El proyecto de “Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” (conocido como Ley Ómnibus), del gobierno de Javier Milei, enviado al Congreso el pasado miércoles, propone una reforma integral del Estado que abarca también a la cultura.
De esta manera, entre las modificaciones planteadas, el artículo 60 plantea la derogación de la Ley N.º 25.542 de 2001, conocida como Ley de Defensa de la Actividad Librera, que garantiza el precio único de venta al público de los libros.
La ley establece el precio unificado de libros y, por lo tanto, de historietas, en todos los lugares de venta, sin importar su ubicación geográfica dentro del país o su venta en línea, ya sea en grandes cadenas de librerías o comiquerías independientes.
En definitiva, lo que garantiza dicha normativa es colocar a la cultura como un pilar fundamental en todo el territorio y asegurarse de que los libros no sean considerados objetos de lujo, sino como piezas de arte diversas y accesibles para todes.
Nota al Pie dialogó con editores independientes para conocer la importancia de la ley que protege el precio y explorar las posibles consecuencias si se llegara a derogar, así como su impacto en la industria de la historieta nacional, las comiquerías y las editoriales independientes.
Precio uniforme de venta al público
“Esta ley vino como respuesta a una situación que ocurría en los años 90. Los libros se vendían a bajo costo en supermercados, lo que suponía una competencia desleal para las pequeñas librerías independientes”, señaló Marcos Vergara, uno de los editores de Loco Rabia.
Según comentó, cuando las cadenas de supermercados compraban a las cadenas de librerías, obtenían descuentos que se trasladaban al público que adquiría los libros más baratos, y eso perjudicaba a las librerías pequeñas.
Santiago Kahn, de la editorial Maten al Mensajero, dijo que existen leyes similares a la 25.542 en varios países, como la de Francia de 1981, que inspiró a la normativa de 2001. “La ley hace que el libro no te pueda costar más plata o menos plata en La Quiaca o en Ushuaia, tiene que ver con la lógica de que las grandes cadenas no se coman a las librerías de barrio”, expresó el editor.
En relación a este tema, Vergara señaló que en Inglaterra se derogó una ley similar, “lo que llevó a la muerte total de las pequeñas librerías”. De aprobarse la Ley Ómnibus, se permitiría la entrada de multinacionales que utilizan estrategias como el dumping, a la que el editor describió como la venta a un precio casi de costo para terminar con la competencia, y luego liderar el mercado y subir el precio; como podría pasar con Amazon o Mercado Libre.
La ley garantiza la libertad de elección para les lectores, ya que la calidad de recomendación y atención es importante. Las librerías y comiquerías pequeñas y de barrio, que ofrecen catálogos de editoriales independientes y tienen limitado respaldo económico, pueden competir en el mercado mediante su difusión y forma de venta, al tiempo que mantienen precios igualados a las grandes cadenas.
Ley Ómnibus y editoriales independientes
“Para las editoriales pequeñas, obviamente todo afecta muchas veces un poco más fuerte, ya que las grandes editoriales, multinacionales o grupos con varios sellos tienen una mayor capacidad de negociación”, indicó el editor de Maten al Mensajero.
De acuerdo con Santiago Sánchez Kutika, editor de Hotel de las Ideas, una editorial con tiendas propias en Palermo y Flores, “esto es algo que se va dando con el tiempo. Las editoriales que producen mayor cantidad son las que venden más y tienen más rotación en las grandes librerías, que producen una cantidad increíble de libros”.
Según Kutika, las editoriales como Planeta y Random House, “ponen los precios a su antojo” y tienen arreglos que desconoce. Lo que Kutika sabe es que si se aprueba la ley, “las librerías pequeñas dejarán de existir o estarán en grave peligro, lo cual perjudicará a las pequeñas editoriales”.
En esa lógica, Kutika sostiene que, a excepción de algunas editoriales más grandes, la distribución de historietas “es muy mala”. “Probablemente los libros sean mucho más caros de hacer y las editoriales más chicas produzcan menos libros. Por lo tanto, eso se va a seguir profundizando y la verdad es muy negativo”, señaló.
En la misma línea, Martín Mazzeo, de la editorial Libera la Bestia, también expresó: “Esto va a afectar a las editoriales más pequeñas, a las que editan libros que no son para el gran público, y que, por ende, a las grandes cadenas no les interesan. Si a las librerías grandes no les importa ofrecerlos y las librerías chicas desaparecen, no habrá mercado para ese sector”.
Las historietas y la bibliodiversidad
La norma que Milei busca eliminar regula las posibles desigualdades que surgen cuando el mercado queda sujeto únicamente a las fuerzas de oferta y demanda. En otras palabras, la ley garantiza que las librerías medianas y pequeñas dispongan de catálogos con una amplia selección de títulos, incluyendo los “best sellers” más populares, así como otros libros que podrían pasar años en sus estantes pero que sus clientes pueden llegar a comprar.
Cuando conversamos con los editores, una de las principales inquietudes que manifestaron fue la potencial carencia de diversidad bibliográfica. Con la Ley Ómnibus, las grandes editoriales ofrecerían las obras más populares a precios bajos a las librerías, algo que las pequeñas editoriales con su acotadas tiradas de cada título no podrían realizar. Como resultado, desaparecería la diversidad de títulos, y por tanto, las librerías más pequeñas pero especializadas con catálogos más amplios.
Kutika, añade complejidad al posible escenario y, aunque reconoce las fallas del sistema actual, cuestiona qué contenido se encontraría en las tiendas de cómics y cuál sería el criterio. El editor planteó: “¿Qué tipo de libros se venderán? ¿Solo bestsellers? ¿Solo aquellos que generen beneficios económicos rápidos? ¿Es eso lo que deseamos para nuestra cultura, consumir siempre lo mismo?”
Para el editor de Loco Rabia, de llegar a derogarse la ley de libros, “en las librerías lo único que vas a conseguir son novelas extranjeras mediáticas”, contra la cual dice no tener ningún problema en particular, “pero van a terminar comiéndose el mercado” para desaparecer la historieta nacional.
Por último, Vergara señaló que “los editores independientes hacemos un gran esfuerzo por publicar, sobre todo historietas. Aunque incurrimos en pérdidas económicas, lo hacemos porque amamos el arte que profesamos y nos esforzamos económicamente para dar a conocer material que nos gusta”.