miércoles 15 de mayo de 2024

Diego Armando Maradona, un amor por el fútbol que no conoce de imposibles

Hace cuatro décadas, el ex jugador argentino regresó a la actividad tras tres meses y medio de la peor lesión de su carrera, la cual derivó en su primera operación y posteriores secuelas durante el resto de su trayectoria deportiva.
Maradona
La llegada de Diego Maradona a Barcelona generó mucha expectativa, pero la vida privada repercutió mucho en su estadía y todo finalizó en malos términos. Crédito: Futbol Retro.

El ambiente deportivo conlleva muchas emociones derivadas de diversas situaciones, como lograr una consagración, cosechar una derrota o las temidas lesiones. En ese sentido, Diego Armando Maradona forma parte de las oscuras páginas del fútbol cuando, hace 40 años, con la camiseta del Barcelona retornó de una dura lesión que repercutió en todo el mundo.

Un 8 de enero de 1984, el fútbol español fue testigo de un de los milagros más esperados por todos los argentinos. “Pelusa” volvió a jugar tras ser protagonista de una de las más brutales acciones deportivas durante un encuentro entre el equipo blaugrana y el Athletic Club de Bilbao. El 24 de septiembre de 1983, el astro argentino recibió una dura infracción por parte de Andoni Goikoetxea, lo que derivó en que deba retirarse en camilla del campo de juego.

El encuentro finalizó 4-0 para el Barҫa, pero el resultado pasó a un segundo plano tras la patada que se ocasionó a los 59’. Las consecuencias de aquella rústica jornada implicaron una fractura del maléolo externo y del ligamento del tobillo izquierdo. De hecho, esa patada le dejó secuelas hasta el final de su carrera deportiva con ciertas molestias que impedían a veces que juegue a pleno.

A su vez, dicha lesión representó lo peor en su actividad deportiva y la primera vez que Maradona debió operarse. En tanto, el infractor solo recibió tarjeta amarilla y le hizo honor a su apodo, “El carnicero de Bilbao”. No obstante, para sorpresa de todos, Pelusa volvió a la actividad a solo 106 días de la infracción, cuando se especulaba que tardaría casi seis meses en jugar. Su anhelado regreso se dio en el triunfo ante Sevilla por 3-1, donde contribuyó con dos tantos.

Un partido para el recuerdo

Siempre se inculcó dentro del fútbol que en cada encuentro hay que dejarlo todo, pero en aquel partido de hace cuatro décadas los jugadores aplicaron la idea a rajatabla. De manera paradójica, en la mañana de aquella jornada Maradona visitó un hospital de Cataluña para acompañar a un chico que sufrió un accidente de tránsito. Lo curioso del caso es que el joven le dijo al jugador una frase al mejor estilo profético: “Diego, cuídate que ahora van por ti”, explicó Maradona años más tarde.

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Las últimas escenas que marcaron el tramo final de Maradona en Barcelona no fueron las mejores: una grave lesión que lo marginó de varios cotejos y una trifulca que determinó su salida definitiva. Crédito: Nota al Pie.

Durante la noche, y tras el cotejo contra los vascos, Maradona regresó a un nosocomio para tratar su propia salud. El duelo correspondió a la cuarta fecha del campeonato español, el cual desde la siguiente edición se llamaría “Liga”, y entregó una verdadera batalla campal. El conjunto de Bilbao de aquel entonces era conocido por jugar al filo del reglamento, y con un 0-3 abajo, el partido llegó a los parámetros del juego sucio, picante y muy discutido.

Con varios cruces fuertes, Goikoetxea tenía entre ceja y ceja al alemán Bernd Schuster, pero su víctima resultó ser el argentino. Con 40 metros hacia el arco rival y sin peligro, el español aplicó su vehemencia contra Maradona sin ninguna intención de jugar la pelota. “Tranquilo Goiko, te van a sacar amarilla al pedo”, le dijo Pelusa minutos antes. De esa forma, Maradona terminó en una sala de operaciones por primera vez.

“No lo vi, si no lo habría esquivado. De inmediato oí el ruido, fue como el de una madera rota”, rememoró Maradona tiempo después. Asimismo, contó que a un compañero que se le acercó le dijo entre lágrimas: “Me rompí todo, me rompí todo”. 

Más allá de la amonestación inicial, el jugador vasco fue suspendido de oficio con 18 fechas a la siguiente semana, pero una apelación le redujo la sanción a 7 compromisos.


El verdadero costo de la recuperación

A pesar de que el foco estaba en su pronta recuperación, las cosas no venían bien en el Barcelona para Maradona. Diversos cortocircuitos con los dirigentes apuntaban a una desvinculación en el futuro cercano. La lesión marginó al “Diez” de las siguientes 14 fechas del torneo, para regresar en la segunda vuelta. Aunque su retorno fue de la mejor manera, el argentino no pudo lograr el campeonato, que quedó en manos del Athletic Bilbao. 

El título de 1984 fue muy ajustado, debido a que los Leones se impusieron por un gol al Real Madrid y un punto al Barcelona. Asimismo, el fútbol vasco estaba en la cima de su historia, con el título de la temporada pasada para la misma institución y los de 1980-1981 y 1981-1982 para la Real Sociedad. Con el paso del tiempo, Maradona perdonaría a Goikoetxea pero no al técnico del equipo, Javier Clemente, tras haber minimizado la patada.

La operación trajo muchas dudas, ya que generó preocupación la futura movilidad del tobillo. Con tres horas bajo el bisturí, se colocaron dos clavos que soldarían el hueso roto, para luego ser removidos a las pocas semanas con otra operación. Con esa planificación, la situación de Maradona tuvo varios contratiempos; e incluso, se especuló que podría haber sido el final de su carrera, debido a que no poseía movilidad lateral. 

Tras la intervención del doctor Rubén Oliva y el preparador físico personal de Maradona, Fernando Signorini, Pelusa no volvió a ser operado y conservó los clavos. 

Con un prometedor futuro por delante, ambos profesionales lo motivaron a no rendirse: y así fue. Oliva le sacó el yeso a los siete días, ante la preocupación de sus colegas del Barcelona, para evitar el riesgo de que Maradona pierda la movilidad de la zona.

Con varios altibajos de por medio, la recuperación tardó solo tres meses y medio antes de regresar a una cancha. Como parte de su deseo de pegar la vuelta, Maradona estuvo con kinesiología durante seis meses, una hora después de cada entrenamiento. 

Las consecuencias de la lesión fueron permanentes ya que los clavos le molestarían durante el resto de su carrera y, por ciertas hinchazones, jugaría con los botines desatados.

El principio del fin

El primer semestre de 1984 será recordado por ser el último tramo de Maradona con la camiseta del Barcelona, donde cerró la temporada con 11 goles. Con poca injerencia goleadora tras la lesión, pudo ayudar a que el equipo llegue a la final de la Copa del Rey por segundo año consecutivo. De hecho, en el partido de semifinales, Pelusa recibió tarjeta roja, pero la Federación Española decidió retirarle la sanción y pudo estar presente en el partido decisivo.

En mayo de ese año, con el Santiago Bernabéu como escenario, Barcelona se enfrentó al Athletic, quien ya se había consagrado en la liga. El cruce significó el reencuentro del argentino con Goikoetxea y estuvo lleno de tensión en la previa y durante el mismo. El conjunto vasco se impuso por la mínima pero lo que sucedió tras el pitazo final quedó en la historia. Una vez finalizado el encuentro, Maradona desató una bataola tras agredir a Miguel Ángel Sola.

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Diego Maradona solo obtuvo títulos domésticos con Barcelona, pero con el Napoli encontró su lugar en el fútbol europeo y lo demostró a todo pulmón. Crédito: Nota al Pie.

Ante los ojos del mundo entero, los jugadores de ambas parcialidades se enredaron en una gresca de patadas y puños. La Federación Española sancionó a varios jugadores y Maradona fue uno de ellos, con 3 meses sin jugar en competencias locales. Esa dura sanción, más diversas diferencias con los directivos del club, abrieron la puerta a su salida del fútbol ibérico. El presidente del Barcelona, José Luis Núñez, decidió aceptar una oferta del Napoli

El mandatario blaugrana cuestionó la vida privada del Diez, quien sintió que no fue bien defendido frente a la dura sanción que recibió. Cansado del ambiente español, Maradona se fue para Italia, su verdadera casa en Europa, donde logró dejar su huella. 

Años más tarde, el argentino reconoció que su paso al fútbol italiano estuvo motivado por cuestiones económicas. Además, con el tiempo se reveló que el contacto de Maradona con las drogas se inició en Barcelona.

En el Barҫa jugó 58 partidos, anotó 38 tantos y obtuvo una Copa del Rey, una Copa de la Liga Española y una Supercopa de España. Con un partido amistoso como oferta inicial por parte del Napoli, la tensa relación del argentino con la dirigencia blaugrana derivó en el traspaso. El 5 de julio de 1984 fue presentado en el club, donde hizo historia a nivel local e internacional con 5 títulos con la institución.

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