Luego de la histórica renuncia del Papa Benedicto XVI en 2013, el obispo argentino Jorge María Bergoglio fue elegido Sumo Pontífice de la Iglesia Católica. A 11 años del inicio de su papado, Francisco generó un punto de inflexión al interior del Vaticano pero también como referencia religiosa a nivel universal en una coyuntura dramática. Nota al Pie repasa el legado del Papa latinoamericano que, tras una larga década, planea visitar Argentina.
Un Papa argentino y latinoamericano en el Sillón de Pedro
Francisco representa un quiebre en la historia de la Iglesia Católica ya que es el primer vicario de Cristo no europeo desde la elección del sirio Gregorio III en el siglo VIII. A su vez, es el primero originario de América del Sur y el primer jesuita en acceder al Sillón de Pedro.
El Sumo Pontífice argentino contaba con una larga trayectoria como Obispo de Buenos Aires en el barrio porteño de Flores e incluso había logrado ser presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) entre 2005 y 2011.
La histórica renuncia de Benedicto XVI al pontificado, el cardenal Bergoglio fue elegido en la quinta votación efectuada durante el segundo día del cónclave, el 13 de marzo de 2013. Su formación como seminarista en la Compañía de Jesús tuvo una fuerte influencia franciscana del pensamiento y la obra de Santo de Asís.
Reconocido por su adhesión a la opción preferencial por los pobres, Francisco ha demostrado una variedad de gestos pastorales indicativos de sencillez en un tiempo histórico en el que la Iglesia Católica sufría la pérdida de fieles. La fraternidad, el diálogo ecuménico y el cuidado de la Casa Común han sido ejes fundamentales de su pontificado, que cumplió su 11º aniversario este miércoles.
El Dios dinero y la locura de la guerra
A Francisco le ha tocado ejercer como Jefe del Estado Vaticano y conducir la Iglesia Católica en una coyuntura sumamente dramática. Las continuas escaladas de conflictos bélicos incubados hace años, las continuas manifestaciones del calentamiento global, y los acentuados niveles de confrontación social y política en diferentes naciones constituyen la marca de época de su pontificado.
A propósito, el Papa argentino ha lanzado una ofensiva contra lo que él denomina “la locura de la guerra” que vuelve a recrudecer en diferentes puntos del planeta. Su encíclica papal, Fratelli Tutti, expresa un llamado a promover la doctrina social para identificar la fragilidad humana y protegerla a partir de lazos solidarios.
Ucrania y Gaza son tan solo ejemplos con notoriedad comunicacional de un cuadro generalizado de enfrentamientos como no se había sido testigo desde finales del siglo XX. Oriente Medio, el Magreb y el Sahel africano, pero también el Cáucaso y Europa Oriental han sido en el último lustro escenarios de confrontaciones bélicas en las que Francisco ha decidido intervenir.
De hecho, fue el primer Papa en ejercicio en haber visitado Irak, país en ruinas luego de la guerra iniciada en 2003. En ese sentido, la promoción del diálogo interreligioso con referentes del cristianismo pero también del islam y otros credos representa un cambio de rumbo y síntoma de época para la dirigencia.
Francisco, pastor
Francisco suele definirse como un “pastor” de la Iglesia Católica. Renegando del clericalismo, se ha ocupado de trabajar el frente interno del Vaticano en una época en la que se le ha demandado al catolicismo mayor conexión con la realidad cotidiana de sus fieles. A propósito, el Papa ha despotricado contra los privilegios clericales que caracterizaron al Vaticano, sobre todo durante el siglo XX.
En cambio, se ha referenciado en una iglesia parroquial, “de puertas abiertas”, que vaya al encuentro con sus fieles. “Hagan lío”, su histórica convocatoria a los jóvenes latinoamericanos durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) celebrada en Río de Janeiro en 2013, apenas unos meses después de asumir, expresa con claridad su vocación.
Algunos analistas consideran que se emprende una “revolución cultural” al interior de la Iglesia Católica, una institución milenaria con más de 1.400 millones de fieles en todo el planeta. Su iniciativa de reforma de la Curia Romana en campos tan diversos como la economía y las finanzas, pero también en relación a la mirada sobre los migrantes, las mujeres y las diversidades, dejan en evidencia una transformación interior.
El Sínodo de la Sinodalidad que ha impulsado acelera las nuevas tendencias que se venían desarrollando dentro del catolicismo y que Francisco propone integrar para reforzar una iglesia pastoral.
Rumbo a Argentina, su cuna
A once años del inicio de su pontificado, resulta llamativo que el Papa aún no haya visitado Argentina, una demanda que representa a la red de 29 millones de católicos del país. En la tradicional Peregrinación a Luján realizada en octubre, miles de adherentes se movilizaron bajo la consigna “Vení, Francisco, tu pueblo te espera”.
Su compromiso con las “periferias geográficas y existenciales” ha encontrado consonancia con sus viajes a Asia, África, Oceanía y América del Sur, América Central y el Caribe. De hecho, en América Latina ha participado de encuentros en Brasil, Paraguay, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia.
Sin embargo, su pueblo natal aún resulta esquivo. En diferentes ocasiones ha remarcado que ha descartado visitar Argentina con tal de no influir políticamente en la situación social del país. Desde su asunción, el país ha sido dirigido por Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri, Alberto Fernández y Javier Milei.
En cualquier caso, Francisco ha considerado que los niveles de desigualdad y de tensión política le preocupan, pero aún no ha resuelto hacerse presente. No obstante, anunció que su intención es visitar Argentina el corriente año, “durante el segundo semestre”.