martes 30 de abril de 2024

Pobres Criaturas, la fábula feminista de Yorgos Lanthimos

En esta adaptación, Emma Stone se convierte en la protagonista de una historia que desafía las convenciones sociales y patriarcales. La película ofrece una enorme reflexión sobre la experiencia de las mujeres, reconfigurando el patriarcado y llevando un poderoso y atemporal mensaje.
Pobres Criaturas Yorgos Lanthimos
Emma Stone como Bella Baxter en Pobres Criaturas, de Yorgos Lanthimos. Crédito: Searchlight Pictures

La Favorita de Yorgos Lanthimos resultó ser un triunfo absoluto: una aventura completamente extravagante en el siglo XVIII que encantó al público, deslumbró a la crítica, obtuvo 10 nominaciones al Oscar y permitió que Olivia Colman se alzara con la estatuilla dorada a la mejor actriz. Cinco años después, el cineasta griego retoma la dirección para llevar a la pantalla grande una nueva historia, Pobres Criaturas, que en el circuito de premios de este año, ya se hizo con el León de Venecia y obtuvo dos Golden Globe.

En esta moderna adaptación del libro homónimo de Alasdair Gray, Lanthimos presenta a Emma Stone como una suerte de Frankenstein femenino que sigue el viaje de su peculiar criatura, Bella Baxter, todo bajo la pluma de Tony McNamara, uno de sus guionistas predilectos. El resultado es deslumbrante, provocador, feminista, liberador y respaldado por un elenco fantástico que incluye a Mark Ruffalo, Willem Dafoe, Ramy Youssef y Kathryn Hunter. ¿Cumple la película con las expectativas? Sin duda sí, pero también es salvaje, extraña y ambiciosa. Es un filme que desafía fronteras y subvierte nuestras suposiciones con tanta alegría y despreocupación como su curiosa heroína.

Desde sus primeras imágenes, Pobres Criaturas nos sumerge en un mundo abundante y desconcertante, del cual rápidamente comprendemos que será difícil, incluso imposible, explorar en su totalidad. Ya sea con los híbridos de animales grotescos y las creaciones mecánicas del Dr. Godwin «God» Baxter, o por la incursión progresiva en este universo, la película es creativa sin límites.

La impresionante riqueza visual de la película se atribuye en gran medida al extraordinario trabajo de los dos directores de arte, Shona Heath y James Price. Ambos dieron vida a este mundo, empleando enormes escenografías reales y diversas técnicas, como pintura, retroproyección, miniaturas y pantallas LED. Esta amalgama de enfoques logró situar de manera perfecta la historia en un intrigante «entre-dos», donde su narrativa se desenvuelve en el pasado, pero con una visión que proyecta el futuro.

De ahí la sensación constante para los espectadores de perderse en un imaginario completamente nuevo, jugando entre el surrealismo, la ciencia ficción y el anacronismo. El mundo explorado por Bella Baxter está lleno de una infinitud de detalles, cuyas múltiples capas imponen respeto e insuflan un sentimiento exaltante donde la simple ficción se convierte en el espejo de la realidad.

Pobres Criaturas Yorgos Lanthimos
Pobres Criaturas llega a los cines este jueves. Crédito: Searchlight Pictures

Pobres Criaturas es una amalgama de elementos de la filmografía del cineasta griego

De esta manera, la película se convierte en un auténtico campo de experimentación existencial tanto para los personajes como para les espectadores, explorando una multitud de aspectos de la vida con la espontaneidad que caracteriza nuestra cotidianidad, gracias al genio cinematográfico de Yorgos Lanthimos. La deslumbrante estética de la película, con la siempre excelente dirección de fotografía de Robbie Ryan, la inquietante partitura de Jerskin Fendrix y el preciso montaje de Yorgos Mavropsaridis, contribuyen de manera significativa a la locura que caracteriza a esta producción. La dirección de Lanthimos, sin duda, se vería mermada sin la colaboración de estos talentosos profesionales.

Sin embargo, es la capacidad de Lanthimos para pasar de la comedia negra al horror sangriento, del romance subversivo al suspenso angustiante, del cuento de hadas a la pesadilla violenta, en un solo cuadro, zoom o secuencia, lo que constituye gran parte de su encanto. Para hacer sentir mejor el mundo que filma, el griego sigue divirtiéndose al mezclar géneros, situaciones y ambientes.

La disposición a desconcertar al espectador, característica distintiva del cine de Lanthimos, vuelve a manifestarse en lo que parece amalgamar elementos de sus obras previas, sirviendo incluso como una suerte de culminación.

El confinamiento inicial de Bella en la residencia Baxter, con la intención de «protegerla del mundo exterior», evoca los fundamentos argumentales de Colmillos (2009). Las inspiraciones míticas, principalmente la presencia de Frankenstein, sugieren la influencia de las mitologías griegas presentes en El sacrificio del ciervo sagrado (2017). El cuestionamiento sobre el amor y la identidad frente a la sociedad rememora el tono distópico de Langosta, la gestión del duelo hace una extensa referencia al peculiar concepto de Alpes.

En conjunto, Pobres Criaturas se presenta como una fusión y apogeo de las exploraciones temáticas previas de Lanthimos.

Pobres Criaturas Yorgos Lanthimos
La película de Lanthimos plantea «¿Qué podría lograr una mujer si tuviera la oportunidad de comenzar de nuevo?». Crédito: Searchlight Pictures

Reconfigurando el Patriarcado: La Revolución de Bella Baxter

En este contexto, se asemeja principalmente a La Favorita. Por un lado, la película cuenta con el respaldo de un importante estudio, un presupuesto más cuantioso en comparación con sus predecesoras Además, cuenta con un elenco de ensueño de Hollywood, incluyendo el regreso de Emma Stone. Pero lo que es más importante, ambas comparten similitudes visuales, como una amplia paleta de colores, escenarios de época y el frecuente uso del ojo de pez. Narrativamente, ambas películas ofrecen una magnífica reflexión sobre la experiencia de las mujeres.

No resulta sorprendente que se posicione como una historia feminista, e incluso más que La Favorita. Después de todo, Tony McNamara está a cargo de guion, Emma Stone asume ahora el rol de productora, y Yorgos Lanthimos se empeña cada vez más en forjar personajes femeninos complejos en su filmografía. Aunque se podría argumentar fácilmente que la película es dirigida y escrita por hombres, y adaptada de una obra creada por un hombre para contar una historia «de mujer», sería injusto restar valor a sus elecciones comprometidas.

Al enfocarse principalmente en la perspectiva de Bella (a diferencia del libro, que alternaba entre varios personajes), la película revela gradualmente un mensaje poderoso y atemporal y plantea una pregunta central: «¿Qué podría lograr una mujer si tuviera la oportunidad de comenzar de nuevo?». Bella Baxter surge de una experiencia extravagante que trasciende la biología humana, con el cerebro del feto implantado en el cuerpo de la joven embarazada que lo llevaba cuando se suicidó.

Pobres Criaturas Yorgos Lanthimos
Willen Dafoe en Pobres Criaturas (2023). Crédito: Searchlight Pictures

Así, Bella, una suerte de muñeca humana que descubre el mundo que la rodea en un viaje reminiscente, casi atemporal, representa el viaje de una mujer reiniciada, y por ende completamente liberada de las convenciones sociales que rigen la sociedad y que afectan a las mujeres. Se trata de una historia de iniciación acelerada donde la heroína se desvincula de una forma de patriarcado (y misoginia) que las mujeres sufren a diario, emancipándose de manera natural y sin temor ni vergüenza. Liberada de cualquier sentimiento de culpabilidad, Bella no se inhibe en absoluto.

Así que libre, incluyendo su sexualidad, se convierte en dueña de sus deseos y se aparta de la mirada restrictiva de los hombres y de sus tóxicas limitaciones, tomando el control de su vida. Lo que inicialmente parecía ser un objeto monstruoso se transforma en el objeto de todos los deseos, ya sean intelectuales, emocionales o sentimentales, ofreciéndole la oportunidad de revelar la verdadera naturaleza de los verdaderos monstruos: los hombres con los que se relaciona. Desde la figura paternal hasta el amante hipócrita, desde el esposo violento hasta el compañero dulce, ella invierte las jerarquías, sin necesariamente rechazar todo, pero más bien para erradicar las malas hierbas del sistema de manera más efectiva.

A lo largo de 2 horas y 21 minutos de una narración a veces lenta, Bella forja sus propias reglas y goza de la libertad de descubrir su propia identidad, su propio papel y su propio impacto. Sin prejuicios, mantiene su mente abierta, se educa, explora la filosofía, la medicina y la política, especialmente el Socialismo. Se esfuerza por comprender el mundo con el objetivo de mejorarlo, abogando por la igualdad y sin olvidar nunca las atrocidades vividas, como la impactante revelación en Alejandría, para evitar reproducirlas o, mejor dicho, con la esperanza de ponerles fin: «El orden de las cosas persiste hasta que descubrimos otro«.


El Lado Conmovedor de Lanthimos: Amor por los Personajes en Pobres Criaturas

Bella se vuelve aún más conmovedora a medida que evoluciona, y esto se debe en gran parte a la destacada interpretación de Emma Stone, posiblemente la más compleja de su carrera. La actriz se destaca, en parte, debido a la trayectoria de su personaje, que abarca desde una muñeca con movimientos entrecortados hasta la elegante armonía de una mujer plenamente dueña de su destino. Este cambio ofrece numerosos gags visuales, sonoros y escénicos, destacando el ingenio del dúo Lanthimos-Stone, que despliega un abanico de humor corrosivo, absurdo e irreverente que provoca la risa del espectador.

Lo que hace aún más notable la aventura cómico-fantástica de Pobres Criaturas es que Lanthimos, en ocasiones, cambia su cinismo característico por un inesperado humanismo. A lo largo de su carrera, el director fue etiquetado regularmente como misántropo, a veces con justificación y muchas veces otras, no. Sin embargo, es innegable que nunca antes había mostrado tanto amor por sus personajes como en esta película, especialmente hacia su heroína.

A pesar de conservar una dirección extremadamente controlada, un tono sarcástico provocador y una extrañeza legendaria en su sexta película, Yorgos Lanthimos insufla una delicadeza, una belleza y un alma singularmente conmovedora. Esta obra representa una brillante renovación para el cineasta griego, ofreciendo una epopeya embriagadora, delirante e inspiradora para les espectadores.

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