como situaciones violentas entre pares, tanto presenciales como virtuales, son problemáticas en aumento que afectan a niños y adolescentes en el entorno escolar. Desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), hacen un llamado de atención para que padres, profesores y autoridades educativas se involucren en resolverla.
Esta forma de discriminación se caracteriza por hostigamiento, agresiones, intimidación, burlas o indiferencia. En quienes la reciben, puede producir desde cefaleas y cansancio hasta dificultades en el aprendizaje y bajo rendimiento escolar. También es alarmante que les niñes afectados tengan falta de interés en actividades que anteriormente realizaban, cambios en el estado de ánimo, ansiedad y estrés crónico.
Todas estas situaciones requieren la intervención de las personas adultas de la familia, de los docentes y demás responsables involucrados en la educación de niñes y adolescentes.
Frenar el bullying y ciberbullying, una tarea de adultos
El bullying, que se refiere al acoso escolar, y el ciberbullying, al hostigamiento cibernético, son situaciones que requieren la intervención de las personas adultas. Entre ellas, los cuidadores a cargo, docentes, equipos de orientación escolar o gabinetes psicopedagógicos y el personal directivo de la institución educativa.
«El bullying y el ciberbullying comprenden situaciones violentas entre pares que pueden consistir, entre otras, en conductas de hostigamiento, agresiones, intimidaciones, burlas o indiferencia, ya sea en el ámbito escolar o en los entornos digitales», señalan desde la SAP en un documento de concientización. Este trabajo contó con el apoyo institucional de la Defensoría de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (La Defe).
«Tratar la problemática de la violencia entre pares en la escuela o en los entornos digitales como situaciones aisladas entre niñes y adolescentes implica una mirada reducida, que no tiene en cuenta en profundidad los alcances de la violencia ejercida hacia la infancia ni los componentes que conducen a estos fenómenos», resaltaron en el documento.
«Los adultos tenemos la responsabilidad de no admitir ni avalar ningún tipo de situación violenta. Mientras que los pediatras podemos colaborar en la detección del bullying y acompañar y asesorar a las familias para la articulación de acciones con la escuela. No es adecuado pedirle a los niños, niñas y adolescentes (NNA) que sufren bullying que enfrenten la situación, devuelvan la agresión o la minimicen», afirmó el Dr. Juan Pablo Mouesca en el comunicado. Es médico pediatra y psiquiatra infanto-juvenil, miembro de la SAP.
El bullying, en aumento a nivel mundial
En abril de 2023, la ONG Bullying Sin Fronteras publicó las últimas estadísticas mundiales sobre bullying, que señalan que los casos en todo el planeta continúan en aumento. Según estos datos, 7 de cada 10 niñes sufren diariamente algún tipo de acoso y ciberacoso. Argentina ocupa el quinto lugar entre los países del mundo con mayor cantidad de casos de bullying y ciberbullying, con un reporte anual de 50,250 casos.
Otros datos alarmantes surgen de la Prueba Aprender 2021. Respecto a las situaciones de violencia experimentadas en las escuelas por los estudiantes de 6to grado del nivel primario, el 42.9% expresó que algunas o muchas veces otros estudiantes dijeron mentiras sobre él o ella. Además, el 36% indicó que estudiantes le insultaron, mientras que el 32.5% señaló que compañeres se burlaron.
Los actos de bullying y ciberbullying, mucho más que una discriminación
Según el Dr. Mouesca, el bullying es un fenómeno de maltrato grupal, intencional y persistente. Se repite en el tiempo de manera sistemática, llevado a cabo por una o varias personas y está dirigido hacia uno o varios compañeros. “Tiene direccionalidad e intención de daño, que puede llegar a ser progresivo. Es presencial, requiere la presencia de personas físicas para que suceda”, indicó en el documento.
“El bullying está relacionado con la discriminación, pero no son sinónimos. Hay conductas discriminatorias que no necesariamente desembocan en bullying. El perfil del acosador suele ser detectable: suele ser violento, responde mal a las consignas de los adultos, es un alumno con problemas en la escuela y su rendimiento escolar es bajo. Igualmente puede no ser detectado por la escuela y pasar desapercibido”, agregó.
En cuanto a la virtualidad, es un espacio donde niñes y adolescentes pueden expresarse, vincularse, crear su identidad y formar parte de grupos, por lo general lejos de la mirada de los adultos. El ciberbullying son formas de agresiones sostenidas, repetidas de manera sistemática e intencional hacia un niñe o adolescente, por parte de uno o más pares en los entornos digitales. “Una de las diferencias entre el bullying y el ciberbullying es la velocidad e intrusión con la que llegan los mensajes agresivos a su destinatario/a en este último. Pueden ser enviados a cualquier hora y desde cualquier lugar, lo que amplifica las dimensiones del daño”, señalaron desde la SAP.
«Aunque la agresión se haya dado en entornos virtuales, el daño existe y la violencia es real. Estos contenidos malintencionados permanecen en el ciberespacio y dejan una huella que difícilmente pueda ser borrada o eliminada. La falta de contacto físico entre el acosador y la víctima dificulta que el acosador comprenda la verdadera dimensión del daño. “El acosador tiene otro perfil: es más astuto, no suele tener problemas con la autoridad ni con los adultos y en términos generales suele ser un buen alumno. Muchas veces todos estos hechos ocurren fuera del ámbito escolar”, señalaron en el documento.
La línea 102 es un servicio telefónico gratuito y confidencial que brinda un espacio de escucha, contención y orientación. También realiza intervenciones de manera conjunta con otros organismos del Estado ante la vulneración de derechos.