Investigadores buscan ampliar el uso terapéutico de la membrana amniótica, un tejido transparente que cubre la cara interna de la placenta. Podría ser usado para el tratamiento de heridas complejas, procesos inflamatorios y hasta problemas cardíacos. Para ello, estudian los efectos cicatrizantes y antiinflamatorios para ser utilizado en casos clínicos concretos.
La membrana amniótica es rica en factores biológicos, proteínas y nutrientes. Desde hace muchos años se usa en terapias de regeneración de tejidos, pero en la mayoría de los casos se desecha. Además de no ser aprovechada, se paga por su desecho.
Por ello, y para conocer más sobre sus propiedades y posibles usos terapéuticos, un equipo de investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en La Plata y Florencio Varela estudia su funcionamiento en hospitales de la provincia de Buenos Aires.
Nuevas formas de utilizar la placenta
Mediante un comunicado, Griselda Moreno, investigadora del CONICET, explicó: “La membrana amniótica trae un recorrido largo en el campo terapéutico a nivel mundial, sobre todo en oftalmología, donde se utiliza para tratar lesiones en la superficie ocular, pero también en heridas complejas”. La profesional se desempeña en el Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos (IIFP, CONICET-UNLP-asociado a CICPBA).
A su vez, mencionó que “lo más extendido es el uso de la membrana criopreservada, lo cual implica mantener una cadena de frío y el ingreso al quirófano para la colocación”.
Respecto a las investigaciones, detalló que “apuntan a llevar esas aplicaciones a un plano más factible de la mano de otros formatos que requieran un procedimiento menos complejo, como son los apósitos, parches e insertos”. Para ello, articulan con la Asociación Civil Para el Progreso de la Tecnología Médica de Tejidos (AMNIOSBMA – Banco de Membrana Amniótica). La misma es una ONG de base tecnológica que funciona en el predio del Instituto de Tecnología Industrial (INTI), en el municipio bonaerense de San Martín.
El Banco de Membrana Amniótica se dedica al procesamiento y provisión de membrana amniótica y al desarrollo de nuevos productos biológicos. Además, los provee sin costo a quienes lo necesiten. Con la aprobación de sus respectivos comité de ética, el 17% se utilizó en el Hospital Nacional Profesor Alejandro Posadas y en el Hospital de Alta Complejidad El Cruce “Dr. Néstor Carlos Kirchner” para probar sus efectos en nuevas presentaciones.
La placenta como cicatrizante de heridas
En el mismo escrito, Alejandro Berra diferenció: “En lugar de criopreservación, el proceso que utilizamos es el de liofilización, un tratamiento de deshidratación por el cual pasa de líquido a sólido”. “Así, el producto se integra al lecho de la herida porque se hidrata y libera los factores biológicos propios de la membrana más otros como ácido hialurónico y colágeno. Éstos actúan sobre las células implicadas en la regeneración del tejido”, detalló.
Berra es investigador del CONICET en el Centro de Medicina Traslacional (CEMET, HEC), y director de Investigación, Desarrollo e Innovación de AMNIOSBMA. “Estamos innovando en la transformación de un procedimiento que hasta ahora era únicamente quirúrgico y que requería transporte y almacenamiento a 80 grados bajo cero, a un método que se puede aplicar en el consultorio y, en un futuro cercano, en el propio hogar”, sostuvo.
La mayoría de los casos en seguimiento que se tratan con apósitos, parches e insertos de membrana amniótica son personas que poseen enfermedades oculares o pie diabético. También hay otras con quemaduras, úlceras por presión o escaras, y lastimaduras que por diferentes motivos no cicatrizan. En referencia a ello, el investigador comentó que se observaron resultados exitosos en la totalidad de les pacientes. En esa línea resaltó que “en general son heridas que tenían indicación de amputación por no responder a los tratamientos convencionales, y que de este modo pudieron salvarse”.
“También reportamos datos muy positivos tras la colocación de unos pequeños parches que van al fondo del saco conjuntival y alivian el dolor de las personas que esperan un trasplante de córnea. No hay evidencia de rechazo o de adversidad en las aplicaciones”, agregó Berra.
Por otra parte, María Ximena Guerbi, becaria de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CICPBA) en el IIFP sostuvo: “El estudio de la mecanística es sumamente arduo porque cada caso es único, y tampoco es posible extrapolar por completo los resultados de los ensayos in vivo a lo que sucede en personas”. “Siempre tenemos que elegir un abordaje particular al que luego le vamos agregando o limitando variables para complejizar el sistema”, añadió. “Esta parte del trabajo consiste en pasar del ojo clínico a una observación sistemática y publicable que se consolide a través del método científico”, señaló.
Más funcionalidades de la placenta
Las investigaciones llevan a nuevos interrogantes sobre otras posibles aplicaciones. La angiogénesis, el proceso de formación de nuevos vasos sanguíneos, y la respuesta inmunomoduladora son otras dos propiedades que están en plena evaluación. La angiogénesis podría servir para tratar ciertas cardiopatías, y sobre esto ya se proyecta un nuevo trabajo.
Además, la respuesta inmunomoduladora es objeto de estudio de Flavia Michelini, investigadora del CONICET en el CEMET. “Mi experiencia se concentra en virus que pueden desencadenar inmunopatologías, como los adenovirus, el Zika, el Herpes, o aquellos responsables de la bronquiolitis, frente a los cuales el organismo despierta una respuesta inmune que lo termina dañando”. “Para tratar dicha reacción se utilizan corticoides, el antiinflamatorio por excelencia pero que tiene muchos efectos adversos. La membrana amniótica podría ser una alternativa en estos casos”, describió.